GRANDES TEMAS - GRANDES HISTORIAS

E c u a d o r - S u d a m é r i c a

lunes, 29 de octubre de 2012

SILVIO RODRIGUEZ, INDAGADOR DE VERDADES TRANSITORIAS


Por Leonardo Parrini

Lo conocimos en Chile en 1972 cuando Silvio Rodríguez visitó por primera vez el país del sur invitado por las Juventudes Comunistas, organización que integró la Unidad Popular que llevó a la presidencia a Salvador Allende. Un sonriente Victor Jara lo recibió en el aeropuerto de Pudahuel de la capital chilena y le abrió las puertas a lo que sería una amistad de más de cuatro décadas con los chilenos. En aquella ocasión, Silvio asistió al Pedagógico de la Universidad de Chile a un acto político artístico, donde tuvimos la oportunidad de presentarlo a un auditorio de novatos que ingresaban a las aulas universitarias. Silvio, entonces, era un muchacho de veintiséis años, lúcido y apasionado, que contaba la historia de cada canción antes de interpretarla en público. Esa mañana cantó uno de los temas que hoy constituyen un clásico: La era está pariendo un corazón.

Hoy, a cuatro décadas de ese episodio, Silvio Rodríguez recuerda en reciente entrevista para el semanario chileno El Siglo que “La era está pariendo un corazón la compuse cuando tenía 20 años y era como un canto de América Latina por sus próceres. El Che estaba en la cúspide de las luchas con un ejemplo que estremecía al continente. Esa canción fue mi asombro, mi entusiasmo, incluso mi deseo de continuar ese camino. Después se demostró que el fusil guerrillero enfrentado al fusil oligárquico no era la única manera de reclamar patrias más justas”.

El Silvio de aquellos años no difiere del maduro cantautor de hoy, en cuanto al concepto que tiene de su condición de artista templado en la creación como un obrero del arte que sabe, a ciencia cierta, con qué materiales construir el andamiaje de su obra. “Siempre tuve cuidado con el arte programado –confiesa Silvio-, porque lo que llaman el papel del artista puede resultar pretencioso. Es dificil que el arte se pueda sujetar a lo que dictan los papeles. Lo que llamamos arte tiene que ver con todo, porque lo mismo lo inspira un calabozo que una noche de bodas. Posiblemente la ficción sea el más poderoso ingrediente de las artes. Pero ficción en términos artísticos no quiere decir mentira, sino espíritu, hondura, acaso misterio. He visto que cuando se fuerzan los contenidos las resultantes parecen esquemáticas, poco convincentes. Desde mis inicios me alce contra el panfleto”, manifiesta al cantautor cubano.

Los valientes creyeron en  mí

Formado en las aulas de la Revolución cubana, Silvio, desde niño participó en las jornadas de trabajo voluntario y formación política que buscaban fraguar en él al revolucionario. Y lo hizo con la devoción de los niños y jóvenes cubanos por el amor a su país y con el compromiso de dar la vida por el proceso de cambios iniciado por Fidel. No obstante, Silvio encontró nuevos derroteros en ese camino.

-Desde niño no milito en organizaciones políticas y aunque tuve una adolescencia muy comprometida, en mis primeros años de trovador hubo prejuicios con lo que yo cantaba y con  mi persona. Entones un día golpeó mi puerta en la Habana, Isabel Parra y me dijo: “vengo a ver si eres tan malo como te pintan”. Por suerte que los que creyeron en mi eran valientes, concluye Silvio.

En la actualidad, con una humildad que sorprende, Silvio confirma ser un indagador de verdades transitorias, pero esenciales. ¿Dónde está la justicia, en qué creer?, se pregunta Silvio. Y responde con una declaración de principios que habla de su madurez existencial y artística: Los países que se supone deben ser ejemplo de equidad roban y asesinan. Los banqueros hunden al mundo jugando con numeritos falsos. El reino de los cielos parece prescindir de la transparencia y humildad. Las doctrinas no pueden ser recetas impasibles. Las nuevas conciencias lo ven todo y se radicalizan: unos escogen la individualidad hedonista, otros el sueño de mejorar el mundo. Declaración urgente, como sus versos juveniles, tan vigentes ayer como hoy: La era está pariendo un corazón, no puede más se muere de dolor y hay que acudir corriendo, pues se cae el porvenir. 

domingo, 28 de octubre de 2012

ASÍ ES LA VIDA




















Por Leonardo Parrini

Era mi ídolo y lo sigue siendo. Cada pedaleada que doy trepando en ascenso o en la explanada pienso cómo lo haría él, montado en el caballito de acero. Es que los ídolos son, nada más y nada menos, esa otra parte que no somos y queremos ser. Son aquella fuerza que se necesita para no doblegarse y nos impulsa a ser mejores. A ser buenos, en el sentido de superación después de haber luchado – si no vencido – con espadas limpias y sentirse ganador incluso en la derrota que deja un sabor moral de victoria. Y los ciclistas lo sabemos, porque este deporte de hombres nobles que en plena competencia ayudan a su contrincante ante una caída en la ruta, nos enseña una fortaleza espiritual, acaso más notable que la potencia física, en los músculos del alma.

