GRANDES TEMAS - GRANDES HISTORIAS

E c u a d o r - S u d a m é r i c a

jueves, 29 de noviembre de 2012

EL ORIENTE NO ES UN MITO



Por Leonardo Parrini

Qué lejos está aquella afirmación del ex presidente, Galo Plaza, en referencia a la Amazonía ecuatoriana: El oriente es un mito. Eran otros tiempos, del gamonal y el Huasipungo, que condenaban a los campesinos a duras condiciones de explotación del trabajo agrícola. La Sierra ecuatoriana en las haciendas, incluida la de Taita Galito, reinaba esa modalidad semi feudal de contratación de la mano de obra a cambio de protección, un trozo de tierra y vituallas, mientras que en la Costa el panorama no era muy diferente en la hacienda cacaotera.

El oriente, entonces, era un mito para los hacendados serranos y costeños que no sospechaban la enorme riqueza que yacía bajo la selva amazónica, más aun cuando la compañía Shell abandonó la explotación petrolera en el suroriente ecuatoriano en 1948, aduciendo que no había petróleo, luego de que la compañía norteamericana Leonard Company había explotado crudo desde 1921. Lo que vino luego de la salida de la Shell fue la entrada en la Amazonía de los misioneros norteamericanos, secundados por el Instituto Lingüístico de Verano que se dedicó, entre otros menesteres, a experimentar con indígenas para desarrollar medicamentos para la industria farmacéutica norteamericana, hasta el día que el presidente Jaime Roldós los expulsó del país a fines de los años setenta. Ya por esos días las nuevas transnacionales norteamericanas estaban en franca explotación petrolera en el nororiente del país, sin control de su gestión, amparadas en contratos leoninos a su favor bajo concesión de territorios que les hacía percibir más del 85% de las ganancias.

Un día el oriente dejó de ser un mito y se convirtió en realidad económica y ecológica para el país y el mundo. Las nacionalidades indígenas afectadas por la irracional explotación hidrocarburífera de entonces, comenzaron a ganar juicios internacionales a las compañías extranjeras por la debastación de la naturaleza y a tomar conciencia de su territorialidad y pertenecía cultural a la región amazónica.

Bajo esas condiciones Ecuador había explotado la mitad de los 3,500 millones de barriles de reserva de petróleo existentes en el territorio nacional. Debieron transcurrir cuarenta años para que hoy la nueva política petrolera augure un futuro distinto para el Ecuador.

La nueva era del petróleo

“En la naturaleza lo más importante es el ser humano, necesitamos explotar los recursos naturales no renovables para vencer la pobreza”, con esta declaración de principios el Presidente de la República, economista Rafael Correa, dio por inaugurada oficialmente la Ronda Sur Oriente Ecuador que convoca a empresas inversionistas internacionales y locales para adjudicar 16 bloques hidrocarburíferos en el suroriente amazónico. Correa señaló que el Ecuador inicia hoy una nueva era petrolera, al cabo de veinte 20 años de no realizar exploración hidrocarburífera.

El Presidente Correa hizo un llamado a superar “los engaños sociales” que sostienen la idea de que el petróleo es dañino para la naturaleza, al respecto el mandatario citó la Carta Magna  ecuatoriana como “la Constitución más verde del planeta, la única que reconoce los derechos de la naturaleza”, instrumento legal que obliga a la industria hidrocarburífera a realizar  “una operación con impacto ambiental controlado y remediado”.

Las autoridades del sector hidrocarburífero ecuatoriano han señalado que el Ecuador vive una  “situación precaria en producción” petrolera, cuyo nivel deficitario permite al país tener “10 años de producción por delante”. Ante esta situación el país inicia hoy la exploración y explotación de los recursos naturales no renovables existentes en el suroriente de la Amazonía ecuatoriana. La modalidad de negocios hidrocarburíferos definida por el Estado para este efecto supone el establecimiento de contratos de prestación de servicio “justos y realistas”, renegociados con tarifas que incentiven a producir e invertir más. La antigua política petrolera ecuatoriana daba en concesión territorios a las compañías extranjeras para la explotación petrolera, modalidad en que el Estado salía perjudicado al recibir una mínima parte de las ganancias. Ahora la situación se ha invertido, el Estado ecuatoriano es dueño del 100% de los recursos no renovables y contrata para su explotación a las empresas internacionales que perciben una utilidad del 15%, a una tarifa promedio de 33 dólares por barril. Lejos de ser un mito, el oriente del Ecuador es hoy la fuente de riqueza que financiará las estrategias de desarrollo nacional por los próximos cincuenta años, bajo una gestión estatal socialmente sensible y ecológicamente responsable.

