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E c u a d o r - S u d a m é r i c a

sábado, 29 de junio de 2013

MARILYN QUE ESTÁS EN EL CIELO


 
Por Leonardo Parrini

Marilyn Monroe que estás en el cielo, título del libro del escritor chileno Alfonso Alcalde, resume en una frase la emoción de evocar a la diosa platinada de Hollywood que en 1962, el 5 de agosto, puso fin a su vida con una sobredosis de barbitúricos. Norma Jean era el nombre real de la muchachita violada a los nueve años, que a los dieciséis se había querido suicidar; y, que luego se convertiría en el producto más codiciado del negocio cinematográfico americano de los años cincuenta.

El 21 de junio de 1962, seis semanas antes de su muerte, Bert Stern, fotógrafo neoyorkino de espectáculos, hizo una sesión de fotografías de la diva de 36 años, en la suite 216 del Bel Air Hotel, en Los Ángeles. Marilyn apareció en el recibidor del hotel, “sonriente, esbelta, casi transparente, hermosa, trágica y compleja", diría Stern. Ya en la habitación convertida en estudio, entre la actriz y el fotógrafo sólo mediaron tres botellas de Dom Pérignon, champán que se evaporó como el temor inicial del fotógrafo que nunca esperó que Marilyn, después de hacerlo aguardar cinco horas, le dijera que tenía todo el tiempo necesario para hacer las fotos: ¿Quieres fotografiarme desnuda, verdad? Stern confiesa su emoción al oír la sugestiva pregunta: “olvidé que estaba casado, estaba enamorado y era mucho más guapa de lo que esperaba”. Luego se sumió en el ensueño de retratar a la mujer más deseada del mundo, durante los tres días que duró la sesión fotográfica.

De las 2.571 imágenes de Marilyn Monroe registradas por Stern para la revista Vogue, ninguna fue publicada en ese momento, sino una decena de imágenes, cinco semanas después de su trágica muerte; inicialmente, habían sido rechazadas por considerárselas demasiado explícitas de la desnudez del cuerpo y del alma de Marilyn. Una selección de fotografías de la sesión fue publicada en la revista Eros, en 1982. La colección completa de fotografías, bautizada The last sitting (La última sesión), apareció en un libro homónimo con notas del escritor norteamericano Norman Mailer. 

Marilyn fue retratada posando en toda la simultaneidad de percepciones posibles. La rubia ingenua, la actriz célebre, la mujer cotidiana, la hembra exótica, la diva desnuda, la diosa altiva. La Hasselblad 6x6 y la Nikon 35 milímetros de Stern, -cámaras ante las que posaron también Elisabeth Taylor, Twiggy y Audrey Hepburn-, jamás registraron una variedad tan intensa y sublime de expresiones femeninas, que cuando capturaron la imagen latente de Marilyn, del templo de su cuerpo, como dice el verso de Ernesto Cardenal en su Oración por Marilyn Monroe.

"Necesitaba descubrir algo no capturado", cuenta Stern en el libro. Richard Avedon le había hecho unas lujosas fotos para la revista Life, "estupendas para el mundillo, pero no íntimas. No daban ninguna sensación de quién era ella". Es así que dispuso los elementos para crear una atmósfera íntima, de luz difusa y sombras tenues, una cama semi desordenada donde Marilyn dispusiera su arrolladora y sublime belleza.

Marilyn, la empleadita de tienda de nombre Norma Jean, que como toda empleadita de tienda soñó con ser estrella de cine, como escribió Cardenal, lucía esbelta, con suaves y sensuales formas, mientras transparentaba su cuerpo bajo un pañuelo de seda. "Estaba llena de ideas", asegura Stern. La luz refulgía en su piel color champán y los primeros surcos en sus labios acusaban la madurez de la otrora adolescente en pubertad. Una cicatriz en su abdomen, de una reciente operación, la volvía más terrenal. "Vi la cicatriz. Una imperfección que sólo la hacía parecer más vulnerable y acentuaba la suavidad de su piel”, confesaría años más tarde Stern.

Oración por Marilyn

Ernesto Cardenal no invocó su nombre en vano, en la Oración por Marilyn Monroe, el sex simbol más apetecido del cine hollywoodense, el ángel más castigado del american way of life.