Cuando leí la noticia que el ciclista Lance Amstrong, vencedor siete veces consecutivas del Tour de France, había sido descubierto en una larga carrera de fraudes deportivos que lo hicieron obtener un tremendo palmares de medallas de oro, aupado por estimulantes y sustancias esteroides, sentí una doble sensación de impotencia y estupor.

Se había caído el ídolo del pedestal de mi admiración por un competidor fraguado en el consumo de estupefacientes que lo convirtieron en el súper hombre que cruzó la meta de la inmortalidad,  como el mejor ciclista de todos los tiempos, luego de vencer al cáncer. Y no se trata de moralismo estériles, sino de un sentimiento de derrota que rasga los pliegues del alma más al fondo de lo que uno cree. Ese sentimiento de decepción te hace descubrir - de improviso-  que el mundo funciona exactamente al revés de lo que uno imagina en la idealización de las cosas posibles o en la exaltación de las cosas buenas.

Acto seguido fui a mirar la foto que guardo de Amstrong cruzando la meta, luego del sprint final. Lo observe un instante con los brazos alzados, con esa estampa de gladiador invencible y me dije: ¡qué carajo, si la vida es así! Al menos así nos la pintan aquellos que manejan los hilos de esta fábula de lo absurdo. Así es el mundo contrahecho que termina por hacernos trizas el último sueño de niño, la postrera ilusión en un mundo ideal y seguro, y me dije, qué carajo, la vida siempre ha sido así.

Así, cuando una suerte de malhadada comedia de las equivocaciones nos hace aceptar lo que no debe ser como posible, y considerar paisaje natural aquello que no lo es. La vida es así, me dije, cuando se encarga de mostrarnos el revés de las cosas sin porvenir, con el rostro más decepcionante de la mentira, con la lógica del absurdo convertida en casualidad de lo admisible.

La vida es así cuando el negro pasa por blanco y la opacidad por luz. Cuando ya no es de creer en quien creíste y el credo es una patética oración en los labios. Cuando los puntos cardinales de la vida extravían y consideramos natural que la izquierda sea derecha y la revolución, involución. Así es la vida de pantomima cuando un indio traiciona su estirpe ancestral y posa con un banquero populista sobre una tarima electoral. Así de absurda es la vida cuando los referentes no son más que espejismos y vivimos el simulacro como real.

Qué carajo, así es la vida. Amstrong aun me tenía reservada una lección adicional. Un motivo para seguirlo admirando, ahora con los pies puestos en la tierra. Aun cuando el caballito de acero luce inmóvil, con esa patética quietud que tienen las cosas móviles cuando quedan quietas, como dice Cortázar. El ciclista Lance Amstrong, que cruzó la meta de mis sueños con los brazos alzados, aun en sus victorias, aun en su derrota, me hace comprender que la vida puede ser así. Un renacer de ave fénix, subidos al podio y laureados con una mirada más realista de la existencia. Un fugaz momento que nos impulsa a soñar en la posible imposibilidad que la vida no siga siendo así. 

viernes, 26 de octubre de 2012

PROHIBIDO OLVIDAR


Foto Metroecuador
Por Leonardo Parrini

Como en las viejas formas de hacer política, dos candidatos a los comicios presidenciales del Ecuador 2013, - un ex banquero y un ex coronel - han abierto las puertas de sus secretarías políticas como un baratillo de ofertas y proponen cifras al alza en el valor del Bono Solidario que brinda el Estado a los pobres. Esto sería tentador para los indecisos votantes si alguno de los dos oferentes dijera, claramente, cómo piensa incrementar dicho valor. Pero en política lo no dicho suele ser más importante que lo que se dice, entonces nada nos dicen al respecto.