martes, 27 de noviembre de 2012

JUAN SECAIRA, EL POETA DE VISLUMBRE SOMBRÍO



Fotografía de Leonardo Parrini
Por Leonardo Parrini

El Premio Nacional de Poesía Jorge Carrera Andrade, año 2012, cayó en buenas manos y en buena lengua. Aquellas que amasan y la que habla el dialecto poético de Juan Secaira en promisoria tentativa, vislumbre sombrío, como el pan de cada día. Palabra necesaria la suya, de versos encontrados a la vuelta de una vivencia cotidiana. Poesía evocativa y provocativa de añoranzas y pretéritos perfectos en los que el pasado no regresa anclado a un mero registro de la memoria, sino que iza velámenes para emprender una travesía existencial que no está exenta de dolores y desdichas.

Recreada la imagen a partir de la vivencia, ésta se hace poesía claroscura, sin subvertir una atmósfera sombría, dialéctica de contrarios, que recrea la poética de Secaira, escrita en un muro en penumbras donde cuelgan versos de un poeta dolido por un pasado que se escabulle y escamotea la dicha de un presente de añoranzas urgentes.

Dijimos hace un tiempo, a propósito del recital Seis poetas Seis voces, donde Secaira dejó oír la suya: “Asistir a un recital colectivo de poesía en un mundo de comunicaciones virtuales, discursos parafrásticos y simulaciones electrónicas es, en definitiva, una tentativa que bordea la más flagrante utopía. Significa volver a recobrar la fe en la palabra que busca la emoción, como condición poética esencial.” Y no nos equivocamos.

La palabra poética de Secaira nos devuelve, por antonomasia, la fe en lo real sin simulacros. Lo reiteramos una vez más: Juan Secaira, poeta del desencanto, el descrédito de lo circundante es lo suyo: Encontrar la belleza en eso que dicen fealdad. ¿Un antipoeta, que acorrala al verso en su propia antítesis? Como un calambre fue la felicidad / Imprevista reacción del espíritu ante la eventualidad del diario vivir. Su poesía es la de un vaticinador de antípodas de aquello que no llega a ser: La vida nos lleva / Víctimas no somos / Solo extraños. Y así vaticina: Nadie más tocará nuestra sangrante belleza enajenada, violada y dispuesta  a escabullirse.

¡Vaya oficio de hurgar y evocar en las densidades del ser aquello que no fue o será! Aspiración dual de un ser y no ser que trae consigo esta poesía inhóspita que no se deja habitar fácil por las emociones del lector, porque está ahí como un presagio, un designio, una verdad largamente fermentada en la encimas del alma atribulada del poeta. En semejante trance la poética de Secaira es conmoción y emoción, como diría Ezra Pound.

Cuando el jurado otorga un premio, se hace eco de las resonancias de un poeta y asume la responsabilidad de entregárnoslo entero, en sus aciertos y desaciertos. En esa medida, el libro No es dicha, galardonado en justa lid, no es una obra premeditada, no es un fruto perfecto, sino un soplo esencial de vida que intenta persuadirnos de que la poesía es la búsqueda de una emoción a través de la palabra.

La poética de Juan Secaira en su libro No es dicha, acreedor al Premio Nacional de Poesía Jorge Carrera Andrade, vislumbra con certeza el otro lado de aquello que no es dicha. Insinuante tentativa que por antonomasia nos remite a un mundo de plenitudes, añorado como una ausencia. Sugestiva promesa trae consigo el instante poético de No es dicha, la esperanza: gesto desapercibido que vuela, como atisba Juan Secaira, el poeta de vislumbre sombrío.






jueves, 22 de noviembre de 2012

YUSIF, MÁS ALLÁ DEL FUEGO



Historia recreada en memoria de los niños asesinados en Gaza
Por Leonardo Parrini

Es de noche en la ciudad de Gaza. El fuego ha cesado. La sirena de alarma antiaérea está en silencio. En la ciudad aún se oye el rumor de gritos dispersos, órdenes militares, quejidos de heridos, llantos de niños. Mezclado al sonido de un canto como letanía, se escucha una oración a media voz en idioma árabe. En el ambiente hay olor a muerte, esa fetidez indescriptible de hedor humano, madera calcinada y pólvora. Entre las sombras los escombros parecen monstruos milenarios, fierros retorcidos que emergen como tentáculos entre los bloques de cemento cuarteados.

