Por Leonardo Parrini
Lo conocimos en Chile en 1972
cuando Silvio Rodríguez visitó por primera vez el país del sur invitado por las
Juventudes Comunistas, organización que integró la Unidad Popular que llevó a
la presidencia a Salvador Allende. Un sonriente Victor Jara lo recibió en el
aeropuerto de Pudahuel de la capital chilena y le abrió las puertas a lo que sería
una amistad de más de cuatro décadas con los chilenos. En aquella ocasión, Silvio
asistió al Pedagógico de la Universidad de Chile a un acto político artístico, donde
tuvimos la oportunidad de presentarlo a un auditorio de novatos que ingresaban
a las aulas universitarias. Silvio, entonces, era un muchacho de veintiséis
años, lúcido y apasionado, que contaba la historia de cada canción antes de
interpretarla en público. Esa mañana cantó uno de los temas que hoy constituyen
un clásico: La era está pariendo un
corazón.
Hoy, a cuatro décadas de ese episodio,
Silvio Rodríguez recuerda en reciente entrevista para el semanario chileno El Siglo
que “La era está pariendo un corazón la
compuse cuando tenía 20 años y era como un canto de América Latina por sus
próceres. El Che estaba en la cúspide de las luchas con un ejemplo que estremecía
al continente. Esa canción fue mi asombro, mi entusiasmo, incluso mi deseo de continuar
ese camino. Después se demostró que el fusil guerrillero enfrentado al fusil oligárquico
no era la única manera de reclamar patrias más justas”.
El Silvio de aquellos años no
difiere del maduro cantautor de hoy, en cuanto al concepto que tiene de su condición
de artista templado en la creación como un obrero del arte que sabe, a ciencia
cierta, con qué materiales construir el andamiaje de su obra. “Siempre tuve cuidado con el arte programado
–confiesa Silvio-, porque lo que llaman el papel del artista puede resultar
pretencioso. Es dificil que el arte se pueda sujetar a lo que dictan los
papeles. Lo que llamamos arte tiene que ver con todo, porque lo mismo lo
inspira un calabozo que una noche de bodas. Posiblemente la ficción sea el más
poderoso ingrediente de las artes. Pero ficción en términos artísticos no
quiere decir mentira, sino espíritu, hondura, acaso misterio. He visto que
cuando se fuerzan los contenidos las resultantes parecen esquemáticas, poco
convincentes. Desde mis inicios me alce contra el panfleto”, manifiesta al
cantautor cubano.
Los valientes creyeron en mí
Formado en las aulas de la Revolución
cubana, Silvio, desde niño participó en las jornadas de trabajo voluntario y formación
política que buscaban fraguar en él al revolucionario. Y lo hizo con la
devoción de los niños y jóvenes cubanos por el amor a su país y con el
compromiso de dar la vida por el proceso de cambios iniciado por Fidel. No
obstante, Silvio encontró nuevos derroteros en ese camino.
-Desde niño no milito en organizaciones políticas y aunque tuve una
adolescencia muy comprometida, en mis primeros años de trovador hubo prejuicios
con lo que yo cantaba y con mi persona.
Entones un día golpeó mi puerta en la Habana, Isabel Parra y me dijo: “vengo a
ver si eres tan malo como te pintan”. Por suerte que los que creyeron en mi
eran valientes, concluye Silvio.
En la actualidad, con una
humildad que sorprende, Silvio confirma ser un indagador de verdades transitorias,
pero esenciales. ¿Dónde está la justicia, en qué creer?, se pregunta Silvio. Y responde
con una declaración de principios que habla de su madurez existencial y artística:
Los países que se supone deben ser
ejemplo de equidad roban y asesinan. Los banqueros hunden al mundo jugando con
numeritos falsos. El reino de los cielos parece prescindir de la transparencia y
humildad. Las doctrinas no pueden ser recetas impasibles. Las nuevas
conciencias lo ven todo y se radicalizan: unos escogen la individualidad
hedonista, otros el sueño de mejorar el mundo. Declaración urgente, como sus
versos juveniles, tan vigentes ayer como hoy: La era está pariendo un corazón, no puede más se muere de dolor y hay
que acudir corriendo, pues se cae el porvenir.
JOSÉ MARTÍ dijo:
ResponderEliminar"No hay Revolución sin Revolucionarios, Los revolucionarios de todo el mundo somos hermanos"
Solo falta una guitarra y un vino....!!
Saludos hermano LEONARDO !!!!
LEO ACOSTA !