El Gobierno, terciador en las elecciones con el presidente Rafael Correa como candidato oficial, se anticipó a decir que los incrementos de los 50 o más dólares del bono solidario contra la pobreza, deben ser financiados por el lucro de la riqueza. Acto seguido, señaló que las utilidades de la banca es la fuente de riqueza desde donde se obtendrán los recursos para financiar la bonificación popular ofrecida en campaña.

Voces discordantes salen a la palestra diciendo que la sugerencia gubernamental de financiar el bono, -creado por Mahuad en tiempos de la cólera popular contra el feriado bancario que congeló las cuentas a miles de familia en país-, es hoy una forma de “debilitar la solvencia del sistema bancario”. Prohibido olvidar que la medida bancaria que dispuso de los depósitos de los ahorrantes fue creada por el derrocado ex presidente Mahuad inspirado, precisamente, en uno de los banqueros de entonces, hoy candidato aspirante al poder que participa en el baratillo de ofertas.

El gobierno de Correa ha señalado que se trata de financiar el incremento del bono de desarrollo humano,  llamado con toda razón solidario, poniendo en marcha “la mayor transferencia y redistribución de recursos en la historia de este país” en un gesto que luce, eso sí, como una forma de solidaridad social. La banca hoy rompe vestiduras y defiende sus intereses con voces que reúnen en un coro junto al candidato banquero a su asociado, el alcalde de Guayaquil conspicuo representante "de la oligarquía costeña", y a sectores de una prensa agenciosa que editorializa contra la medida oficial, predispuesta a defender los intereses bancarios en su agenda temática.

La campaña electoral con ofertas de baratillo de elevar el valor del bono - por encima de los 50 dólares ofrecidos por el gobierno -, emprendida por el candidato ex banquero y candidato ex coronel, es a todas luces un error estratégico de sus asesores: ¿cómo pretenden competir, electoralmente, contra un gobierno que tiene la credibilidad y los recursos para ofrecer y cumplir la oferta sin arriesgar imagen?

La estrategia del gobierno de prometer el alza del bono y al mismo tiempo sugerir que sea financiada por la banca, tiene un doble efecto ganador: por una parte solventa una promesa electoral con plata ajena; y por otra, exacerba los ánimos del candidato banquero que se pone al descubierto al salir como como defensor de una banca que aún es recordada como la perjudicadora de los intereses populares, cuando congeló las cuentas y dejó a miles de ecuatorianos de brazos cruzados. Prohibido olvidar.

jueves, 25 de octubre de 2012

NACHO GÓMEZ: ROCK BLUES DE RESONANCIAS PURAS

























Por Leonardo Parrini

Cuando Nacho Gómez vino al Ecuador en 1983 era un joven luminoso y puro que proponía alegría a cada instante, aunque detrás de su sonrisa oferente se escondía el talento de un magnífico exponente del rock chileno de esos años. Hijos del exilio nos hicimos hermanos, a poco andar, y compartimos la nostalgia sureña con una consigna equinoccial y solidaria del país que nos cobijó a los dos. En esos días el cantar de Nacho Gómez tenía el sonido íntimo y singular de las cosas buenas, como el pan que creció para ser entregado y multiplicarse, para luego hacerse plural como el vino compartido en mesa generosa.

Voy a entrar en tu vida, voy a entrar en tu cielo, prometía una de las primeras canciones de Nacho. Promesa cumplida al cabo de los años que lo vieron entrar en la vida y en el corazón del Ecuador que hizo suya su música sin reparos. En sus primeras apariciones en peñas y festivales lo recuerdo poseedor de una alegría de día soleado, brillante y energético transmitía una música enraizada en lo mejor del rock ochentero que fluía sin obstáculos, porque nació de su necesidad vital de hacer música, como confiesa Nacho.

Pero su música de corte ochentero devino en rock blues de compases aletargados, con virtuosismo en la ejecución de guitarras de acompañamiento y punteos electroacústicos de sonidos distorcionados que vienen de la mano del slowhand de un Eric Clapton, que fijó influjos en Nacho, como referente ineludible. Ejecutando rock con exquisitas reminiscencias del blue y -no muy lejanas- del soul, Nacho insinúa que sus canciones son cuadros que narran historias; pero, -sugerimos- cuadros impresionistas en el intento de plasmar la luz y el instante, con difusa y sutil identidad de lo consignado en el contenido.