En la escuela donde Yusif Al-Dalou de cinco años pasaba las tardes, a pocos minutos de comenzar la tregua, cayó una bomba. Yusif y ocho miembros de su familia murieron cuando aun el fuego no cesaba y un ataque de la aviación israelita descargó su mortal artillería de calibre pesado sobre el techo de la frágil edificación.

Yusif nunca comprendió por qué la muerte lo atrapó entre los escombros del lugar donde aprendía a leer las primeras letras, y jugaba junto a sus amiguitos a la guerra con trozos de madera que simulaban armas. Un juego que aprendió viviendo la guerra, imitando sus detonaciones como onomatopeya de un disparo que nunca lo hirió, como lo hirieron las esquirlas de la bomba que cayó sobre su escuelita. En la pequeña pizarra del aula de clases un dibujo de dos niños palestinos sonríen sentados sobre las ruinas de un vehículo incendiado, son las imágenes de la última lección aprendida por Yusif el día de ayer. El postrero mensaje que Yusif pudo retener en su mente: el miedo al espantoso sonido de los misiles lloviendo sobre su ciudad y los alaridos de sus compañeritos heridos.

El fuego ha cesado en Gaza y un pesado silencio contrasta con las explociones de ayer en la ciudad. Cerca de la escuela de Yusif está el cementerio Shaikh Radwan en el que ya no cabe un cuerpo más, cerca del cruce fronterizo donde los enfrentamientos fueron el escenario de la masacre. La última persona que vio Yusif, antes de nublársele la vista por el impacto que recibió en la cabeza, fue su maestra que conversaba con un miliciano. A pocos metros, miembros de la organización Libertad y Justicia prometían venganza contra Israel por el asesinato de los niños atrapados en una guerra que nunca comprendieron.

Las últimas palabras que pudo oír Yusif al miliciano fueron que “ellos quieren sangre por sangre, las cosas van a empeorar”. Enseguida vino el estruendo y una ola de calor le quemó el rostro. La última imagen que retuvieron sus ojitos fue la de los niños sonrientes dibujados en la pequeña pizarra y luego el silencio. Ese silencio de muerte que equivale a no haber oído nunca el rumor del mundo. Un mundo que para Yusif empezaba en su casa y terminaba en su escuela. Un espacio demasiado pequeño para comprender lo que hacían los hombres más allá de los límites de su castigada ciudad. Allá donde prepararon la bomba que cayó en su escuela. Allá desde donde despegó el avión que trajo el horror sobre el cielo encendido ese atardecer en Gaza. Allá donde los hombres se empecinan en destruir el único entorno que conoció Yusif. Aquel donde iba a crecer para convertirse de grande en uno de esos milicianos que gritan y levantan los brazos en señal de victoria, bajo la bandera rojiverde de la ciudad. Más allá de las fronteras del miedo, hasta donde su vista alcanza a ver los destellos de las explosiones sobre el techo de la casas en llamas. 

Esa fue la última imagen de Gaza que vieron sus ojitos desorbitados por el terror. La última visión de la ciudad martirizada hasta lo indecible: Gaza, la liberada como decía su maestra. Gaza la desértica de cielos enrojecidos, convertida en la cárcel al aire libre más grande del mundo. La ciudad que le dio la vida que otros le quitan por una decisión perpetrada más allá de las fronteras de la ciudad que ya no verán sus ojos de víctima inocente.

