GRANDES TEMAS - GRANDES HISTORIAS

E c u a d o r - S u d a m é r i c a

miércoles, 29 de agosto de 2012

JULIAN ASSANGE Y EL CERCO JURÍDICO



Por Leonardo Parrini

El Big Ben de Londres marca un tiempo que corre en contra de Julian Assange. Pues en torno a la situación del periodista australiano se ciñe un cerco jurídico que apunta a desvirtuar la figura del asilo diplomático concedido por Ecuador al creador de WikiLeaks. Los argumentos apuntan a demostrar que dicho asilo no tiene justificación en aplicación de las normas jurídicas, sino en una decisión política que contradice a las leyes internacionales.

Se indica, en primer lugar, que la orden de detención que pesa sobre Assange debe ser ejecutada por el país solicitado, en este caso Gran Bretaña, porque es un “Estado miembro en ejecución” del acuerdo de asistencia judicial existente en la Unión Europea que obliga a Inglaterra a entregar, sin más, a Assange a las autoridades suecas.

Ecuador habría tratado de facilitar la comparecencia de Assange ante las leyes suecas mediante la sugerencia de que fuera entrevistado dentro de la embajada ecuatoriana en Londres por los funcionarios suecos, pero esta idea no prosperó. Frente a esa situación  Ecuador solicitó garantías para que Assange, en caso de entregarse a la ley sueca, no sea extraditado a los EEUU por correr peligro su vida en un eventual juicio por espionaje montado en ese país.

Precisamente, ese riesgo motivó el asilo diplomático. Asilo que, según afirman quienes buscan desvirtuar la decisión ecuatoriana, “es una institución jurídica no reconocida por el derecho internacional”. Al mismo tiempo advierten que Assange no puede ser extraditado “automáticamente” de un estado a otro, sin que exista una solicitud explicita por parte del Estado interesado (EEUU), cuya decisión de entregarlo a los gringos, entonces, dependería de Suecia.

Se arguye, adicionalmente, que dicha extradición puede ser rehusada por Suecia, en base de la Convención Europea de Derechos Humanos, “por existir la amenaza de pena de muerte así como tratamiento cruel y denigrante”. Si EEUU quiere acosar a Assange por espionaje, en tal caso, tampoco procede la extradición por delitos políticos.

Visto así, Julian Assange no corre tal peligro, según sus detractores, por tanto no debió ser asilado diplomáticamente por Ecuador. Más aun cuando –se argumenta- el derecho internacional reconoce el refugio temporal dentro de una embajada en circunstancias de guerra civil en el país de origen del solicitante, con peligro de muerte para el afectado, eventualidad que no corresponde en el asilo de Assange.

La posibilidad de que Ia policía inglesa ingrese a la embajada para arrestar a Assange no son viables. Incluso, si el gobierno británico decide declarar personas no gratas a los diplomáticos ecuatorianos, romper relaciones con Ecuador y cerrar la sede, las instalaciones de la embajada ecuatoriana en Londres siguen siendo inviolables.

Si el Ecuador apela a la Corte Internacional de Justicia -encargada de decidir conforme al Derecho Internacional las controversias de orden jurídico entre Estados- con el propósito de forzar a Inglaterra a conceder el salvoconducto que permita a Assange embarcar rumbo a Ecuador, debido el clima jurídico imperante lo más probable que la CIJ ratifique la improcedencia del asilo diplomático, cerrando las opciones jurídicas para Assange.

En ese caso, el Big Ben de Londres, famoso por su exactitud, seguirá marcando un tiempo indefinido en que Julian Assange permanezca en la embajada ecuatoriana, hasta que su resistencia física y espiritual le permita sobrevivir refugiado contra un cerco que se cierra segundo a segundo.

lunes, 27 de agosto de 2012

LA CONSULTA AMAZÓNICA



Fotografía Agencia Andes
Por Leonardo Parrini

El diálogo incluyente con las comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas de la Amazonía fue inconcebible antes de que el Estado ecuatoriano revalorizara su rol frente esa región del país. Cuando el ex presidente Jaime Roldós pronunció en su epílogo vital: ¡Este Ecuador Amazónico, desde siempre y hasta siempre!, enunció un deber ser ante una realidad que históricamente contradijo sus propósitos. Bástenos recordar que otro mandatario, Galo Plaza, sentenció que el oriente es un mito, es decir, que en el país no existía tal vocación amazónica frente a los pueblos indígenas ni ante la riqueza petrolera coexistentes en la región.

