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E c u a d o r - S u d a m é r i c a

martes, 30 de abril de 2013

SE BUSCA MINISTRO (A) ANIMADOR DE CULTURA



Por Leonardo Parrini 

Los ministros no los elije el pueblo por votación popular y esa es ya una primera ausencia sensible en la elección. Los elije el Presidente de la República entre personas de mayor confianza de su círculo íntimo. Y lo hace con la expectativa de que sus ministros lo representen, interpreten y traduzcan ante el pueblo, en representación del Gobierno que preside como conductor de un proceso unitario. El Ministro de Cultura no es cualquier ministro, es el “responsable” de la identidad del país ante sí y ante el resto de países. Como tal debe tener claridad en el concepto que maneje de cultura y en la ideología de ese concepto.
Voces consonantes y disonantes hablan de cultura como un todo social, producto de aquello que no creó la naturaleza. Cultura en singular y culturas en plural, diferencian algunos. Y dentro de los gustos, definiciones y tendencias se busca el perfil del Ministro (a) de Cultura del Ecuador que armonice y consensue dichos criterios. 

Culturas posmodernas

El escritor ecuatoriano Abdón Ubidia señala que “la cultura en un sentido antropológico es el producto de la actividad desarrollada por una sociedad humana a lo largo del tiempo, a través de un proceso acumulativo y selectivo. Lèvy Strauss, en el “Pensamiento salvaje” decía que, el arte es la toma de posesión de la naturaleza por parte de la cultura, especie de definición que patentiza dicho sentimiento de dominio”. Un país mega diverso, plurinacional y multicultural como reza una consigna grafiteada en la fachada del propio Ministerio de Cultura en Quito, debe tener un Ministro (a) de Cultura capaz de interpretar y coordinar esa riqueza cultural. 

Las diversas acepciones de cultura bien fueron expresadas con el poder de sincretismo de un intelectual como Abdón Ubidia, en su libro Referentes, que habla de al menos tres culturas en la posmodernidad: la cultura culta, que corresponde a las esferas de las manifestaciones elitistas del arte en sus múltiples expresiones estéticas y estilísticas. La cultura popular, arraigada en tradiciones y manifestaciones del pueblo, fuera o dentro de escenarios convencionales, al filo de la vereda en la calle como escenario colectivo, o en las performances de tinte político y estético que abundan en espacios abiertos de las urbes. Y la cultura de masas, difundida preferentemente por los medios mercantilistas, sin inmutarse ante las tremendas concesiones hechas a públicos estandarizados por una sola visión: la del rating estimulado por imágenes arbitrarias de dudoso valor estético y ético. 

De todas las manifestaciones culturales con expresión plena en la literatura, música, cine, danza, pintura, teatro, escultura, etc., Ubidia puntualiza que entre “Cultura culta y cultura popular. Cultura dominante y cultura resistente. La demarcación bipartita de estos ámbitos ya no tiene sentido en el mundo actual. La avasallante presencia de la cultura de masas, ha venido a trastornar este esquema”. En esta línea de pensamiento “los conceptos de cultura culta y cultura popular tienen sus connotaciones históricas propias, sus correlatos sociales, sus claros rasgos diferentes y, por cierto, sus herederos muy calificados y muy actuales”, según manifiesta el autor. 

El Ministro (a) de Cultura de un país como Ecuador debe tomar el riesgo de transitar por una de esas tres vías culturales -culta, popular o de masas- o mediar entre las tres. Deberá administrar un concepto de cultura dictado por sus sentimientos y por las ideas aprendidas a lo largo de su formación académica, política o callejera. Un concepto fundido en la fragua de la ideología imperante o a contramarcha de ella. Como apología o como gesto contestatario de los cánones culturales impuestos por el sistema o, caso contrario, como agitador de nuevas posibilidades y realidades culturales. 