Y devino la consolidación existencial y musical de Nacho Gómez. Propuesta musical decantada y esencial, se queda con lo que sirve para renovar una entusiasta manera de mirar la vida; ya no con grandes utopías, sino con sueños cotidianos que nos hacen ser más buenos, como el amor y la consideración de verdades simples y luminosas como diamantes en pulimento. Tendencia que se vino afiatando con el tiempo, luego de sus inicios en Chile en la Banda del gnomo y su posterior andadura como solista y compositor de soundtracks para cine. Trayectoria cuyo palmarés incluye doce premios internacionales como los del Festival de Internacional de México, New York Festival y Cóndor de Oro Ecuador, entre otros.

No me importa ser una gota en el mar, mientras moje, dice sin pretensiones una de las actuales melodías de Nacho, fruto de una convicción certera enunciada sin tapujos: Quiero ser un espejo con cierto humor y romanticismo, no quiero ser de esos que se pasan de listos con las letras o las composiciones muy intrincadas, ha dicho Gómez.

Otra canción sugiere déjame dar sin pedir, no quiero ese orgullo de tener que recibir, plegaria humilde y depurada en la madurez de la vida y del arte que toma conciencia de su poder colectivo. Nacho confiesa frente a sus canciones que no sabe qué viene primero, si la letra o la música, no tengo idea, vienen juntas; es una idea de lo que quiero decir con una idea de lo que quisiera oír.

¿Cómo niego el fuego y el dolor? pido perdón por irme endureciendo, nos dice la letra de una de sus canciones, como confesión autobiográfica y poética de Nacho Gómez que hoy sugiere, como el buen vino, una música de resonancias puras que tiene la consistencia de taninos decantados en la noble madera de su alma de trovador vital y necesario.

sábado, 20 de octubre de 2012

LA NUEVA ERA DEL PETROLEO ECUATORIANO


Fotografia Leonardo Parrini
Por Leonardo Parrini

Ecuador ingresa a una nueva era de explotación hidrocarburífera con el anuncio hecho esta semana por el presidente Rafael Correa que señala a la región selvática del suroriente ecuatoriano como el nuevo destino petrolero del país. El territorio está habitado por nacionalidades, comunidades y pueblos indígenas que deben alcanzar el desarrollo gracias a sus recursos no renovables, ya que “necesitamos petróleo, minería, cobre para salir de la pobreza y eso es una buena noticia”, manifestó el mandatario.

El anuncio de Correa se convierte en una premonición factible con la realización de la XI ronda de  licitación que deberá contratar los servicios de empresas interesadas en explorar y explotar 21 bloques hidrocarburíferos en la región suroriente. El proyecto cuenta con la firme resolución estatal de romper barreras culturales e integrar a las comunidades indígenas de las zonas de influencia, donde algunos confunden “folklore ancestral con pobreza”, dijo el mandatario ecuatoriano en alusión a dirigentes indígenas y fundaciones internacionales ecologistas que se oponen a la extracción petrolera en la Amazonía ecuatorial.

¿Qué trae de nuevo el petróleo para Ecuador?

La nueva etapa petrolera deja atrás una historia que se remonta a 1921, cuando la Leonard Exploration Co. de Nueva York  que había obtenido del gobierno un área de 25 mil kilómetros cuadrados, extrajo el primer barril de petróleo de la Amazonía ecuatoriana. Años más tarde la Shell explotó petróleo en el suroriente hasta 1948, año en que decide abandonar el país aduciendo inexistencia de crudo. Posteriormente, en la década de los sesenta, Ecuador ingresa al boom petrolero, en una segunda etapa hidrocarburífera que arranca en marzo de 1967, con la extracción de 2.610 barriles de crudo obtenidos por la Texaco del pozo Lago Agrio 1, en la frontera nororiental del Ecuador.

El llamado boom petrolero significó para el Ecuador, según el técnico de hidrocarburos Ricardo Obando, la implementación por parte del Estado de “políticas entreguistas y serviles que no democratizaban los beneficios del recurso natural no renovable”. La existencia de contratos leoninos firmados por el Estado con  empresas petroleras internacionales que obtenían el 80% de la participación en el negocio, confirma que “el último beneficiado era el pueblo ecuatoriano”, concluye Obando. 

Atrás queda una historia que no estuvo exenta de la tragedia ambiental con la intervención irresponsable de compañías extranjeras que desolaron la Amazonia nororiental de contaminación y muerte. Emblemático es el juicio contra Chevron Texaco, fruto de la lucha y de la reivindicación de las "comunidades que fueron afectadas por los malos niveles de gestión socio ambiental  y operativa de una empresa que no cumplió con los estándares" que demanda la industria petrolera.
Indomables contra la miseria

Con la reforma a la  ley de hidrocarburos emprendida por el gobierno del economista Correa  la situación dio un vuelco sustancial, a través de la nacionalización y democratización de los beneficios obtenidos del petróleo. Al migrar los contratos a prestación de servicios ahora las empresas internacionales que operan hidrocarburos en Ecuador obtienen ganancias “por cada barril de crudo producido”, cuyo precio es fijado previamente. Las transnacionales “ahora trabajan para el Estado ecuatoriano”, que recupera el rol protagónico de control y administración del petróleo y obtiene la totalidad de la utilidad, en tanto exista sobreprecio del barril tasado a nivel internacional.

