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E c u a d o r - S u d a m é r i c a

domingo, 27 de marzo de 2016

LA NUEVA ERA CUBANA


Por Leonardo Parrini

Los ecos de la visita de Obama a Cuba resuenan en las calles cubanas en el análisis de los transeúntes o comentarios de café, mientras en las esferas del Gobierno se hace el balance de un hecho singular, histórico por sus antecedentes y trascendencia. Los acercamientos entre el Pentágono y La Habana, marcados por el inicio de la normalización de relaciones diplomáticas entre ambos países, deben ser vistos, sin lugar a dudas, como una victoria trascendental del pueblo y la revolución cubanos. En un proceso sin concesiones, miles y miles de isleños desplegaron durante más de medio siglo una capacidad de resistencia, sacrificio y consecuencia sin precedentes. La lucha del pueblo cubano por mantener el proceso revolucionario en contra de los peores designios, ya forma parte de la cultura y compromiso ético intrínsecamente entronizados en los genes del país de Martí. Cuba ha demostrado al mundo un paradigma singular como pueblo libertario en sus decisiones y solidario con el resto de América Latina, aun en las peores condiciones de un bloqueo que la aisló del contexto internacional y condenó a las más insospechadas privaciones materiales.  

En ese contexto de guerra abierta, sin declaración en los papeles, más sí en el terreno de las invasiones a su territorio, atentados a sus dirigentes, chantaje político y otras argucias desplegadas por cinco gobiernos norteamericanos, desde el advenimiento de la Revolución en 1959, Cuba hoy se yergue victoriosa con superlativa dignidad de pueblo soberano de cara a sus amigos y enemigos.   

Obama en La Habana marcó el hito del primer presidente norteamericano que visita oficialmente la isla, y lo hace con sincera postura de mejorar las relaciones con su gobierno, en el marco del reconocimiento a su política revolucionaria, conforme al derecho que le asiste al pueblo cubano de manejar su propio destino. Un reconocimiento a la institucionalidad cubana y a sus resultados en educación, junto a la aceptación explícita “a la ayuda solidaria de Cuba hacia otros pueblos del mundo, y su aporte a causas nobles tales como la salud mundial, y la eliminación del apartheid en África”.

En sus alocuciones públicas, Obama dejó entrever la implícita aceptación de que las decisiones sobre los modelos socioeconómicos en Cuba corresponden a los cubanos, y que el pueblo caribeño ha ganado hace mucho rato el derecho a organizar la sociedad de manera diferente a como otros lo hacen. Ante cientos de tentativas hostiles de los anteriores gobiernos norteamericanos en contra de Cuba, Obama manifestó el reconocimiento del fracaso de dicha política exterior frente la resistencia del pueblo isleño. Resistencia dada no sin sacrificio, altísimo costo social, desbastadoras consecuencias económicas y hondos efectos políticos que Cuba supo sortear durante medio siglo de bloqueo. Sin duda, aquello supone reconocer el aislamiento y fracaso de los EEUU en América Latina por su oprobiosa política hacia la isla revolucionaria.

El futuro es un albur y en esa incertidumbre el Gobierno cubano enfrenta el desafío de dar pasos firmes hacia un total desbloqueo de su economía y un auténtico reencuentro social entre los cubanos. Retos que implican vigilar el no retorno a la Cuba de los años 50, condenada a la odiosa diferencia entre ricos y pobres, dictadores mafiosos y condición de patio trasero del imperio gringo. 

El Gobierno cubano reconoce las diferencias y separa a Obama de la calaña de administraciones norteamericanas anteriores, invasoras y terroristas, que buscaron doblegar al pueblo cubano por la fuerza, sin embargo no se puede soslayar el hecho de que el Presidente estadounidense es transitorio. Detrás del Gobierno visible, permanece el dominio oculto de los grupos de poder norteamericanos que rechazan el actual entendimiento cubano norteamericano y que son los mismos que pugnan por retornar al poder republicano en los EE.UU. El futuro impone nuevas formas de pensar la política cubana. Los desafíos dejaron de ser en el terreno militar una prioridad dramática, y ahora se impone la lucha ideológica y la consolidación de una economía que lleve al pueblo cubano a la prosperidad con dignidad.