Ha cesado el fuego en Gaza. El cuerpo ensangrentado de Yasif yace entre los escombros.  Su expresión tiene el rictus del pánico indescriptible reflejado en su carita después de la explosión. Nadie este momento habla del rostro de Yusif. Nadie, sino de lo que ahora es un triunfo de los palestinos sobre sus enemigos de sangre y de esperanza. Todos celebran hoy en las calles en ruinas el cese del fuego que segó la vida de Yusif. Una vida con la que él contribuyó con el martirio a una paz de cuentas pendientes. A una tregua de palabras inciertas.  

miércoles, 21 de noviembre de 2012

SÍGANME LOS MALOS: LA COMPARSA ELECTORAL


Por Leonardo Parrini

El Chapulín Colorado, célebre paladín de la justicia popular y héroe infantil de la tv latinoamericana, pedía que le sigan los buenos y nunca tuvo intenciones de ser Presidente. Los personajes y candidatos de la oposición política en el Ecuador, sin ser paladines de nada, hacen exactamente lo contrario. Nos piden el voto con pretensiones de alcanzar el poder y seguir a una comparsa de presuntas estrellas de la farándula que - supuestamente - aportan imagen a las candidaturas. Como si "la fama" adquirida detrás de un micrófono o delante de una cámara fuera convertible en votos o en talento para gobernar y legislar.

La farandulización de la política ecuatoriana muestra lo contrario. Un séquito de famosillos que algún momento treparon transitoriamente al poder, demostró ser incapaz de jugar un rol medianamente decente ante sus electores. Sobran los ejemplos de cantantes, animadores de televisión y ex deportistas que hicieron un triste papelón en el ex congreso y en los círculos del poder ejecutivo en otras épocas. Algunos, incluso, fueron en su momento destituidos de los cargos de representación popular por ineptos o corruptos.

Las candidaturas de la comparsa de las estrellas, fruto de la farandulización de la política, es apenas la guinda del pastel. Al punto que el pueblo ecuatoriano, con irónica sabiduría, ha nominado a un burro como símbolo del talento de los candidatos faranduleros que conforman listas de todos los pelajes a la Asamblea Nacional.

Desunidos hasta la muerte

La oposición, en lo que va transcurrido de la campaña, ha cometido todos los desatinos del caso en una reiterada secuela de errores que no sospechan sus asesores y publicistas. Nunca nadie les dijo que la unidad es la ley suprema de la política, pero ellos acicateados por grotescas ambiciones personales van desunidos, cada uno por su lado, ofreciendo demagógicamente cualquier cosa a cambio de un voto. Se pasaron por la galleta otra ley de la política que dice que no se debe hacer el juego al contrincante, y se pusieron a competir con el régimen en un tema que éste lidera con recursos y credibilidad: el aumento del Bono Solidario, en un baratillo de ofertas donde el gobierno salió ganando de antemano.

No sería extraño que el pueblo desencantado, una vez más, los castigue en las urnas. Algunos sectores contrarios al gobierno del Presidente Correa clamaba por la conformación de listas unitarias para enfrentar al régimen “populista y autoritario”, pero los candidatos, hambrientos de poder, sólo responden a sus apetitos personales. La oposición enfrenta dividida a la férrea y única lista oficial con ocho candidaturas presidenciales y una caterva de postulantes a la Asamblea Nacional, en un “frente opositor” disperso y fragmentado. Una clara mayoría de ecuatorianos exige candidatos capacitados, pero las listas están llenas de personajes de dudosa preparación para gobernar y legislar, que no exhiben un solo programa o proyecto político concreto, confiados en su cara bonita y en frases ya desgastadas.

Si la oposición política ecuatoriana pretende desmontar los espacios de poder establecidos por la revolución ciudadana, está errando el camino y haciendo todo lo posible para un aplastante triunfo del candidato Rafael Correa y las listas oficiales. La suma de ambiciosos postulantes que no renunciaron a su codicia personal e impidieron la unidad, a este paso, no hará posible una segunda vuelta electoral, según las encuestas. La idea de “todos contra Correa en la segunda vuelta”, se empieza a convertir en el sueño inalcanzable de una oposición divida y deslegitimada por su propia incapacidad. Como diría el Chapulín Colorado, parodiando al pueblo: se aprovechan de mi nobleza. Pero, esta vez, no contaban con la astucia popular que no perdona a los mismos de siempre.

lunes, 19 de noviembre de 2012

GAZA, EL DIFICIL CAMINO HACIA LA PAZ



Por Leonardo Parrini

La paz en la Franja de Gaza es un imperativo urgente, pero dificil. Las partes involucradas persisten empeñadas en la destrucción del otro y vuelven inviable un cese al fuego. El grupo islámico Hámas que gobierna Gaza ha definido su política con un claro objetivo: expulsar de la zona al ejército israelí, bajo el precepto de no reconocimiento al Estado de Israel. El propósito de Hámas es la instauración de un Estado palestino de corte fundamentalista islámico, amparado en la proclamaba de levantar el estandarte de Ala sobre cada pulgada de Palestina.