…Perdónala, Señor, y perdónanos a nosotros
por nuestra 20th Century
por esa Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado.
Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.
Para la tristeza de no ser santos
se le recomendó el Psicoanálisis.
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara
y el odio al maquillaje insistiendo en maquillarse en cada escena
y cómo se fue haciendo mayor el horror
y mayor la impuntualidad a los estudios.

…La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.
Fue como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga
y oye tan solo la voz de un disco que le dice: Wrong number
O como alguien que herido por los gangsters
alarga la mano a un teléfono desconectado.
 

Señor: quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de los Ángeles)
¡contesta Tú al teléfono!

El último fotógrafo de la Monroe

Bert Stern, el hombre que retrató por última vez a Marilyn Monroe, murió recientemente en Nueva York, al lado de su esposa Shannah Laumeister. Su mujer dijo del célebre fotógrafo: "Siempre será recordado como alguien que amó a las mujeres, que amó hacer fotos y sentir de una manera intensa las cosas que se ponían frente a su cámara. Sus imágenes vivirán para siempre. Las que hizo a Marilyn Monroe van más allá de la simple fotografía, son arte".

Stern se llevó el palmarés de ser el último fotógrafo de la diosa rubia del cine americano. Esta vez fue a un encuentro con Marilyn sin cámaras, sin champán y sin sonrisas. Ella lo habrá recibido alada, divina y eterna. Porque como todas las mujeres amadas, resucitas en cada sueño, Marilyn, que estás en el cielo.

LOS ECUAGRINGOS VENDEPATRIAS


Por Leonardo Parrini

Revisar la historia ecuatoriana a la luz de la sapiencia de Jaime Galarza Zavala, es un privilegio a disposición de todos. Allí están sus notas de prensa y sus libros, clásicos entre clásicos, como el memorable Festín del Petróleo. Ahora que Ecuador avanza enrumbado en una nueva era de manejo responsable de sus recursos naturales, bajo directrices de una política pública hidrocarburífera digna y nacionalista, se vuelve un deber académico releer ese libro trascendental en la historia del petróleo ecuatoriano. El Festín del Petróleo provocó en 1972 “una verdadera conmoción nacional, pues mostraba con lujo de detalles, incluidos documentos y mapas, cómo el país había sido retaceado en un sinfín de concesiones petroleras, que constituían verdaderos obsequios a las multinacionales, comenzando por Texaco, Gulf, Shell, etc.”

Muchas son las razones que ameritan, precisamente hoy, reconocer los acontecimientos históricos a la luz de una nueva mirada del país soberano que renació de la voluntad popular en los últimos siete años. Bástenos comprender que Ecuador no sólo está cruzado por la línea del equinoccio, sino por la línea divisoria que separa a la inmensa mayoría conformada por hombres y mujeres de bien, de una esbirra minoría de norteamericanizados que viven y sueñan con ser colonia de los EE.UU.

Acertado adjetivo acuñó Galarza, ecuagringos, para referirse a “esa especie de sujetos que de ecuatorianos sólo tienen la cédula de identidad, pues su corazón y su mente están siempre agarrados al dólar y al “sueño americano”. Y la historia que narra Galarza, con ese sabor singular, está llena de esos personajes que, habiendo nacido en suelo ecuatoriano, habrían sido felices de ser paridos en Miami o Nueva York.

Entre ellos destaca Galarza a “Julio Tobar Donoso, oligarca y conservador, en vez de cortarse la mano para no suscribirlo, firmó el infame Protocolo de Río de Janeiro, conforme instrucciones del presidente Carlos Alberto Arroyo del Río, oligarca y liberal, que más que presidente se había constituido en dictador gracias a  las “facultades omnímodas” concedidas por un Congreso Nacional integrado por una mayoría de esbirros.”

Profusas páginas de esa historia ocupa Arroyo del Rio, el presidente que entregó el país al militarismo peruano, “agasajado espectacularmente por Nelson Rockefeller, el amo de la Standard Oil de Nueva Jersey, el monopolio petrolero más grande del mundo, que se hallaba detrás de la agresión peruana en el afán de consolidar su imperio con la concesión del oriente ecuatoriano, donde se había asentado su gran rival, la Shell angloholandesa.”