Los EE.UU no renunciarán a tratar al sector privado como la tabla de salvación cubana y lo fortalecerán en sus relaciones comerciales con la isla. Aquello no debe implicar denostar el mayoritario esquema estatal cubano, responsable de las decisiones futuras. Las estadísticas hablan de que el sector no estatal en Cuba solo aporta el 12% del PIB y representa el 30% del empleo, siendo evidentes sus imitaciones para generar valor a la economía del país. El desafío económico cubano se mueve en tres direcciones: eficiencia y crecimiento de la empresa estatal socialista, relación de la economía con la ciencia y la tecnología en la mira del comercio exterior y evitar la expansión de las desigualdades sociales con políticas públicas claras. En esa trilogía EE.UU debe procurar armonizar sus políticas hacia Cuba. La esencia de la ideología del Estado socialista cubano, enfrenta el reto de potenciar la creatividad humana movilizada por ideales de equidad social y solidaridad en las relaciones futuras con el país del norte.

Una ardua batalla está en manos de las nuevas generaciones de jóvenes cubanos que enfrentan condiciones distintas a las que combatieron sus ancestros revolucionarios en el siglo XX. Los une el porvenir, no obstante, hoy más que nunca la era deberá parir un nuevo corazón revolucionario, insuflado del inmortal espíritu martiano que caracteriza a los cubanos.

sábado, 12 de marzo de 2016

PARALELO CERO: TIEMPO DE POESÍA

Por Leonardo Parrini

¿Corren buenos tiempos para la poesía? La respuesta, al parecer, subyace en la afirmación de la poeta española Natalia Carbajosa: la poesía exige concentración y serenidad de espíritu que la vida actual no proporciona. En contrapunto, Leonard Cohen, poeta y músico canadiense, sugiere que la poesía es la evidencia de la vida, no obstante es capaz de absorber el sufrimiento permanente y el común denominador de la esperanza humana.

¿Será la crisis, entonces, terreno baldío para la poesía, o su campo fecundo donde fermenta el limo del verso?

Lo cierto es que en Ecuador hay quien se atreve a organizar, convocar y sacar adelante el Encuentro Internacional de Poetas Poesía en Paralelo Cero, que ha pasado a constituirse en uno de los eventos literarios más importantes de la región. Sin embargo, como sentencia Xavier Oquendo, el anfitrión organizador, es muy difícil para los tecnócratas de cualquier país entender cuál es la importancia de un encuentro de poesía en una ciudad, en un país, en una región.

Nos hacemos eco del texto de Pablo Salgado A más crisis más poesía, quien cita a Brecht que dice: siempre serán malos tiempos para la lírica. Malos tiempos, porque en plena latitud cero, hay cero incentivos para la cultura y, por tanto, para la literatura. La poesía no vende, suele ser la consigna. No produce réditos tangibles, contantes y sonantes, porque como dijo un viejo poeta amigo, parodiando a su abuelo: buenos son los ideales, pero mejor son los cereales.

Así, contra viento y marea, la empresa editorial El Ángel Editor organiza este año la octava versión de Poesía en Paralelo Cero que tendrá lugar en 10 ciudades del país entre el 14 y el 19 de marzo de 2016. El evento cuenta con auspicio de entidades estatales, Ministerio de Cultura y Casa de la Cultura,  Embajadas de España y Argentina, Dirección de Cultura del Municipio de Quito, Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Universidad Internacional del Ecuador, fundación FIDAL, Galería Sarapa, Centro Cultural Carlos Fuentes, Centro Español en Quito, Bar-Restaurante Casa Tomada; entre otros.

Este año se entregará el Premio Poeta Dos Hemisferios al cantautor Luis Eduardo Aute, también el encuentro estará dedicado al poeta quiteño Fernando Cazón y en memoria del escritor guayaquileño Miguel Donoso Pareja, recientemente fallecido Durante el festival se presentarán diversos libros publicados por El Ángel Editor, entre ellos, Pánfilo de Miguelangel Rengifo, Las yeguas y las rosas del argentino Hugo Francisco Rivella y la antología de los poetas invitados Poesía en Paralelo Cero 2016.