Desde la marginalidad y la exclusión amazónica la historia del oro negro ecuatoriano estuvo teñida por la sangre y las lágrimas de pueblos ignorados, para quienes la riqueza petrolera fue sinónimo de muerte sin ningún beneficio tangible. Comunidades agredidas por la destrucción de su entorno, incomunicadas por la ausencia de carreteras, atrasadas por la carencia de escuelas y fácil presa de enfermedades debido a la inexistencia de atención médica. Ese fue el resultado de una incursión petrolera oprobiosa que permitía que dos tercios de los recursos generados fueran a las arcas de las compañías transnacionales, a través de leoninos contratos con el Estado. Una lógica permisiva de un Estado sin conciencia social ni de soberanía, que hizo vista gorda ante el brutal impacto de una explotación hidrocarburífera irrespetuosa del entorno amazónico y corruptora de su gente que dejó secuelas todavía difíciles de erradicar.

El nuevo rol del Estado

Hoy día el Estado entabla el diálogo intercultural estimulado por el marco legal de una Constitución que reconoce los derechos de los pueblos amazónicos. Este diálogo lo hace desde la perspectiva –permítasenos acuñar el término- de la intercultoralidad, es decir, desde la reciprocidad cultural afincada en la palabra. ¿Dónde si no? Un diálogo para escuchar y ser escuchado, comprender y ser comprendido, a través de una oralidad que da cuenta de nuestra diversidad como nación.

La consulta previa a la Ronda Suroriente Ecuador que arrancó esta semana en las provincias de Pastaza, Morona Santiago, Orellana y Napo, bajo el precepto de que En la consulta amazónica, tu palabra vale, denota que ahora esa palabra tiene valor para identificarnos e influir en las decisiones del Estado consultante.

La nueva era petrolera anunciada por el Estado pretende dar un nuevo sentido a la actividad hidrocarburífera bajo la premisa que ahora el petróleo es vida y sirve a la Amazonia para su inclusión, desarrollo y participación en los destinos del país. Proposición amparada en la norma constitucional que otorga a los pueblos indígenas el derecho a ser consultados -con resultados prácticos-, al punto que sus demandas pueden influir en los contratos que establezca el Estado con las compañías prestadoras de servicios petroleros en los bloques licitados en la Ronda Suroriente Ecuador.

Vivimos la era de un Ecuador que asigna un nuevo rol al Estado, abierto a la participación e inclusión ciudadanas. Corren buenos tiempos para el diálogo, por lo mismo que en la consulta amazónica que lleva adelante el gobierno del presidente Rafael Correa resulte vital que las partes dialogantes revaloricen la palabra. Amerita abrir un coloquio sincero que privilegie los intereses del país en el manejo de sus recursos naturales y contemple las demandas de los ecuatorianos que habitan las zonas de intervención petrolera. Acaso esto nos permita cumplir con la vocación de ser un Ecuador amazónico desde ahora y hasta siempre.

sábado, 18 de agosto de 2012

UNA LECCIÓN DE DESCONTENTO


Por Leonardo Parrini

El descontento es el primer paso hacia el progreso de un hombre, dejó escrito Oscar Wilde.  Y aunque es probable que algunos adolescentes chilenos hayan leído al poeta y dramaturgo irlandés del siglo IXX,  -quien siempre tiene mucho que decir a la juventud-, hoy día miles de estudiantes secundarios y universitarios se encuentran rindiendo examen de rebeldía en las calles como muestra del descontento ante el excluyente sistema educativo chileno.