La cultura, como proceso de producción simbólica que implica materias primas, medios de producción, un productor o productores, canales de distribución y consumidores finales del signo cultural, debe ser vista como un gran circuito social.  Ese circuito debe ser normado por el Ministerio de Cultura con recursos económicos y administrativos, sin favoritismos ni paternalismos de ninguna índole. 

En la gestión del Ministerio de Cultura, la reivindicación a los gestores culturales se la debe distinguir, administrativamente, de la política de promoción enfocada en el consumidor cultural. Son dos cosas distintas. En ambos casos, el Estado tiene asignaturas pendientes, a través de las políticas públicas, en cuanto al estímulo del trabajo de los gestores culturales y en cuanto a la promoción de la obra entre públicos consumidores de esas culturas. 

El Ministro (a) de Cultura debe administrar recursos con que coordinar el torrente creativo de los hacedores de cultura en sus múltiples y diversas expresiones. Y debe hacerlo con sentido de inclusión y armonía entre lo regional y lo central, entre lo blanco y lo negro, entre lo indio y lo mestizo, entre lo cholo y lo pelucón, si no quiere caer en desgracia ante un pueblo que reclama inclusión. Pero además debe tener un criterio selectivo entre lo bueno y lo malo, entre lo que es y no es de calidad en la realización de la obra cultural. El Ministro (a) de Cultura, además, deberá dar cuenta de un buen conocimiento y manejo de los circuitos de expresión cultural para que el producto y la obra se visibilicen. 

El gran favorecido o perjudicado con los aciertos y desaciertos del Ministerio de Cultura es el ciudadano, consumidor final de cultura gestionada por un Ministro (a), cuyo perfil debe corresponder a  un gran animador de las culturas posibles, a tiempo completo.

sábado, 27 de abril de 2013

QUITO: FRACASO DE LA DESCONGESTIÓN VEHICULAR



Por Leonardo Parrini

Se cumplen tres años del pico y placa, una medida fracasada, o al menos, insuficiente para acabar con el peor martirio de vivir en una urbe castigada, como Quito, por la congestión vehicular. Quienes habitamos la capital ecuatoriana, considerada patrimonio cultural de la humanidad, sabemos que parte de esa cultura es habernos acostumbrado a vivir amenazados y haber cedido espacio urbano al caos vehicular que no avizora solución inmediata.

En una ocasión, Julio Cortázar, comentando su texto Autopista del Sur, describió la congestión vehicular en términos que retratan de cuerpo entero la situación que vivimos en Quito: “Los atascos y los embotellamientos automovilísticos son uno de los signos de esta triste sociedad en que vivimos y uno de los signos más negativos, porque prueban una especie de contradicción con la vida humana. Es decir, una especie de búsqueda de la desgracia, de la infelicidad, de la exasperación, a través de la gran maravilla tecnológica que es el automóvil, que debía darnos la libertad y que, vuelta a vuelta, nos está dando las peores consecuencias”.

En una escena cotidiana en Quito te bajas del automóvil, maldices al Gobierno o al Alcalde, expeles un carajazo o comentas con el conductor del vehículo del lado, mientras cambia la luz del semáforo. O tratas de meterte en medio de la congestión, ganar un espacio subrepticio y te adelantas; y, de pronto te ves encerrado en un entrevero de vehículos que pierden el sentido de su destino, mientras el semáforo cambia de luces inútil y patéticamente.

El tráfico en Quito es una vorágine que te atrapa, cotidianamente, cuando vas al trabajo, regresas a casa, sales a realizar trámites o quieres, simplemente, pasear mientras esperas la hora para entrar al cine. El pico y placa se propuso reducir en un 20% la circulación de vehículos, según el último digito de la placa, por un día a la semana en horas de alta congestión. En la capital ecuatoriana circulan diariamente 500 mil automotores. La medida que buscó reducir, además, la contaminación ambiental y el consumo de combustibles, al cabo de tres años, se muestra insuficiente, puesto que el crecimiento del parque automotor de Quito es del 10% anual, lo que significa que en tres años ha crecido un 30%, cifra que supera los efectos del pico y placa.