También se presentarán las antologías Bajo un cielo despejado del poeta argentino Hugo Mujica, Poemas del navegante de Miguel Donoso Pareja, De un tiempo a esta parte de Luis Eduardo Aute y La tempestad del laberinto de Fernando Cazón. Además, se realizará el lanzamiento de los libros Las raíces aéreas del español Javier Bozalongo, Los hijos de Bob Dylan del poeta norteamericano Gordon McNeer, Chiloé, ovejas en la memoria de la poeta chilena Rosabetty Muñoz, Desierto rumor de la colombiana Andrea Cote, Rituales de la ecuatoriana Ana Cecilia Blum y la cubana Lissette Espinosa. La editorial española Valparaíso, lanzará el libro Modelo 1972: 12 poetas ecuatorianos y la antología Aviones de papel bajo la lluvia del poeta boliviano Gabriel Chávez Casazola.

Si es o no propicio este tiempo para la poesía, Xavier Oquendo, reflexiona: La sociedad está hecha para que se aplauda lo políticamente correcto. Y la poesía nunca está en ese lado. La poesía es la teoría de lo incorrecto y todo lo que a ella le rodea, igual. Por ello, hacer un encuentro y traer a poetas de todo el mundo latino para que se reconozcan en Ecuador y con su poesía, es extraño.

Sin duda, un cónclave de poesía representa un renacimiento del espíritu, más aún para un país que necesita voces de aliento, un eco esperanzador en el canto de poetas de diversos horizontes, signados por el destello de un estado de ánimo: un caminar frente a otras realidades.

miércoles, 9 de marzo de 2016

GIRO A LA FLEXIBILIDAD LABORAL

Por Juan J. Paz y Miño C.

En varios artículos he sostenido que con el paso del tiempo se evidenció que los ‘enemigos’ históricos de los gobiernos progresistas y de nueva izquierda en América Latina son el imperialismo, los altos empresarios (burguesía) y los más influyentes medios de comunicación privados. Sus intereses son defendidos y expresados por los sectores y partidos de derecha, a través de los cuales se moviliza la ‘restauración conservadora’.

El avance de esas derechas en Argentina, Venezuela y Bolivia también demuestra que a las fuerzas descritas se suman errores, flaquezas, contradicciones, debilidades políticas, ausencias de crítica y autocrítica o carencia de bases sociales firmes y organizadas, originados en los gobiernos progresistas y de nueva izquierda, por sus propias acciones u omisiones. Incluso faltaron puentes con aquellos sectores de movimientos sociales, laborales y populares que llegaron a romper con ellos.

Un reciente artículo de Emir Sader, publicado en este diario (‘La crisis de la izquierda latinoamericana’, http://goo.gl/7rHCqm) va en la línea crítica de apuntar las debilidades de esos gobiernos, a pesar de los significativos avances que igualmente han logrado frente al pasado neoliberal. Bajo similares contextos, altos empresarios y dirigentes pertenecientes a las cámaras de la producción en Ecuador han sido persistentes en demandar no solo un cambio en el ‘modelo’ económico, a fin de que se atraiga inversión extranjera, se aliente al empresariado interno y se liberen mercados, retirando de la economía al “excesivo” gasto público, los “demasiados” impuestos y, en última instancia, al Estado. Además, han cuestionado la “rigidez” del mercado laboral del país, abogando por su “flexibilización”.

En ese marco, el Proyecto de Ley Orgánica para la Optimización de la Jornada Laboral y Seguro de Desempleo (http://goo.gl/JqJKOR) presentado por el Ejecutivo a la Asamblea, se ha justificado con la idea de que es necesario ser “pragmáticos” ante las “dificultades” que atraviesa el país, a fin de evitar la caída del empleo, algo que ya está ocurriendo. Pero si se examina con objetividad académica y sin pasiones políticas, se trata de una propuesta de flexibilidad laboral, aunque no se quiera reconocerlo.

No solo afecta al principio prooperario y a derechos laborales preexistentes, sino que ha provocado un posicionamiento social polarizado, ya que mientras la política laboral escogida para enfrentar las dificultades económicas de la coyuntura ha merecido amplio beneplácito entre empresarios y dirigentes vinculados con las cámaras de la producción, ha despertado el rechazo generalizado de los trabajadores y sus organizaciones, con respaldos y solidaridades de otros movimientos sociales y clases medias.