Las autoridades palestinas de Gaza, representadas por el presidente Khaled Meshaal militante de Hámas, han declarado que su decisión es apoyar la creación de dicho Estado palestino, pero en un territorio que responda a las fronteras de 1967, es decir antes de la presencia del ejército israelí que invadió ese año la zona durante la llamada Guerra de los Seis Días. Esta es una posición inaceptable para el régimen de Netanyahu que, presionado por las elecciones del próximo año, mantiene una línea dura de su gobierno hacia los palestinos en Gaza con el exterminio de poblacion civil.

Hámas es mucho más que "un grupo armado terrorista", como lo califican EE.UU, Israel, Gran Bretaña y la Comunidad Europea. Es la organización elegida en los comicios parlamentarios del 2006 por amplia mayoría, con el nombre de Partido Cambio y Reforma, y que hoy lidera el Consejo Legislativo Palestino. Su labor es la de un gobierno que administra programas sociales como la construcción de escuelas, hospitales e instituciones islámicas y acciones militares de las Brigadas al-Qassam, su brazo armado. Hámas es una organización militante islámica palestina formada hace 15 años al comienzo de la primera Intifada, o levantamiento palestino contra la ocupación por parte de Israel de la Franja de Gaza y de la Franja Oeste.

En los enfrentamientos que tuvieron lugar entre Hámas e Israel - en el 2008 y 2009 - murieron más de 1.400 personas y la ONU sancionó como crímenes de guerra las acciones de ambos bandos. En el año 2011 las partes firmaron un acuerdo de reconciliación que implicaba la creación de un Estado palestino en Gaza con anuencia de EE.UU, pero Netanyahu se opuso calificando al acuerdo como un “golpe tremendo a la paz y victoria del terrorismo palestino”.

La paz un imperativo difícil

El actual estatus quo de la zona de Gaza se ampara en los Acuerdos de Oslo de 1993, un pacto de paz entre Israel y la OLP Organización para la Liberación de Palestina de ex lider Yasser Arafat, que asignó el 80% del territorio al pueblo palestino. Un futuro de paz duradera en Gaza es improbable si las partes no reconsideran sus actuales posturas de intransigencia extrema. Hámas ha realizado más de 700 ataques a Israel este año en respuesta a la ofensiva del ejército israelí que ha desencadenado una serie ininterrumpida de ataques a la población palestina en Gaza.

Dos factores hacen imposible un cambio de postura israelí: las elecciones del próximo año donde Benjamín Netanyahu pretende la reelección y la potencial amenaza nuclear de Irán; frente a lo cual, el lider judío está obligado a mostrar liderazgo fuerte en la región. La paz es un imperativo urgente en Gaza. No sólo para detener ya el genocidio que hasta el momento ha cobrado más de 100 muertos y 700 heridos entre hombres, mujeres y niños, cometido contra la población palestina por las tropas israelíes, sino para garantizar la convivencia entre los pueblos de una región donde las pasiones y el odio hasta el momento nublan la razón.

HISTORIAS PARALELAS



Por Leonardo Parrini

Cuenta la leyenda que los indios del Tahuantinsuyo en el imperio Inca, creían que el oro era la sangre de Inti, el Dios Sol. Este significado mitológico difiere diametralmente de la percepción mercantilista  que los conquistadores españoles tenían del metal precioso como fría y pura riqueza material, patrón de toda transacción con el que podían obtener más riqueza y accesorios para vivir. El oro motivó a Francisco Pizarro, antiguo cuidador de cerdos, a aventurarse en una empresa de conquista de fortuna en busca de El Dorado en tierras de los hijos del sol.