La premonición presidencial que anuncia la nueva era petrolera ecuatoriana se enmarca en un “proyecto muy ambicioso y responsable de Estado”, con la puesta en marcha de una política de justicia social y redistribución equitativa de la renta del petróleo que deberá romper el paradigma de marginalidad y postergación del Ecuador amazónico, cuyo paisaje de verde interminable no tiene que ser sinónimo de miseria endémica o triste locación para románticas filmografías ecologistas.

El nuevo modelo de desarrollo hidrocarburífero del Ecuador deberá fomentar y potenciar el patrimonio de los recursos no renovables nacionales, con vigencia de un estatus diferente, según lo establece el plan gubernamental del buen vivir. Prerrogativa contemplada en la Constitución con claros mecanismos de reivindicación de derechos de la ciudadanía y de la propia naturaleza. El destino está trazado: Ecuador deberá echar mano de la riqueza que proviene de la extracción de petróleo que va a financiar educación, salud, comunicaciones, tecnología y aprovechamiento adecuado de los recursos naturales y un manejo turístico sustentable en la Amazonía, territorio que se muestra indomable contra su histórica marginalidad y abandono.












jueves, 18 de octubre de 2012

EL ARTE DE LO POSIBLE


Fotografía La Prensa
Por Leonardo Parrini

Un político realista debe hacer que las cosas sucedan, en el conjunto de estrategias y tácticas de la política como arte de lo posible. Esta verdad está pendiente en Oslo, capital de Noruega donde se reúnen en la mesa de negociaciones las FARC y el gobierno colombiano.

¿Qué se espera de este encuentro diplomático, sin armas sobre la mesa y sin órdenes de captura para los negociadores guerrilleros?

En principio es de esperar que las negociaciones lleguen a su fin y no se vean interrumpidas por la intransigencia de las partes: un gobierno colombiano que ha exhibido éxitos militares sobre la guerrilla y que mantuvo “una puerta abierta a las conversaciones de negociación bajo condiciones”, frente a un grupo insurgente que ha visto caer a sus principales líderes y reducidos a la mitad sus integrantes en los últimos años.

En un marco diferente a las negociaciones anteriores, cuando la guerrilla no asistió a la mesa de negociaciones con mandatarios como Pastrana o Uribe, el nuevo diálogo emprendido por el presidente Santos busca la paz sin condiciones. ¿Qué debe significar la paz en Colombia? Ya no una zona de exclusión geográfica guerrillera. Si la entrega de las armas, no la extradición de los guerrilleros, si liberación de los insurgentes presos y de los secuestrados por la guerrilla, si la incorporación de los insurgentes a la vida política colombiana, no la represalia de la sociedad civil a los ex guerrilleros.

Todo eso y más. Sobre todo, garantías de que el narco tráfico deje de ser una fuente de financiación guerrillera y la guerrilla un escudo protector de dicho negocio. También garantías de que el Estado colombiano creará las condiciones de desarrollo social y económico para que la miseria no sea el motivo para tumbar un sistema injusto con la fuerza de las armas.

En las conversaciones de paz que continuarán en La Habana, luego del primer encuentro en Oslo, la guerrilla no tiene nada que perder y mucho por ganar en el terreno político. La historia pudo haberles señalado el camino a seguir: 40 años de insurgencia han confirmado que la tesis de la lucha armada, al menos en América Latina, no pudo ser viable como vía para la toma del poder popular. Desde la caída de sus líderes Raúl Reyes y Alfonso Cano, entre otros, la guerrilla ha venido actuando a la defensiva, sin un sistema tecnológico eficiente que garantice la seguridad de las operaciones militares y políticas. Sin duda, estos factores motivaron que hoy los guerrilleros colombianos se sienten a negociar la paz con el Estado.