Nadie puede prever las repercusiones políticas que todo ello tenga para las elecciones de 2017. Pero es evidente que la nueva política laboral, en el contexto de la recesión económica, marca un giro conceptual y un nuevo momento en la trayectoria histórica de la Revolución Ciudadana después de 9 años de gobierno.

sábado, 5 de marzo de 2016

DISCONTINUIDAD CULTURAL

Por Leonardo Parrini

La cultura de la discontinuidad ha imperado en el Ministerio de Cultura. Solo basta citar que ocho ministros han ocupado esa cartera de Estado en nueve años. Sin buscar las cinco patas al gato, cabe decir que en forma miscelánea se han sucedido funcionarios que realizan la gestión con una disonancia cognoscitiva diciendo una cosa y haciendo otra. Forjaron una expectativa que se ha quedado en palabras: promulgar la Ley de Cultura, promesa incumplida que rebasó el plazo establecido por la Asamblea de Montecristi. La deuda del Estado con la cultura tiene saldo en rojo en la ausencia de una política que refleja la falta de un reglamento que norme la actividad cultural del país como su forma esencial de ser.   

La desarticulación entre las diversas manifestaciones culturales es un síndrome de una preocupación mayor: el vacío de una reflexión plural sobre el país que queremos, concebido en la utopía de creación intelectual y afectiva del ser humano. ¿Y quiénes mejor que los trabajadores de la palabra y de la imagen, artistas, escritores, músicos, cineastas, en fin, soñadores empedernidos, para concebir ese país diferente acuñado en el comportamiento revolucionario individual y colectivo del pueblo en una nueva matriz nacional?

La cultura y su burocracia se ve afectada estos días por enroques ministeriales, cambios de sujetos como en un tablero de ajedrez, con la salvedad de que Rafael Correa mueve sus fichas claves en los puestos que considera claves, y la cultura no lo es ni lo ha sido para el régimen. Los hombres del presidente, -aquellos de confianza, se entiende- van nominados a puestos estratégicos, y la cultura no lo es para el gobierno. La defensa nacional y las relaciones exteriores si son estratégicas, como una obvia política pública del Estado.

Junto al nombramiento de la flamante ministra de Cultura, Ana Rodríguez, viceministra del equipo de Guillaume Long, se promete continuidad. ¿En qué? La misma funcionaria reconoce la deuda cultural del Estado, y una de esas deudas es no haber dado el tiempo necesario a los burócratas para que desarrollen la política pública del sector en el que están inmersos. El escritor que preside la Casa de la Cultura, Raúl Pérez Torres, tiene mucha razón al insistir en “la necesidad de la permanencia de quien dirija el Ministerio, al considerar que con cada nuevo actor, tras el mando, se echa al tarro de basura lo que se ha dicho y programado, y eso es lo que ha pasado siempre en el país”.

En esa discontinuidad, el sector cultural tiene expresiones autorales solitarias importantes, huérfanas de financiamiento y de coordinación con circuitos de distribución de sus productos. Esa tácita red de hacedores de cultura no ha sido debidamente coordinada por las instancias ministeriales, precisamente debido a la ausencia de políticas y de financiación concreta. La pretendida “industria cultural”, tomada a trasmano de experiencias foráneas, no representa nada más que una amenaza para las iniciativas autorales impedidas de competir con la maquinaria burocrática del ministerio en la gestión cultural. Esa competencia desigual es una espada de Damocles para los entes culturales, no obstante que el Sistema Nacional de Cultura está integrado por todas las instituciones en el ámbito cultural que reciben fondos públicos y por los colectivos de personas que vinculen al sistema.

Hablando claro, la cultura no se la puede decretar. La sola designación de recursos no garantiza la creatividad; ni la omnipresente estructura burocrática del Estado asegura una libre y fecunda manifestación cultural. Sin embargo, la ley es una necesidad perentoria para garantizar un aliento democrático a la cultura, en la medida que “permita organizar, potenciar y fomentar la gestión artística, la formación de públicos, la memoria social y el patrimonio material e inmaterial que tiene el país”. La norma, si bien no es garantía de creación, obliga al Estado a ejercer rectoría por medio de sus órganos competentes, entiéndase el Ministerio de Cultura, que además está obligado a gestionar el desarrollo cultural del país como una política de Estado. Frente a la nueva designación ministerial, es de esperar que la política de la discontinuidad cultural no siga rondando -como el Fantasma de la Opera- en el impasible edificio del Ministerio de Cultura.  

miércoles, 2 de marzo de 2016

CRIMEN CONTRADICTORIO

Por Leonardo Parrini

La interrogante en la canción de J.M. Serrat: qué va a ser de ti lejos de casa, nena, qué va ser de ti…alude al temor evidente de padres por nuestras hijas e hijos cada vez que se ausentan del hogar, más allá del tiempo y del espacio diario. Los riesgos en esta época de evidente inseguridad social amenazan cotidianamente la vida de las personas más vulnerables. Hasta julio del año anterior, se registran 37 casos de mujeres víctimas de feminicidio en nuestro país. Sin embargo, resulta difícil concebir que dos muchachas salen de vacaciones, mochila al hombro, y terminen asesinadas en una playa ecuatoriana.  