La historia del continente precolombino cambió para doce millones de indígenas el fatídico 16 de noviembre de 1532, cuando Pizarro conoció al monarca incaico quiteño Atahualpa, rey-dios, que salió a recibirlo investido y revestido de un sequito de oro en Cajamarca. El oropel de la corte de Atahualpa exacerbó aún más la codicia de Pizarro, que en una maniobra sorpresiva al mando de una hueste de un puñado de mercenarios masacró a la comitiva, hizo prisionero a Atahualpa y sometió a miles de indios desarmados que salieron a su encuentro en un ritual alegórico de bienvenida al advenedizo. De nada sirvió al monarca incaico ofrecer como rescate una habitación de 50 metros cúbicos llena de oro por su vida. Al fin y al cabo, la sangre del dios Inti no fue suficiente para saciar la sed de oro del traicionero conquistador y evitar que derrame la sangre de Atahualpa, al que ejecutó bajo cargos de conspiración, poligamia e idolatría a falsos dioses.

El choque entre ambos simbolismos, el mitológico indio y el mercantil hispano, enfrentó a dos mundos contrapuestos. La inconmensurable riqueza en oro y plata del imperio Inca desató la codicia criminal de los españoles y fue la perdición del Tahuantinsuyo. Pizarro, luego del arresto de Atahualpa convivió con su rehén en cautiverio, incluso llegó a aparearse con una hermana del Inca y procrear dos hijos. Pero no fue suficiente: cuando el monarca Inca ya no era útil, porque nunca reveló el destino de la riqueza incaica, lo condenó y ejecutó estrangulado, luego de hacerlo bautizar con su propio nombre de Francisco. El crimen había sido augurado por los oráculos incas que predijeron la muerte de Atahualpa a manos de Pizarro. La historia posterior es conocida. Los españoles sometieron al Tahuantinsuyo y saquearon al alto Perú. Se calcula que se llevaron a España no menos de 185 millones de kilos de oro y 16 millones de kilos de plata.

Oro negro para el Sumak Kawsay

Se viven otros tiempos. Los indios amazónicos ecuatorianos no serán conquistados a sangre y fuego como sus hermanos incaicos, ni sus jefes serán asesinados como el monarca quiteño Atahualpa. Muy por el contario, sus derechos ancestrales están escritos y reconocidos en la ley suprema de un Estado intercultural y plurinacional que los consagra como dueños de su tierra, de su cultura ancestral y de su futuro comunitario.

Para los indios amazónicos del Ecuador el oro negro no tiene el significado que tenía el oro para sus antepasados incas como sangre del dios Inti. Arútam, dios de los shuar, no sangra metales líquidos y habita en las cascadas selváticas mucho más cerca de la Pachamama que Inti, el dios sol. A diferencia de los oráculos incaicos, los chamanes amazónicos no auguran muerte alguna, pero advierten a sus protegidos del peligro del oro negro contra la naturaleza selvática. El Machi Rafael en fogoso discurso en tierras amazónicas auguró lo contrario y dijo: el oro negro sacará de la miseria y traerá el Sumak Kawsay a los pueblos indígenas de la Amazonía.

Los indígenas insisten en dejar la riqueza negra bajo la verde espesura selvática de sus territorios. En esta época de diálogo, bajo el signo de la revolución del Machi Rafael, -de reciente visita a la tierra de los conquistadores -, no existen jefes aborígenes que asesinar ni oro que saquear. Ahora los indígenas ecuatorianos viven la opción histórica de que, sin excesos de confianza, –pecado ancestral de Atahualpa-, hablen palabras claras con el Machi Rafael y se empoderen de una nueva visión sobre el oro negro y la riqueza de sus territorios. Su palabra vale más que nunca, ahora que el Ecuador inaugura una nueva era en el manejo de sus recursos no renovables, próximo a la apertura de una ronda de licitación petrolera en el Suroriente de la Amazonía ecuatoriana. ¿Qué será de llevar al reencuentro amazónico, guayusa, chicha masticada, ayahuasca o floripondio? Acaso, sólo es de llevar la buena disposición de un diálogo intercultural de buena fe y confianza en la buenaventura, cierta y duradera, de un país que en el reino de la diversidad cobije a sus hijos bajo el imperio prometido del Sumak Kawsay.