La crisis tiene antecedentes en la ausencia de una política educativa de Estado que reforme a fondo lo que de manera escandalosa se ha consolidado como “el lucrativo negocio de la educación en Chile”. Un sistema  que pone al margen y niega el acceso al estudio a miles de jóvenes de ese país puesto que, como dice el presidente de Chile, Sebastian Piñera, es “un bien de consumo” y no un derecho reconocido como tal, ya que “nada es gratis en la vida”, concluye el mandatario.

El “consumo” de la educación cuesta al Estado chileno apenas el 15% que otorga en becas, mientras que el otro 85% lo financian las familias de los estudiantes universitarios cuando están en condiciones de hacerlo. Y aunque el gobierno del empresario Piñera ha incrementado del 0,3% al 1,3 % del PIB el rubro de educación, expertos señalan que es absolutamente insuficiente puesto que “el tema no se resuelve con plata, sino con políticas públicas que establezcan que la educación “de calidad” es un derecho, ya que el Estado debe velar por ello estableciendo colegios y universidades públicas y gratuitas”.

La gratuidad de la enseñanza es la principal bandera que levantan los estudiantes rebeldes que desde hace siete meses se encuentra en pie de lucha con el régimen. En sintonía, la presidenta de la poderosa federación de estudiantes de Chile FECH, Camila Vallejo señala que la educación superior debe ser gratuita. A este petitorio el régimen de Piñera ha prestado oídos sordos sin ninguna disposición al diálogo, como respuesta clara que no piensa ceder en nada que afecte a la educación, en tanto es concebida como negocio. En la tierra de Neruda y Mistral hoy día cuesta mucho más estudiar que comprar un carro del año. Esa es la herencia de la dictadura neoliberal de Pinochet que, en ausencia de políticas sociales, impuso un sistema educativo mercantilista y excluyente que “redujo a menos de la mitad el aporte público a la educación y permitió en 1981 la creación de universidades privadas, a través de sociedades sin fines de lucro con casi completa libertad para diseñar sus planes académicos”.

El descontento que estalló por la educación deja en evidencia “la precariedad de un sistema que no tiene interlocutores válidos y que apunta a una crisis de representatividad de los partidos políticos, del parlamento, y de toda la elite que gobierna Chile”, dice  Faride Zeran. Situación que es una nítida expresión del desequilibrio social que origina un modelo socio- económico neoliberal, concluye Zeran, Premio Nacional de Periodismo.

En un abierto desafío y pese a que en 2011 unos 200.000 secundarios perdieron el año producto de las tomas y las 40 marchas que se realizaron, varios colegios desalojados volvieron a ser ocupados. "No me sorprende que esta vez el peso de la indignación lo estén llevando los escolares”, dijo el experto en educación, Mario Waissbluth.

A diferencia del año pasado, el gobierno de Piñera autorizó el desalojo de los colegios, en operativos policiales que en las últimas semanas dejaron cientos de detenidos tras la resistencia de alumnos y apoderados. El descontento estudiantil se ha tomado las calles y los establecimientos educativos y el devenir de los acontecimientos, acaso conceda razón a la afirmación del poeta Oscar Wilde: el desencanto de los jóvenes hoy día en Chile, deberá ser el arma de un cambio generacional que derribe las barreras de la educacion excluyente que los margina.

viernes, 17 de agosto de 2012

ECUADOR VALIENTE Y SOBERANO


Fotografía El Comercio
Por Leonardo Parrini

En tiempos de diplomacias acomodaticias y negociaciones oportunistas, en el plano internacional, la decisión del Gobierno ecuatoriano de conceder asilo diplomático a Julian Assange sorprende por su carácter soberano y valiente. Sorprende porque se supone no responde a un acto instintivo mucho menos improvisado, sino a un reflexivo análisis de las condiciones jurídicas e implicaciones políticas y económicas del caso. El Gobierno ecuatoriano optó por hacer prevalecer sus convicciones respecto del derecho de las personas a solicitar asilo y actuó en consecuencia con esos principios diplomáticos suscritos en convenios internacionales.