El crimen de las argentinas Marina Menegazzo y María José Coni, de 21 y 22 años de edad, acaecido en la localidad de Montañita, -llamada por algunos Sodoma y Gomorra por su deliberada inclinación al divertimento en todas sus expresiones carnales extremas-, pone de relieve varios ribetes de nuestra sociedad criolla. Luego del hallazgo de los cadáveres una ola de prejuicios, suposiciones y hasta audaces conclusiones, estigmatizan a las víctimas por supuesta provocación del hecho. Se lo buscaron por andar solas, por ligar con desconocidos, por salir de noche, por ser tan apetecibles -se dice- en definitiva, por su condición de mujeres. El femicidio calificado, cometido en la persona de Marina y Maria José, avergüenza la conciencia nacional por el grado de incomprensión en la lectura de los hechos. Un juzgamiento social a dos mujeres que viajan solas, por el simple hecho de disfrutar sus vacaciones en un mundo que ellas creyeron más racional y justo.   

Una diligencia policial vertiginosa dio lugar al informe ministerial en rueda de prensa, cuya versión oficial anunciaba la detención de dos sospechosos, Segundo P., y Eduardo de la A., según se dijo- autores del crimen. El perfil de los implicados, aparentemente, no encaja con el perfil de las víctimas. La familia de las chicas asesinadas sugiere la hipótesis de que dos muchachas universitarias, nacidas en el seno de una tradicional familia mendocina de clase media, es poco probable que entablaran relación alguna con dos ecuatorianos que las doblan en edad, uno de raza negra, ambos de origen humilde y condición social marginal. Para los más suspicaces la primera versión policial cae bajo sospecha de encubrimiento de los hechos reales, bajo el argumento de haberse omitido etapas en el protocolo de la investigación forense.   

Sara Sarmiento, amiga de las víctimas que compartió momentos con Marina y Maria José días antes del crimen, afirma que las causas del asesinato se relacionan con una red de tratantes de blanca. ¿Qué indicios concretos dispone Sarmiento para hacer esa insinuación, o es que en los entretelones del crimen las muchachas fueron abordadas durante su viaje por miembros de una organización de esa naturaleza? Si ese es el caso, Sara debe aportar datos específicos que apunten a esclarecer los hechos en una investigación formal.

Una fácil y prejuiciosa lectura del crimen sugiere que las jóvenes victimadas dieron motivos para un asesinato de móvil sexual, al pernoctar en casa de dos desconocidos en un lugar propicio para el cometimiento del hecho. La condena social a las dos mujeres víctimas de femicidio, coincide con la desventurada afirmación de Michel Sanguinetti, policía canadiense, quien en abril de 2011 sentenció durante una charla universitaria: “las mujeres deberían evitar vestirse como putas para no ser violadas”, afirmación que recibió el repudio mundial. La malhadada frase del policía canadiense simboliza el nivel de degradación social que vivimos y contradice los más elementales derechos de la mujer a ser libre, autónoma de elegir amigos y entablar relaciones igualitarias, derecho a la decisión responsable sobre su cuerpo y de los accesorios que lo cubren o descubren. 

Vivimos en ausencia de una revolución cultural que nos sitúe, espiritualmente, en un lugar más digno frente a las dinámicas de género, y de la propia condición humana. Un sacudón que nos redima de la descomposición ideológica imperante, asumida como una forma de ser normal. Un remezón de la conciencia viene bien para no juzgar con tanta facilidad las apariencias de la mujer convertida en presa de caza cuando transita sola. ¿Sola, y quién se supone que falta a su lado, cual es el supermacho llamado a protegerla y de qué? ¿No estar en el lugar preciso y en el momento oportuno para saberte segura, implica que debes pagar con el cuerpo y la vida el apetito voraz de dos sujetos que matan alevosamente bajo efecto de alcohol o drogas? En un mundo machista y discriminatorio de violencia feminicida que desemboca en crímenes repudiables ¿qué va a ser de ti lejos de casa, nena, que va a ser de ti?