Los integrantes del grupo negociador guerrillero encabezado por "Iván Márquez", e integrado por nueve militantes, entre ellos Rodrigo Granda o "Ricardo Téllez"; Jesús Emilio Carvajalino o "Andrés París" y Luis Alberto Albán o "Marcos León Calarcá, pueden pasar a la historia como gestores de una paz que a todos hace bien, cuando se la consigue con dignidad y se la defiende con  principios. Un acto político posible y necesario.

lunes, 15 de octubre de 2012

CENSURA DE PRENSA EN ECUADOR


Por Leonardo Parrini

La 68 Asamblea General de la SIP, Sociedad Interamericana de Prensa, gremio que agrupa a las empresas mediáticas latinoamericanas, reunida esta semana en Sao Paulo, Brasil, emitió un categórico pronunciamiento acerca de la situación del ejercicio periodístico en Ecuador. La SIP manifestó que “la auto censura está ganando terreno, ya que varios responsables de medios de comunicación han decidido cerrar programas que puedan incomodar al Gobierno”, puesto que “no existe plena libertad de expresión y de información. Todas las funciones del Estado están tomando decisiones que la deterioran”. La evidente intencionalidad política de dicha afirmación, al margen de la autoridad que le atañe o no a un organismo privado para juzgar el ejercicio de política pública comunicacional de un gobierno del continente, remite necesariamente a la polivalente palabra censura.

Estudios sobre el origen de la palabra censura establecen que ésta se relaciona con la “reprobación o descalificación moral” ejercida como instrumento de control que ha funcionado históricamente en todas las sociedades “para sancionar la transgresión del orden establecido”. Surgida como medio de control del poder político, la censura emerge en “las sociedades con relaciones de parentesco en que el predominio de las relaciones igualitarias dan paso bruscamente a las relaciones de tipo jerárquico”. Sociedades jerárquicas que se rigen por el principio de la segmentaridad del valor, es decir, que si  a la totalidad del poder le corresponden la totalidad del valor jerárquico  el resto de la comunidad va perdiendo ese valor a media que desciende en la escala social. Esto significa que quien ejerce el poder se convierte en referente de la verdad y de los valores socialmente impuestos y/o aceptados. 

De este modo la jerarquía, o autoridad superior, abarca todos los poderes y asume todas las funciones frente al colectivo social como autoridad política institucionalizada. Así la jerarquía, erigida en ideología dominante está obligada a legitimar su poder, para lo cual ejerce la potestad de “afirmar con autoridad la verdad; decir lo que es conforme a la naturaleza de las cosas y enunciar la norma de conducta” que se convierte en ley.

Esta capacidad de la autoridad de calificar -o cualificante- tiene origen en la India en la función de los poetas panegirista encargados de elogiar, calificar o censurar a los aspirantes al poder. La censura como tal, es adoptada luego por los romanos en el Censo, que consistía en la “elaboración  de listas de ciudadanos con sus respectivos honores et onera (honor y responsabilidad política y militar) para su distribución en clases fundadas en la dignitas o en la fortuna, dos cualidades necesarias para la promoción o degradación social. La función del censo era censurar, acción que proviene del sánscrito çamsa, y del latino census o situar. En este sentido, censurar significa poner en su lugar a un hombre, acto u opinión, dándole su lugar jerárquico, por elogio o reprobación.

La prensa en su lugar

Cierto es que la prensa ecuatoriana ha sido puesta en su lugar por decisiones jerárquicas al censurar opiniones ofensivas o difamatorias contra representantes del poder, publicación de imágenes atentatorias a la dignidad de los niños y niñas o difusión de información no fundamentada. Hechos por lo demás sancionados en juicios de imprenta y con la prohibición ministerial de dar información a los medios “mercantilistas”, cierre de canales y radios locales por razones técnicas o separación  de periodistas y opinaderos de determinados espacios periodísticos opuestos al poder.

¿Y cuál pudo ser desde siempre el lugar de la prensa sino informar, entretener y educar, según su propia y voluntaria función asignada como medio de comunicación? Lugar que difícilmente puede ser compatible con el ejercicio de una actividad política como ente agitacional, promotor o detractor de tal o cual ideología o proyecto político. Sin temor ni favor la prensa debe ser el ejercicio que precautele la diversidad informativa por sobre la libertad de empresa, derecho atingente a otro ámbito de la gestión corporativa privada. Diversidad no siempre practicada por los medios en un auto atentado a su propia prerrogativa de incluir todas las versiones en sus realizaciones de prensa. Diversidad informativa que constituye, eso sí, un derecho irrenunciable de la ciudadanía en el discernimiento de la verdad.

sábado, 13 de octubre de 2012

12 DE OCTUBRE: NADA QUE CELEBRAR, MUCHO QUE DENUNCIAR



Por Leonardo Parrini

Cuando  Cristóbal Colón tocó tierra el 12 de octubre de 1492 en la isla Guanahaní, en el caribe, se inició la leyenda negra de la presencia española en tierras de la Extremadura para la mirada euro centrista, cuyo discurso pretende desconocer el verdadero significado de la conquista hispana en nuestro continente: “El 12 de octubre de 1492 específicamente no hubo una invasión, sólo llegó un barco dirigido por Cristóbal Colón, un visionario”, según la versión de Fabricio Terán signatario de Instituto Ludwig Von Mises Ecuador.