O el inefable Galo Plaza Lasso, apodado por sus peones como Patrón Galito, “el nombre del gobernante que más hiciera en el siglo veinte para entregarnos atados de pies y manos a los yanquis”. En referencia al hacendado serrano, Galarza esgrime filudos argumentos: “grande amigo de Nelson Rockefeller, el amo absoluto del más feroz dinosaurio petrolero, la Standard Oil de Nueva Jersey, sino el príncipe favorito de los monarcas del Imperio. Acordémonos de lo siguiente: la Shell, el otro más grande dinosaurio petrolero, éste de origen angloholandés, se hallaba apoderado de medio Oriente ecuatoriano gracias a la concesión (un increíble regalo) que le hiciera en 1937 el dictador Federico Páez. Pues bien, pronto la Shell anunció que, dados los espectaculares descubrimientos de petróleo amazónico, pronto manaría de los pozos una riqueza enorme para hacerle feliz al hambriento pueblo ecuatoriano”. Plaza Lasso, no obstante, es autor de la sorprendente afirmación: “El oriente es un mito. Allí no hay petróleo. Tampoco esas tierras son buenas para la agricultura. Debemos acercarnos a la costa”. Esa visión presidencial motivó a la Shell a abandonar el país, “debiendo millonadas al Estado, a los trabajadores y a las poblaciones orientales”.

En una segunda alusión, Galarza se refiere a que el “ex mandatario Plaza Lasso firmaba, en 1950, el Pacto Militar con Estados Unidos por el cual el Ecuador se comprometía a brindar apoyo en materia de territorio, hombres y armas para las guerras del Imperio, y como se hallaba encendida la guerra de Corea, Plaza donó millares de quintales de arroz para las tropas yanquis”. Galarza cuenta que “Patrón Galito, tenía por encima patrones inmensamente más altos y poderosos, comenzando por su permanente auspiciador, Nelson Rockefeller, dueño de la empresa petrolera más grande en la historia del mundo, y de latifundios en el Ecuador, como Coffea Robusta, en el cantón Balzar”.

Hoy, al cabo de los años de esa historia de personajes que marcaron todo un estilo de relación ecuatoriana con los EE.UU., algunos ecuagringos andan sueltos y son los mismos que se oponen a la política soberana del Estado ecuatoriano frente a la prepotencia yanqui. Son los que añoran a las transnacionales gringas arrasando el suelo amazónico, en busca de petróleo, bajo condiciones leoninas de llevarse el 85% de la ganancia. Son aquellos que mendigan el mendrugo de las preferencias arancelarias a Norteamérica. Son quienes quieren un Ecuador sometido, que incline la frente ante el amo del norte. Hoy, “a pesar de los cantos de amor que le dedican los ecuagringos” al imperio, Ecuador reafirma su impronta de dignidad en sus decisiones soberanas. Para mal de esa especie, felizmente en extinción.

viernes, 28 de junio de 2013

LA CRISIS Y EL ARTE:¿POR QUÉ NO CREER EN EL FUTURO?


Por Leonardo Parrini

La crisis de fe en el futuro y las posibilidades del arte en épocas de crisis, son algunos de los tópicos que preocupan a José Ovejero, como signos de nuestro tiempo. El escritor español ganador del Premio Alfaguara de novela 2013 y Anagrama de ensayo 2012, de visita en Ecuador, ha dicho que “el escritor fue visto en una época como una persona rara, que usaba un lenguaje distinto al del común de los mortales, ahora tiene un lugar privilegiado y de incidencia en la opinión pública.”

¿Cuál es ese lugar? Ya en otras épocas, no hace mucho tiempo, nos habíamos preguntado dónde están las causas por las cuales inmolarse y dónde buscar los referentes a seguir. Cuestión frente a la cual, Ovejero sugiere que el intelectual, a pesar de su posición de privilegio, ya no es el principal referente, ya que “los escritores han perdido buena parte de ese valor de ser una referencia moral, una conciencia de la sociedad. Ahora parece que son los actores y los cantantes los que salen en los periódicos, y los escritores estamos en la retaguardia. Creo que el mundo de hoy no busca un discurso complejo, sólo quieren titulares”