 ¿Una ciudad amable?

Si se buscó mejorar la movilidad de la ciudad la pregunta es: ¿Por qué la restricción vehicular no creció en la misma proporción que el parque automotor? Las causas están en la desidia de la autoridad y en la insolidaridad de los propietarios de vehículos particulares que adquirieron un segundo y tercer vehículo, incrementando la congestión vehicular en la ciudad. La medida del pico y placa se volvió exigua, y la congestión vehicular no disminuye, a pesar de construir intercambiadores, vías de descongestionamiento y mejorar los buses públicos, según dicen los boletines de prensa oficiales. Si hubiéramos visto aumentar el pico y placa, al menos, a cuatro dígitos diarios durante todo el día, como una forma de compensar el crecimiento del parque automotor, diríamos que no se renunció a un paliativo, pero no ha sido así. Y, peor aún, en época electoral, donde la medida podría repercutir en la impopularidad del Alcalde o los candidatos a la Alcaldía quiteña. La historia es mala maestra porque sus enseñanzas no siempre cambian comportamientos.

La ciudad es como una mujer que se la puede amar, cuando es amable. Vivir enamorado de una ciudad es reconocerse en ella, cobijarse en sus recovecos, perderse en su urbanidad, sin temores. Es preciso verla íntima y total. Los fotógrafos requerimos liberarnos en la ciudad para redescubrirla en sus detalles, pero ¿cómo hacerlo en calles cercadas por máquinas contaminantes, amenazados por individuos neuróticos al volante de artefactos infernales que nos coartan nuestros espacios peatonales y nos expelen de la ciudad que nos pertenece? Nos revelamos a seguir impávidos, cómplices del silencio, con un mal que crece, tragándose el espacio urbano cada vez menos disponible para las personas.

Sabemos que nuestro clamor ciudadano no resulta políticamente correcto, porque surge de la indignación de miles de ciudadanos de a pie como nosotros que, desde que nos robaron el carro personal, decidimos no manejar más en la ciudad de Quito. Somos ciclistas lúdicos que jugamos montados en una bicicleta los fines de semana y que, por lo mismo, no nos atrevemos a usarla diariamente, para desplazarnos en una ciudad donde hay que pelear en desventaja los espacios de la calle con conductores amenazantes. No vamos arriesgarnos a un accidente fatal ante tanto asesino al volante que anda suelto.
 
Que ya sea por el azar, si no por lógica, de un modo terrorífico como en una pesadilla, que el día menos pensado, esas máquinas enemigas del hombre se atasquen para siempre y terminen como estatuas de chatarra, símbolos de una ciudad no apta para vivir. Alguien desde el poder de ejercer poder sobre el destino de esta ciudad, debe ofrecer una nueva promesa de vida citadina para Quito. Un nuevo acontecer urbano para vivir y morir con el sentido de dignidad de haber protestado, peatonalmente, contra la congestión vehicular que ninguna autoridad ha logrado solucionar en beneficio del habitante de esta ciudad.

jueves, 25 de abril de 2013

PEGASO, PRIMER VOYEUR ESPACIAL ECUATORIANO


Por Leonardo Parrini

Es un pequeño cubo de diez por diez centímetros de nombre NEE-01Pegaso, aunque nos habría gustado que se llame Eloy o Galápagos, por un esencial motivo de identidad. Y aunque el nombre es importante, más trascendente es saber que Pegaso es el primer satélite fabricado en el país por iniciativa de la Agencia Espacial Civil Ecuatoriana (EXA), que dirige el cosmonauta Ronnie Nader. Pegaso cuenta con paneles de 75 centímetros y un peso de 1,2 kilogramos, y será lanzado desde JiuQuan en China, el próximo 26 de abril a las 00.13 hora local de Ecuador.