Assange, ahora protegido por el Gobierno ecuatoriano, es requerido ante la justicia sueca por supuestas faltas sexuales e investigado por los aparatos de inteligencia  norteamericanos  por difundir, a través de los Wikileaks, "mas de 250 mil documentos confidenciales en los que se revelaban secretos de la política exterior estadounidense” y un video donde se ve “cómo dos reporteros de la agencia Reuters morían bajo disparos de un helicóptero estadounidense en Iraq”

Las reacciones de las partes involucradas, en cambio, no sorprenden pues también han actuado coherentes con sus principios. Julian Assange, junto con agradecer al pueblo y presidente del Ecuador, al que calificó de “valiente nación independiente latinoamericana”, ha dicho que constituye una “victoria histórica”, pero que a partir de hoy “todo será más estresante”. Suecia acusó frontalmente al Ecuador, porque “ha detenido inaceptablemente el proceso judicial sueco y ha obstaculizado la cooperación judicial europea”. Inglaterra, por su parte, negó el salvoconducto a Assange para salir de territorio inglés y declaró, a través de su cancillería, que “no acepta el principio de asilo diplomático, que no hay razón legal para que concedan el salvoconducto y que esperan cumplir con sus “obligaciones en virtud de la Ley de Extradición”. Todo esto significa, como dijo Assange, que los problemas “recién han comenzado”.

La prensa ecuatoriana señala que con su decisión, “Ecuador se abrió un frente con 3 países”. Y se trata de tres potencias mundiales que ostentan la fuerza y la voluntad de emplearla, como ha demostrado su historia diplomática y militar. Por eso el gesto del Ecuador está colmado de dignidad y valentía, actitud que aflora en quien mantiene claras y firmes convicciones, lo que constituye, sin duda, una victoria moral de nuestro país frente a sí mismo y ante el mundo en medio de tempestuosas aguas diplomáticas.

William Shakespeare, el clásico autor inglés en su extraña novela, precisamente llamada La Tempestad, ve a los aborígenes precolombinos como calibanes o monstruos salvajes con cabeza de can, que en la interpretación del ensayista uruguayo Rodó significaba el mundo de los instintos. Hoy los ingleses - con similar mirada shakesperiana euro centrista -  deben estar pensado que en este rincón del mundo se enfrentan a instintivos seres exóticos de ultramar. Nada más alejado de la verdad.

Ecuador ha sostenido, definitivamente, una actitud soberana y valiente fundada en la razón y en la solidaridad, dos valores concernientes a los espíritus elevados de las naciones. Ciertamente, hoy por hoy, no basta con ser valiente, además hay que mostrar la decisión de pararse dignamente ante el mundo, sin prepotencias ni ufanos orgullos, con la serenidad que otorga la madurez, cualidades escasas de encontrar en muchos gobiernos. Todo aquello debe traducirse en una diplomacia inteligente y eficaz que recabe urgente apoyo internacional para enfrentar la eventual tempestad que se avizora.

jueves, 16 de agosto de 2012

EL LEÓN BRITÁNICO



Escudo británico

Por Leonardo Parrini

El impasse diplomático surgido entre Ecuador e Inglaterra por la presencia de Julian Assange en la embajada ecuatoriana en Londres, -y su petición de asilo político-, ha puesto en el tapete internacional una vieja discusión entre lo político y lo jurídico. ¿Qué fue primero el huevo o la gallina?

Además de aquella clásica interrogante, surgen otras en torno al caso Assange, como callejones sin salida. ¿Debe supeditarse la norma jurídica a los principios políticos? ¿Las leyes internas de un  país están por sobre sus acuerdos internacionales, suscritos en convenios multilaterales o viceversa?

En principio debe quedar claro que el asilo es un asunto de orden político, relacionado con el reconocimiento a los derechos humanos amparados en convenios multinacionales, incluida la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU, suscrita por todos las naciones del mundo, sin excepción.

Esto quiere decir que, tanto la petición como la aceptación de asilo, responden a causas eminentemente políticas inherentes al derecho de una persona a buscar refugio en cualquier país del mundo, por el hecho de sentirse perseguido por sus ideas, credos, convicción u opinión de orden político o religioso. Solicitar asilo es un acto político, aceptarlo o negarlo es otro acto político, equivalente, como potestad del peticionario y del país que lo acoge.