Pastiches en pastillas

Algo de aquello que señala Ovejero ya lo encontramos en la construcción de los discursos, a partir de las simulaciones de los contenidos en las plataformas cibernéticas que imperan en la actualidad. A falta de otros referentes, se imponen los pastiches en cápsulas, -por decirlo de alguna manera-, frases clisés que abundan fuera del texto, imágenes vacías de contenido. En este contexto, las utopías y las causas sociales no pasan por los estamentos culturales, sino por la calle del pueblo llano como aspiraciones no resueltas, mientras que las grandes quimeras son motivo de descrédito y sospecha intelectual. La crisis es una Gorgona de mil rostros: crisis de sobrevivencia material, ruptura de modelos políticos y culturales, cambio en las costumbres cotidianas, derrumbe de creencias inapelables, etc. Cualquiera sea el rostro de la crisis, la primera respuesta humana que debiera ofrecer consistencia es el arte, más no por sus respuestas, sino por sus cuestionamientos.

Compartimos la idea del divorcio existente entre la necesidad y la libertad humana. Es decir, hoy día la lucha por la sobrevivencia se da en dos andariveles: las hambrunas materiales por un lado, y las inaniciones intelectuales por otro. Ambas están siendo transadas en espacios diferentes. En la ideología del discurso de la sociedad posmoderna, no advertimos una potente carga de denuncia contra las injusticas. Y no vemos en el arte la osadía de suscitar la transformación de esa realidad. “No creemos en el futuro. No creemos en la posibilidad de sacrificio, -dice Ovejero-, hay una situación de desánimo general, lo que paradójicamente es bueno para la literatura, pues el arte suele crecer en épocas de crisis, de tensión, como en Cuba, que vivió un renacimiento de su literatura, o en Alemania, con la caída del muro de Berlín”.

En un intento por devolver al arte la función creadora de universos inéditos, Ovejero cree que “mientras haya lectores que consideren que la ficción aporta algo en sus vidas, es legítimo seguir escribiendo”. Sin embargo, más allá de la tentativa del arte por resignificar la realidad por medio de la ficción de la palabra y de la imagen, nada advertimos, pero apostamos en un arte que arranque de un realismo que supere lo virtual.

Se trata, por decirlo en términos de Ovejero, de una “crisis ética” que es expresión de la claudicación ante la idea de construcción, motivado por el “desánimo” que señala el autor español. No creemos ya en el verbo construir, sospechamos de los materiales y de la obra en sí, como elementos capaces de actuar en la realidad. Sigue pendiente el qué hacer y el cómo hacer, para que el arte que “suele crecer” en épocas de crisis, proponga espacios de sobrevivencia. Bien sea como propuesta de salida del estado crítico, o sentencia sobre la imposibilidad de superarla.

En medio de esta disyuntiva amerita preguntarnos ¿por qué no creer en el futuro? La respuesta acaso empiece a germinar cuando renunciemos a la idea de que la crisis es un estado transitorio y enfrentemos un claro designio: la crisis puede ser una condición existencial. El arte de hoy en tiempos de crisis, “cumple un papel de desintoxicación, porque va más allá del mercado, se nutre del mismo, vive gracias a él, pero, también, muestra su visión de largo alcance”, dice Joan Lluís Montané y tiene razón. Esto a condición de que motivado por la utopía social, el arte como testigo de su época, pueda arrojar nuevas luces en medio de la opacidad.

LOS CHANTAJES ARANCELARIOS

Por Leonardo Parrini 

Algunas de las normas tácitas del funcionamiento del sistema político norteamericano hablan de que los mercados se regulan solos y que las decisiones políticas internacionales las impone el más fuerte. Estas verdades de Perogrullo se vinieron al suelo estos últimos días con la decisión unilateral de Ecuador de renunciar a las prebendas de la ATPDEA o régimen de preferencias arancelarias otorgadas por EE.UU. a países sudamericanos. La Ley de Preferencias Arancelarias de los Países Andinos fue creada en 1991 y consistía en la eliminación de aranceles a una serie de productos para Perú, Bolivia, Colombia y Ecuador, a cambio de su lucha contra el narcotráfico. EE.UU. suspendió de este beneficio a Bolivia en el 2008. En tanto, Perú y Colombia ya no necesitan el programa por la entrada en vigor de sus tratados de libre comercio. Ecuador esperaba su renovación en julio próximo, asunto que era poco probable. 