El primer satélite ecuatoriano será impulsado al espacio a bordo de un cohete no tripulado. Su misión es observarnos con una cámara de vídeo que enviará imágenes "en vivo" a una estación en tierra, localizada en Ecuador para emitirlas directamente por Internet. El satélite es una pequeña joyita construida de aluminio, titanio, oro, plata y platino, entre otros materiales. El Estado invirtió $ 700.000 dólares en la logística de lanzamiento, cifra que se suma al aporte de $ 80.000,00 de la empresa privada.

Pegaso, a 650 kilómetros de distancia de la Tierra, será un novedoso instructor espacial que dicta clases transmitiendo imágenes de la Tierra, recibidas en escuelas y colegios ecuatorianos a través de Internet. Las clases espaciales incluyen señales en clave que, al ser descifradas, se transforman en texto e imágenes sobre la historia espacial. Pegaso busca despertar el interés de jóvenes y niños por los temas espaciales y proporcionar una herramienta tecnológica para conocer más del planeta que habitamos.

Futura industria espacial

El satélite Pegaso tiene un hermano gemelo llamado Krysaor, que se lanzará en agosto próximo desde Rusia. Ambos satélites inauguran la historia de una industria ecuatoriana insipiente que ha motivado a dos empresas europeas interesadas en desarrollar actividad espacial en el país con la instalación de una fábrica de satélites en el Ecuador.

Junto a Pegaso, Ecuador pondrá en órbita la decisión y el orgullo de una nación latinoamericana por emprender nuevos rumbos en lo político, económico, social y tecnológico. Signo de nuevos tiempos que marcan un derrotero diferente y promisorio. Decimos en Ecuador nohaycielocomoeldemiQuito, y es cierto. Pero ahora ese cielo alberga un diminuto punto en la inmensidad de la noche cósmica: es Pegaso, nuestro primer fisgón sideral. El pequeño didacta espacial que nos observará como un ojo avizor, ya nos enseñó la primera lección: se puede ser muy pequeño en la infinitud del espacio, pero es la pionera semilla de aquello que soñamos ser.

sábado, 20 de abril de 2013

ECUADOR, EL NUEVO JAGUAR LATINOAMERICANO



Por Leonardo Parrini 

Cuando el Viceministro de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania, Hans Jurgen Beerfeltz, calificó al Ecuador como el jaguar latinoamericano, estaba pensando en el felino americano más sorpresivo del mundo. La comparación debe enorgullecernos, puesto que la analogía alude a la agudeza de sus sentidos del olfato y el oído y sus habilidades para correr, trepar árboles, nadar y moverse agazapado tras una presa, cualidades que lo convierten en excelente cazador. 

El jaguar es un felino que despierta muchas pasiones entre las personas por su belleza y fortaleza, iguales sentimientos debieron inspirar al Ministro alemán a la hora de darnos el calificativo que nos emula con los tigres asiáticos: Corea del Sur, Taiwán, Singapur y Hong Kong, debido al acelerado crecimiento ecuatoriano. 

Con algunas diferencias, la comparación es feliz. El salto al desarrollo de los cuatro asiáticos inició en 1950 y tardó cuarenta años en dar resultados en la década de los 90; mientras que, Ecuador irrumpe con señales de dar el salto en apenas seis años de transformación política y social. Los tigres asiáticos sacrificaron a su mano de obra que terminó siendo la más barata del mundo. En tanto Ecuador, con un nuevo paradigma, enfatiza sus políticas públicas en el buen vivir de los ciudadanos. Los asiáticos “cerraron sus mercados en su momento, en un plan de sustitución de importaciones, privilegiando el producto nacional”. Ecuador busca crecer con equidad, diversificando mercados y apuntando al valor agregado en sus productos. Se esfuerza por reducir desempleo, redistribuir rentas y generar una infraestructura productiva para el cambio de matriz. 

El modelo ecuatoriano consiste en la sustitución selectiva de importaciones, con una estrategia que pone énfasis en aquellas especialidades -fortalezas demostradas- donde el país puede surgir. La industria automotriz es el quinto rubro de exportación no petrolera, por sobre el banano, camarón, enlatados de pescado y flores naturales. Los vehículos representan el 5% del universo exportador nacional, con un crecimiento anual del 60% en volumen de exportaciones. 