Si el asilo es un acto político ¿qué consideraciones jurídicas deben ser tomadas en cuenta para conceder o no el amparo al demandante del asilo? En esto el derecho de asilo es claro: no puede un prófugo de la justicia ordinaria solicitar asilo o quién, con sus actos, contravenga los códigos penales del país que supuestamente lo persigue.

Los escenarios posibles
Inglaterra amparada en sus leyes internas que hace prevalecer por sobre el derecho al asilo que también suscribe, se reserva la potestad de ingresar con la fuerza pública en las instalaciones de la embajada ecuatoriana en Londres y arrestar a Julian Assange para entregarlo a las autoridades suecas que lo reclaman por supuestos delitos sexuales. En este caso, el país europeo apela a su Ley de Recintos Diplomáticos y Consulares de 1987, que le permite revocar el estatus diplomático de una embajada en territorio británico, lo que potencialmente le permitiría a la policía ingresar a la embajada ecuatoriana para arrestar a Assange.

Donald Rothwell, profesor de derecho internacional en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Australia, quien ha comentado sobre el tema de Assange, opina que "En sentido literal, probablemente diría que es una violación del derecho internacional porque la embajada tiene o no tiene la inviolabilidad y la inmunidad de la que goza como embajada legítima. Y nadie está sugiriendo de ningún modo que los ecuatorianos no tienen una presencia diplomática legítima en Reino Unido que es respetada bajo la Convención de Viena".

Los escenarios posibles para la suerte de Julian Assange estan claros. Inglaterra ha negado anticipadamente el salvoconducto al australiano para salir de la embajada y embarcarse en un avión con destino a Quito. Eso implica la detención inmediata de Assange cuando pise territorio británico, la extradición a Suecia y su envio a los EEUU para ser juzgado por espionaje, delito que en ese país se paga con la pena de muerte. Inglaterra tiene como opción extrema ingresar a la embajada y sacarlo de acuerdo con sus leyes interna antes mencionadas.  Esto podría suceder una vez que el Ecuador conceda el asilo y Assange viva indefinidamente en la embajada.

Un titular de prensa el día de hoy resulta premonitorio: Assange no podrá llegar a Quito. De ser así, se derrumban los conceptos de libertad de expresión, amparado en los cuales Assange difundió los WekiLeaks. Junto a ellos, se desploma en entredicho la figura del asilo político como un derecho humano esencial. Además, quiere decir que las decisiones internas de un país priman sobre sus acuerdos internaciones. La interrogante de cajón es: En qué mundo vivimos, cuánto avanzó la humanidad en materia de convivencia internacional, si vale más lo que impongo unilateralmente sobre lo que propongo y suscribo en los foros mundiales. La respuesta es una sola: vivimos en un mundo regido por la ley de la selva, donde el más fuerte, el león británico, se siente con derecho que le otorga su fuerza para doblegar nuestra voluntad soberana.

miércoles, 15 de agosto de 2012

ENCRUCIJADA ECUATORIANA: SER O NO SER

Embajada de Ecuador en Londres
 
Por Leonardo Parrini

La amenaza de Inglaterra de tomar por asalto la sede de la Embajada ecuatoriana en Londres para arrestar a Julian Assange, es un hecho insólito en el concierto de las relaciones internacionales de hoy, más aún para América Latina que ya conoce en carne propia que el Reino Unido no escatima esfuerzos en resolver sus impases con el uso de la fuerza militar, como ocurrió en el diferendo con Argentina en su disputa por las Islas Malvinas en los años ochenta.

Los ingleses, como si vivieran en una isla diplomática, además del territorio insular que ocupan, desconocen olímpicamente acuerdos internacionales y hacen prevalecer consideraciones legales internas. Tal es el caso de la ley británica sobre inmuebles diplomáticos y consulares que data de 1987, la cual permite “revocar el estatus diplomático de un edificio si la potencia extranjera a la cual pertenece deja de usar la tierra para los fines de su misión o exclusivamente para los fines de un puesto consular". La pregunta de cajón en este caso es: ¿Qué otro uso está dando la misión ecuatoriana en Londres a su embajada, aparte de sus actividades diplomáticas normales, para que se haga merecedora a una intervención física de su inmueble con clara violación de la soberanía territorial?