Colón llegó a esta región en momentos en que la lucha interna de los imperios Inca y Azteca hizo presa fácil de los indígenas aupados por el divisionismo español. La historiografía colonialista, a confesión de partes, como la del señor Terán, reconoce que “la Conquista española la hicieron las tribus indígenas que se aliaron a los expedicionarios españoles para liberarse de la opresión de los Imperios Inca y Azteca”.

Pero no sería sólo la división del Tahuantinsuyo lo que facilitó la conquista hispana, sino además la fuerza bélica empleada desde el primero momento por las huestes que sucedieron a Colón quien -como es de conocimiento histórico- estableció una conflictiva relación con los aborígenes que contactó y convirtió en esclavos para el buen negocio de su amigo Juanoto Berardi.

El discurso hispano apologético de Terán soslaya lo qué habría detrás de la presunta expedición visionaria de Colon, cuando señala que fueron “personas que venían  por necesidad, individuos en la pobreza en busca de mejores días.(…) gente sencilla que venía con la intención de trabajar”  quienes arribaron a esta tierras . Esta afirmación rayante en la impudicia no resiste análisis y es desmentida por la propia historiografía tradicional cuando menciona como “la reina Isabel La Católica fue el principal apoyo con el que contó Colón para poder realizar su proyecto descubridor. Fue el propio Hernando Colón quien en La Historia del Almirante, la biografía que hizo de su padre, lanzó la pintoresca historia en la que aparece la reina católica ofreciendo empeñar sus joyas para financiar el viaje colombino”.

Como toda inversión, la de la soberana española tenía un fin lucrativo. No obstante, Colón que no conseguía enviar grandes cantidades de oro ni de especias, pese a los tributos que había impuesto a los indios, optó por enviar indígenas a la Península para que fueran vendidos como esclavos empeorando su gestión administradora en el continente al punto que fue destituido. Los verdaderos problemas de Colón con la Corona surgieron por su mal gobierno en el Nuevo Mundo, tanto en su política esclavista como en su nefasta relación con los indígenas.

Sin embargo, posturas ideológicas como la de Terán que arriban a la conclusión de que “culturalmente somos más euroamericanos que indoamericanos”, bien pueden ser un gesto aspiracional respetable, pero incompatible con un genuino sentido de identidad continental. Posiciones, por demás, funcionales a la visión reaccionaria y neo colonial que se pretende anteponer a los procesos de cambio que se viven hoy día en Latinoamérica.  

Un registro equívoco e interesado de la historia soslaya el crimen cometido en la humanidad de los caciques indígenas como Atahualpa, que después de negociar su libertad con los españoles fue muerto en un acto que habla a las claras de la falta de principios de los conquistadores. La muerte  de Caupolicán asesinado en la picana o de un Galvarino amputado las manos para luego ser horrendamente exterminado, son pruebas irrefutables de que la conquista española no fue una empresa, precisamente, amistosa. En respuesta a la violencia hispana Lautaro, joven libertador de Arauco, procedió al ajusticiamiento de Pedro de Valdivia en el sur de Chile y Rumiñahui sostuvo una rebelión sin cuartel en las tierras ecuatoriales, legado que inspira hoy la conciencia de que el 12 de octubre no hay nada que celebrar y mucho que denunciar.