Las consecuencias económicas de renunciar a la ATPDEA no son lo peor, al fin y al cabo el impacto en efectivo se remite a 23 millones de dólares anuales por concepto de impuestos. Lo singular del hecho es el precedente de que un país latinoamericano, en uso de su derecho soberano a tomar decisiones en política exterior, se atreva a contrariar la norma del más fuerte, del país hegemónico que impone condiciones en el mercado de las mercancías y en el mercado de las ideas. 

En ese sentido, Ecuador sigue dando señales de audacia, dignidad -y porque no decirlo-, de provocadora maniobrabilidad política. Su decisión de renunciar a la ATPDEA le tuerce el brazo a los EE.UU. en su afán de castigar al país que se desalinea de su política exterior y de sus intereses estratégicos a largo plazo.

Si bien las preferencias arancelarias del ATPDEA estaban a punto de morir en julio por falta de decisión política norteamericana, no es menos cierto que el tira y afloja deja de ser un asunto económico para transformarse en un tema de dignidad nacional. EE.UU. suspendería el ATPDEA ante la eventualidad de que Ecuador otorgue asilo político a Edward Snowden, requerido por la justicia estadounidense bajo cargos de espionaje. "Si se le concede asilo en Ecuador a Snowden, lideraré los esfuerzos para impedir la renovación del acceso libre de aranceles de Ecuador bajo el GSP y también me aseguraré de que no hay oportunidad alguna para la renovación del ATPDEA", prometió Robert Menéndez, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano.

¿Por qué si el ATPDEA se otorga a cambio de la lucha contra las drogas, ahora se condiciona su vigencia a otras decisiones políticas? En respuesta, Ecuador ha desafiado a EE.UU. al renunciar unilateralmente a las preferencias y ofrecerle una “ayuda” económica de 23 millones de dólares, para que EE.UU. capacite a su gente en el respeto a los derechos humanos.   

¿Cuánto nos cuesta el desplante? 

Con la decisión ecuatoriana se desinfla el chantaje que ejerce el país norteamericano a sus socios comerciales y proveedores que, a cambio de no cobrar impuestos por el ingreso de sus productos, impone decisiones políticas. Esta es una fehaciente muestra de que el mercado no se regula solo, sino que es posible manipular condiciones arancelarias y precios de compra venta, según interés políticos del comprador. Queda demostrado que para los EE.UU. la economía, así como la guerra, es hacer política por otros medios. 

Ecuador ha tomado medidas para compensar la pérdida de las preferencias que le restan competitividad, solicitando que algunos productos de exportación no petroleros que representan el 45% de las ventas ecuatorianas a Norteamérica, pasen al Sistema Generalizado de Preferencias (SGP) que mantiene EE.UU. con 130 países. Los productos mencionados son las rosas, brócoli y alcachofas, sin embargo, no está claro que aquello sea posible e incluso existe el temor de los empresarios ecuatorianos de que EE.UU. no efectivice el SGP con Ecuador, sistema que junto con la Atpdea cubre unos 4.000 productos. Ecuador comercializa unos 800 ítems bajo ambos programas, como cerámicas, quinua, baldosas, mermeladas, pulpas de frutas, etc. 

El Gobierno ecuatoriano está dispuesto a poner en práctica un programa de apoyo a los empresarios exportadores, mientras que el monto requerido para cubrir las pérdidas de competitividad, incluida una eventual pérdida del SGP, se calcula en 400 millones de dólares, según sectores empresariales. 

La posición ecuatoriana es de rechazo a los chantajes arancelarios. El secretario de Comunicación, Fernando Alvarado ha dicho que "Ecuador no acepta presiones ni amenazas de nadie y no comercia con los principios ni los somete a intereses mercantiles por importantes que estos sean". Para muchos se trata de un desplante moral que requiere, además, de una victoria material, puesto que como bromeaba mi abuelo: buenos son los ideales, pero mejor son los cereales.

miércoles, 26 de junio de 2013

NELSON MANDELA, EL IMPRESCINDIBLE PADRE DE LA LIBERTAD


Por Leonardo Parrini

Mandela es nuestro padre y nos gustaría estar con él, cien años más. Esta afirmación pronunciada por un hombre de color en una calle de Johannesburgo, resume el sentimiento del pueblo sudafricano por Nelson Rolihlahla Mandela. Madiba, como lo llaman popularmente con cariño, enfrenta a sus 95 años una crítica situación de salud que lo pone al borde de un desenlace fatal. Graça Machel, esposa de Mandela y su hija mayor Makaziwe, han solicitado que se proporcione paz en estos cruciales momentos al lider sudafricano.