La Convención de Viena que, obviamente, suscribió Gran Bretaña es clara en señalar, en el artículo 22: Los locales de la misión diplomática son inviolables, su mobiliario y demás bienes situados en ellos, así como los medios de transporte de la misión, no podrán ser objeto de ningún registro, requisa, embargo o medida de ejecución. Los agentes del Estado receptor no podrán penetrar en ellos sin consentimiento del jefe de la misión. Esto supone que por sobre la decisión política de ingresar a una embajada, los convenios diplomáticos tienen fuerza de ley para impedirlo. Inglaterra actúa con la ley en la mano solo cuando le conviene, o, abiertamente desconociendo preceptos legales que nacen de acuerdos diplomáticos.

De igual manera, en el tratamiento que hace del caso de Julian Assange, Gran Bretaña apela a sus propias leyes internas, y actúa desconociendo el derecho de asilo amparado en convenciones internacionales. El artículo 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos reconoce este derecho básico: En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país.

Otros tratados como la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, en su artículo 18, reconoce este derecho. El derecho de asilo está garantizado dentro del respeto de las normas de la Convención de Ginebra de 28 de julio de 1951 y del Protocolo de 31 de enero de 1967 sobre el Estatuto de los Refugiados y de conformidad con la Constitución.

¿Qué hay detrás del intento británico de desconocer acuerdos internacionales sobre inmuebles diplomáticos y derechos de asilo político?

La respuesta es muy concreta: Inglaterra quiere detener a Julian Assange para entregarlo a su aliado EEUU, país en el cual, según declaración de prensa del defensor de Assange, el ex juez Baltazar Garzón, está en marcha un juicio penal secreto y perverso, al que nadie tiene acceso. El proceso contra Julian Assange se relaciona con sus actividades en WikiLeaks, revelaciones que pusieron al descubierto acciones de inteligencia militar norteamericana en varios conflictos bélicos en el mundo. Eso para los gringos convirtió a Julian Assange en prioridad uno. “Todo se concita  parar acabar con una persona que es un objetivo prioritario para mucha gente”, concluye Garzón.

Una triste conclusión es que los tratados no funcionan: el TIAR, Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, firmado entre naciones latinoamericanas para generar solidaridad y defensa continental frente a amenazas externas, señala el artículo 3.1 “en caso de (...) un ataque armado por cualquier Estado contra un Estado Americano, será considerado como un ataque contra todos los Estados Americanos, y en consecuencia, cada una de las Partes Contratantes se compromete a ayudar a hacer frente al ataque en ejercicio del derecho inmanente de legítima defensa individual o colectiva. Lastimosamente el TIAR no sirvió de nada cuando Inglaterra invadió territorio Argentino durante la guerra de las Malvinas. Ecuador hoy puede y debe apelar a la solidaridad continental, si su territorio es violado por los ingleses. Vemos con estupor que los acuerdos entre las potencias sí funcionan, la prueba es que Inglaterra actúa, en última instancia, en favor de los intereses de su aliado norteamericano, afectados por Assange.

Ecuador está en el ojo de la tormenta. Una diplomacia firme, serena e inteligente es vital y urgente poner en práctica para adoptar decisiones basadas en principios inviolables, pero al mismo tiempo midiendo los costos diplomáticos, incluso comerciales, para el país. Cierto es que la soberanía no tiene precio ni los fundamentos de una doctrina de respeto a los derechos humanos tampoco. Como David frente a Goliat,  Ecuador ante Inglaterra no le basta con la razón moral, debemos hacer prevalecer nuestra razón política, y por qué no decirlo, nuestro derecho a disentir con una potencia que pretende vernos como sus súbditos coloniales e imponernos sus designios con la razón de la fuerza. Ecuador está frente a una encrucijada: se fortalece como país soberano en base al respeto de sus principios o se doblega en base a sus conveniencias. Como dirían los propios ingleses: ser o no ser.