No es el caso torcer la nariz a la historia o desconocer los hechos para que resulten acomodaticios a tal o cual discurso. Se trata de poner las cosas en su lugar: la conquista española es un acto violento de la política expansionista hispana del siglo XV que significó la destrucción del orden político y económico de las culturas aborígenes a nombre de la cruz, con la espada en la mano y con el propósito de llenar las alforjas de oro. Que hoy día se quiera maquillar la conquista española, a cinco siglos de la llegada de Colon, es simplemente un despropósito que tiene sus raíces en la intención de mantenernos colonizados mental y culturalmente, a nombre de una postura políticamente interesada e históricamente insostenible.

martes, 9 de octubre de 2012

LA REVOLUCIÓN LLANERA


Por Leonardo Parrini

Los venezolanos chavistas celebraron a ritmo de joropo, el mismo ritmo que tiene la revolución bolivariana, sostenido, progresivo y alegre. Y en todos los rincones de Venezuela se escuchó Alma llanera, ese himno nacional estrenado en 1914  que canta a las riberas del Arauca vibrador, a las garzas y las rosas, hoy convertidas en pasiones revolucionarias. Como el joropo, las elecciones presidenciales venezolanas resultaron previsibles con variantes que le dieron un sabor especial, como las múltiples versiones del clásico que en su letra define los estados de ánimo que acompañan el proceso de cambio venezolano: amo, lloro, canto sueño…Estados del alma de triunfadores y perdedores, porque eso tiene de hermoso una lid democrática: libera el espíritu pasionario de los contrincantes.

Y en el fervor de las pasiones los venezolanos vivieron una jornada electoral impecable, según observadores internacionales, que marca el ritmo a un proceso político que muestra hoy al mundo inéditas variantes. Es la primera vez que la distancia entre gobierno y oposición se acorta al 10 % de diferencia, acorde con el escrutinio final de las elecciones del domingo. Diferencia numérica que expresa  factores cualitativos como la recomposición de una oposición que llegó a soñar con el triunfo y luego lloró una derrota -con sabor a victoria- por el estrecho margen entre ambos candidatos.

No en vano Hugo Chávez (55%), en gesto caballeroso y conciliador, llamó por teléfono a Henrique Capriles (45%) al término de los comicios, reconociendo luego en Twitter: “créanmelo, hemos sostenido una  amena conversación”. Y en seguida, invitó a la unidad de los venezolanos, “pese a las diferencias”. Este gesto del ganador es signo ineludible de respeto al contendor, lo que hasta antes de las elecciones había sido denostación contra el abogado de origen judío vinculado a familias propietarias de medios de comunicación opositores al régimen chavista.

El costo político y económico de la revolución

Una lectura del proceso venezolano permite colegir que la democracia llanera funciona y acorta distancias políticas en el fragor de las pasiones, con  dos detalles: la satanización de Chávez en la virulenta campaña opositora no surtió efecto y la maquinaria electoral oficialista no pudo contrarrestar con mayor eficacia a un Capriles que desafió al poder con 6 millones de seguidores que “marcaron el camino a seguir”, como reconoció el abogado opositor.

Pero aquello no es gratuito ni casual. Venezuela, país con la mayor reserva de petróleo del mundo, enfrenta una inflación del 9.8% y un déficit habitacional que pone al régimen en el desafío de hacer 400 mil viviendas anuales, según promesa electoral de Chávez. Reto que se suma a la necesidad de reducir a cero los dos millones de pobres que aún subsisten en la miseria y bajar el desempleo al 4% en la actual Venezuela petrolera que se plantea, además, elevar de 2 a 6 millones de barriles la producción diaria de crudo.

De cara al nuevo periodo presidencial, Chávez ha prometido “corregir los errores de 14 años” y “jamás volver al neoliberalismo”, para consolidar el “socialismo democrático”. El camino está expedito para el ex militar en los próximos dos años, con una Asamblea Nacional dominada por el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), pero deberá reeditar el triunfo en las elecciones de gobernadores en diciembre.

En los planes de la revolución llanera no hay cambios  a la vista que no sea continuar con el plan de nacionalizaciones de empresas en los sectores de energía, alimentación y construcción para consolidar la economía estatal. Una medida con nefastas consecuencias para algunos y, para otros, una política que acentúa la “dependencia del país a las costosas importaciones que se mueven al ritmo de los volátiles precios del petróleo”. La revolución tiene un costo político y económico como demuestran los hechos en Venezuela. El gobierno de Chávez ha anunciado una expansión del gasto público con fondos petroleros para planes de alimentación, salud y vivienda argumentos de efecto positivo entre el electorado.

El llamado socialismo del siglo XXI rindió examen satisfactorio en Venezuela, consolidando su proyecto político para los siguientes cinco años, aun  con una oposición que se ha recompuesto y que ya probó su capacidad de movilización. Sin contar con la incertidumbre en la salud del presidente Hugo Chávez, quien ha pedido en una pasionaria oración llanera: “¡Dios mío!, síguenos dando vida y salud para seguir construyendo esta patria buena, esta patria nueva, esta patria bolivariana, esta patria socialista”.