Nelson Mandela, que se debate entre la vida y la muerte, es el símbolo mundial de la lucha de los pueblos contra la discriminación racial y representa el liderazgo del pueblo sudafricano como primer presidente negro que alcanzó el poder en 1994, contra el régimen del Apartheid que sometió a Sudáfrica desde la primera mitad del siglo XX.

Mandela, nacido en Mvezo el 18 de julio de 1918, es descendiente de la etnia xhosa que perteneció al clan Madiba. Su padre fue Henry Mgadla Mandela, consejero principal de la casa Thembu, y esposo de Nongaphi Nosekeni Fanny, madre del joven lider. En su vida privada estuvo casado tres veces y es padre de seis hijos a los que crió bajo la égida de los principios de la lucha por la libertad y la democracia en su país.

Una vida de lucha inclaudicable

La incesante lucha de Nelson Mandela por la liberación de su pueblo comenzó en la década de los años cuarenta, en contra del Partido Nacional Africano que impuso la política del Apartheid o segregación racial. En 1952 Mandela protagoniza las jornadas de la campaña desobediencia civil contra el régimen y luego lidera el Congreso Nacional Africano, en 1955, con la adopción de la Carta de la Libertad, documento histórico que echa las bases de la política contra la segregación étnica.

Muy joven Mandela destacó como opositor al régimen del Apartheid, al que combatió desde su condición de estudiante de leyes y militante del Umkhonto we Sizwe, brazo armado del Congreso Nacional Africano. En la dura batalla contra el racismo, el joven Mandela fue arrestado y condenado por sabotaje a cadena perpetua. Al cabo de una larga lucha mundial por su liberación, obtuvo la libertad el 11 de febrero de 1990, después de permanecer 27 años encarcelado en las mazmorras del régimen y en la prisión de Robben Island, bajo rigurosas condiciones.  

Mandela matiza el activismo político con su sensibilidad por la música de Handel y Tchaikovski a quienes admira, pasatiempo que alterna con lecturas de los principales pensadores sociales de la humanidad. Gandhi inspira en el joven sudafricano los fundamentos pacifistas de la lucha política, postura que cambiaría luego de la masacre de Sharpeville, en marzo de 1960, con la exclusión de los panafricanistas y el comienzo de la lucha armada por el movimiento de liberación africana.

Mandela permaneció un tiempo en Argelia donde organiza la resistencia con otros líderes africanos, regresa a su país y emprende la lucha política en la alianza parlamentaria, interrumpida por su arresto en 1964. Mandela fue el prisionero número 466/64. En el año de 1969 el régimen del Apartheid sostuvo una falsa operación de fuga con el propósito de asesinar a Mandela; maniobra que fue desbaratada por el servicio de inteligencia británico y narrada por el agente ingles Gordon Winter, en 1981, en su libro de memorias Inside Boss. En febrero de 1985 el Presidente Botha ofreció la liberación condicional de Mandela, a cambio de renunciar a la lucha armada. Mandela rechazó la oferta y emitió un comunicado a través de su hija Zindzi diciendo: "¿Qué libertad se me ofrece, mientras sigue prohibida la organización de la gente? Sólo los hombres libres pueden negociar. Un preso no puede entrar en los contratos."

A la cabeza del movimiento anti Apartheid, Mandela llega al poder en 1994, elegido por sufragio universal, y permanece como el primer Presidente negro de Sudáfrica hasta 1999. Con el propósito de reconciliar a su pueblo, Mandela emprende una reunificación de los sudafricanos y desarrolla una política de carácter popular y nacional. Su destacada trayectoria lo hizo acreedor a 250 reconocimientos internacionales, incluido el Premio Nobel de la Paz que obtiene en 1993.

Nelson Mandela simboliza la lucha del hombre por la dignidad humana en contra de toda política de discriminación política, social y racial. La historia del continente africano y, en particular de su país Sudáfrica, se divide en un antes y un después de su presencia señera a la que bien caben las palabras de Bertold Brecht: hay hombres que luchan día y son buenos, hay los que luchan muchos años y son mejores…hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles. Ese es Nelson Mandela, imprescindible padre de la libertad.