martes, 14 de agosto de 2012

LA TEJEDORA ETERNA


Por  Leonardo Parrini

Julio Cortázar afirma que las mujeres tejen cuando han encontrado en esa labor gran pretexto para no hacer nada. No se teje como se lee un libro, dice, no se puede volver a tejer como releer lo escrito, sería un escándalo. Mi madre tejía incansablemente, sin acabar nunca el tejido. Tejía sentada en el sillón de la sala y lo hacía con una sonrisa en sus labios, en un gesto de complacencia y complicidad consigo misma. No podía estar sin tejer, quién sabe si para dilatar la vida o la muerte. Tejía y sonreía al unísono, y eso es literal, porque al ritmo del tejido sus labios emitían un sonido ininteligible, sino hasta acercar el oído a su mejilla. Era un susurro aletargado, leve, una palabra a medio camino entre los labios que acompasaba con el roce de ambos croché al tejer en una resonancia tenue y persistente.

Mi madre me había prometido cierta vez en una carta que tejería un pulóver para la siguiente estación invernal. Pasaron los inviernos y la prenda nunca llegó a mis manos como fue su ofrecimiento. Cuando la visité en Santiago en el mes de julio del 2006, confesó que estaba tejiendo el pulóver prometido. En esa ocasión fotografié sus manos laboriosas que tejían en una tentativa inolvidable. Sus manos finas, talladas por los años, se habían convertido en bailarinas y danzaban al ritmo del croché con aquella dignidad que confieren los años a la piel. 

Al otro extremo del retal de extrañas texturas en el trozo de tejido -¿qué otro nombre recibe lo que se teje?, simplemente tejido,- había un ovillo de lana de regular tamaño que desbobinaba sin perder volumen por el consumo del tejido. Era la medida de su propia tarea que transcurría lenta e inexorable. Tuve la certeza fugaz que si el acontecer dependiera del tejido de mi madre, nunca llegaría el próximo invierno para recibir el pulóver prometido. Entonces supe que el tiempo puede ser congelado por la acción de tejer, como un lema de las horas avanzado hacia un solo cauce, el fin de la existencia. Caí en cuenta que se puede rehusar a la muerte tejiendo, aplazándola como un trozo de vivencia diferido. Ese era el sentido mismo de su tejido inacabado.

El invierno que fotografié a mi madre tejiendo sentada en su sillón era un tiempo implacable, como suelen ser los inviernos en Santiago. No sabes a qué atenerte ante la posibilidad de salir a caminar y sentir la lluvia de finos cuchillos helados talándote el rosto, o permanecer en casa sin hacer nada más que contemplar la lluvia, a través de los visillos de  la ventana. Ese invierno renació la ilusión de recibir el pulóver terminado, pero fue otra tentativa sin ocaso, como tantas que he tenido en mi vida de episodios inconclusos. Fue el último invierno que pasé junto a mi madre. Deseché entonces para siempre la idea de recibir el pulóver prometido, porque deduje que ella lo tejía y destejía en una metáfora de su propia existencia. Si se vive la eternidad en vida, ya la muerte es aplazable.

Mi madre tejió hasta el día que un derrame cerebral la marginó de este mundo. En estado de coma permaneció veinte días antes de morir el 24 de febrero del 2008. Cuando recibí la noticia ese domingo aciago, recordé la idea de Cortázar de que las mujeres tejen cuando han encontrado en esa labor gran pretexto para no hacer nada. Y esta vez el cronopio no tenía la razón. Mi madre había tejido como gran pretexto para sortear a la vida y a la muerte al unísono. El tejido suyo era un acto en espiral girando, como las manecillas del reloj, en un mismo sentido. Esa tarde que murió mi madre tuve dos incertezas dolorosas: cómo sería ahora mi vida sin ella y en qué estado quedaría el tejido inconcluso. Dos interrogantes con una misma respuesta: mi madre y su tejido inacabado se habían fundido con la nada, en un trance sin escalas hacia la eternidad.