Por Leonardo Parrini
La paz en la Franja de Gaza es
un imperativo urgente, pero dificil. Las partes involucradas persisten empeñadas
en la destrucción del otro y vuelven inviable un cese al fuego. El grupo islámico
Hámas que gobierna Gaza ha definido su política con un claro objetivo: expulsar
de la zona al ejército israelí, bajo el precepto de no reconocimiento al Estado
de Israel. El propósito de Hámas es la instauración
de un Estado palestino de corte fundamentalista islámico, amparado en la
proclamaba de levantar el estandarte de Ala sobre cada pulgada de Palestina.
Las autoridades palestinas de
Gaza, representadas por el presidente Khaled Meshaal militante de Hámas, han
declarado que su decisión es apoyar la creación de dicho Estado palestino, pero en
un territorio que responda a las fronteras de 1967, es decir antes de la presencia
del ejército israelí que invadió ese año la zona durante la llamada Guerra de
los Seis Días. Esta es una posición inaceptable para el régimen de Netanyahu que,
presionado por las elecciones del próximo año, mantiene una línea dura de
su gobierno hacia los palestinos en Gaza con el exterminio de poblacion civil.
Hámas es mucho más que "un
grupo armado terrorista", como lo califican EE.UU, Israel, Gran Bretaña y la
Comunidad Europea. Es la organización elegida en los comicios parlamentarios del
2006 por amplia mayoría, con el nombre de Partido Cambio y Reforma, y que hoy lidera
el Consejo Legislativo Palestino. Su labor es la de un gobierno que administra programas
sociales como la construcción de escuelas, hospitales e instituciones islámicas
y acciones militares de las Brigadas al-Qassam, su brazo armado. Hámas es una organización militante islámica
palestina formada hace 15 años al comienzo de la primera Intifada, o
levantamiento palestino contra la ocupación por parte de Israel de la Franja de
Gaza y de la Franja Oeste.
En los enfrentamientos que
tuvieron lugar entre Hámas e Israel - en el 2008 y 2009 - murieron más de 1.400
personas y la ONU sancionó como crímenes de guerra las acciones de ambos
bandos. En el año 2011 las partes firmaron un acuerdo de reconciliación que
implicaba la creación de un Estado palestino en Gaza con anuencia de EE.UU,
pero Netanyahu se opuso calificando al acuerdo como un “golpe tremendo a la paz
y victoria del terrorismo palestino”.
La paz un imperativo difícil
El actual estatus quo de la
zona de Gaza se ampara en los Acuerdos de Oslo de 1993, un pacto de paz entre
Israel y la OLP Organización para la Liberación de Palestina de ex lider Yasser
Arafat, que asignó el 80% del territorio al pueblo palestino. Un futuro de paz duradera
en Gaza es improbable si las partes no reconsideran sus actuales posturas de
intransigencia extrema. Hámas ha realizado más de 700 ataques a Israel este año
en respuesta a la ofensiva del ejército israelí que ha desencadenado una serie
ininterrumpida de ataques a la población palestina en Gaza.
Dos factores hacen imposible
un cambio de postura israelí: las elecciones del próximo año donde Benjamín Netanyahu
pretende la reelección y la potencial amenaza nuclear de Irán; frente a lo cual,
el lider judío está obligado a mostrar liderazgo fuerte en la región. La paz es
un imperativo urgente en Gaza. No sólo para detener ya el genocidio que hasta el momento ha cobrado más de 100 muertos y 700 heridos entre hombres,
mujeres y niños, cometido contra la población palestina por las tropas israelíes,
sino para garantizar la convivencia entre los pueblos de una región donde
las pasiones y el odio hasta el momento nublan la razón.
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