La otra estrategia ecuatoriana radica en apostar a la transferencia tecnológica y a la sociedad del conocimiento. Ahora los interesados en invertir en el Ecuador deben hacer un aporte sustancial en la creación de nuevas fuentes de trabajo y capacitación de los trabajadores locales, para transferir conocimiento en tecnologías de punta y financiar el desarrollo. 

Como ejemplos del resultado de esta nueva política, cabe mencionar que la empresa uruguaya- holandesa Tenaris, confirmó que invertirá US$13 millones para poner una planta de fabricación de tubería para las petroleras, en la provincia de Pichincha. Se han aprobado siete proyectos de inversión extranjera similares por US$2.300 millones de dólares. 

El régimen confirmó la decisión de crear industrias siderurgicas, astilleros, petroquímicas, mineras y refinerías de petróleo. Prueba de ello es que el año anterior se creó el Viceministerio de Industrias Básicas, organismo que planificó, hasta el 2016, la implementación de una planta siderúrgica y una fábrica de úrea (petroquímica). El proyecto implica una inversión de 1.300 millones de dólares con beneficios que alcanzarían los 400 millones de dólares anuales

“Ecuador es un socio político fiable”

El Viceministro alemán Beerfeltz, luego de calificarnos como “el jaguar latinoamericano a punto de dar el salto”, dijo además, que somos “un socio político confiable”. Alude sin duda a que “el país creció al 4,3% sobre un promedio regional de 3,7% y que la recaudación tributaria fue tres veces mayor que en el 2006”. Estas cifras armonizan con “uno de los logros del Gobierno de la Revolución Ciudadana, haber reducido en 10 puntos la pobreza durante el período (2007-2012).” El “salto” al que alude Hans Jurgen Beerfeltz, ya se evidenció en el 2009 cuando Ecuador superó, más temprano que tarde, la crisis de esos años. Esta situación motiva la decisión de Alemania, potencial socio europeo del Ecuador, a duplicar los fondos de cooperación en el país.   

Ecuador, en consecuencia, ha reemplazado a Chile como el jaguar de América, apelativo que se inventó El Mercurio, el diario chileno más conservador, cuando la dictadura de Pinochet cumplía 10 años. En ese entonces Chile mostraba un crecimiento promedio del 4% en una década de estabilidad. Pero así mismo, la CEPAL (Comisión Económica para América Latina), le salió al paso para decir que "hay una brecha relevante entre los resultados y la interpretación de los resultados de un programa económico ultraliberal, que dio sus frutos en la recta final de la dictadura”. Y ese resultado tuvo el más escandaloso costo social del continente, en el marco de una realidad donde la fuerza del jaguar chileno fue débil: tres de los cinco millones de habitantes de Santiago viven en los barrios del cinturón de pobreza de la capital. El país se ahogó en deudas internas motivadas por un consumo agresivo, y el auge económico creó una trampa en la que cayeron muchos chilenos, el endeudamiento. Se impuso así la estrategia de la deuda externa convertida en  deuda eterna. Un anuncio en un periódico de esa época, ofrecía: "Vendo riñón para pagar deudas". Esta misma política, aplicada hoy por el gobierno chileno empresarial, hace del país el territorio más desigual del mundo.

Debemos aprender de la experiencia chilena. El mayor desafío ecuatoriano consiste hoy en asumir con responsabilidad y madurez esta nueva realidad nacional; sin perder el norte, que en nuestro caso es el sur. Subregión que reclama unidad y cooperación equitativa. Ser el nuevo jaguar latinoamericano a los ojos del mundo, nos llama a canalizar nuestra agresiva y orgullosa posición en aras de la hermandad junto a los aliados de la subregión. Condición vital para vencer a nuestros principales depredadores: la injusticia, la pobreza y los escollos capitalistas que nos limitan en la decisión de ser un gran país.