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miércoles, 26 de junio de 2013

NELSON MANDELA, EL IMPRESCINDIBLE PADRE DE LA LIBERTAD


Por Leonardo Parrini

Mandela es nuestro padre y nos gustaría estar con él, cien años más. Esta afirmación pronunciada por un hombre de color en una calle de Johannesburgo, resume el sentimiento del pueblo sudafricano por Nelson Rolihlahla Mandela. Madiba, como lo llaman popularmente con cariño, enfrenta a sus 95 años una crítica situación de salud que lo pone al borde de un desenlace fatal. Graça Machel, esposa de Mandela y su hija mayor Makaziwe, han solicitado que se proporcione paz en estos cruciales momentos al lider sudafricano.

Nelson Mandela, que se debate entre la vida y la muerte, es el símbolo mundial de la lucha de los pueblos contra la discriminación racial y representa el liderazgo del pueblo sudafricano como primer presidente negro que alcanzó el poder en 1994, contra el régimen del Apartheid que sometió a Sudáfrica desde la primera mitad del siglo XX.

Mandela, nacido en Mvezo el 18 de julio de 1918, es descendiente de la etnia xhosa que perteneció al clan Madiba. Su padre fue Henry Mgadla Mandela, consejero principal de la casa Thembu, y esposo de Nongaphi Nosekeni Fanny, madre del joven lider. En su vida privada estuvo casado tres veces y es padre de seis hijos a los que crió bajo la égida de los principios de la lucha por la libertad y la democracia en su país.

Una vida de lucha inclaudicable

La incesante lucha de Nelson Mandela por la liberación de su pueblo comenzó en la década de los años cuarenta, en contra del Partido Nacional Africano que impuso la política del Apartheid o segregación racial. En 1952 Mandela protagoniza las jornadas de la campaña desobediencia civil contra el régimen y luego lidera el Congreso Nacional Africano, en 1955, con la adopción de la Carta de la Libertad, documento histórico que echa las bases de la política contra la segregación étnica.

Muy joven Mandela destacó como opositor al régimen del Apartheid, al que combatió desde su condición de estudiante de leyes y militante del Umkhonto we Sizwe, brazo armado del Congreso Nacional Africano. En la dura batalla contra el racismo, el joven Mandela fue arrestado y condenado por sabotaje a cadena perpetua. Al cabo de una larga lucha mundial por su liberación, obtuvo la libertad el 11 de febrero de 1990, después de permanecer 27 años encarcelado en las mazmorras del régimen y en la prisión de Robben Island, bajo rigurosas condiciones.  

Mandela matiza el activismo político con su sensibilidad por la música de Handel y Tchaikovski a quienes admira, pasatiempo que alterna con lecturas de los principales pensadores sociales de la humanidad. Gandhi inspira en el joven sudafricano los fundamentos pacifistas de la lucha política, postura que cambiaría luego de la masacre de Sharpeville, en marzo de 1960, con la exclusión de los panafricanistas y el comienzo de la lucha armada por el movimiento de liberación africana.

Mandela permaneció un tiempo en Argelia donde organiza la resistencia con otros líderes africanos, regresa a su país y emprende la lucha política en la alianza parlamentaria, interrumpida por su arresto en 1964. Mandela fue el prisionero número 466/64. En el año de 1969 el régimen del Apartheid sostuvo una falsa operación de fuga con el propósito de asesinar a Mandela; maniobra que fue desbaratada por el servicio de inteligencia británico y narrada por el agente ingles Gordon Winter, en 1981, en su libro de memorias Inside Boss. En febrero de 1985 el Presidente Botha ofreció la liberación condicional de Mandela, a cambio de renunciar a la lucha armada. Mandela rechazó la oferta y emitió un comunicado a través de su hija Zindzi diciendo: "¿Qué libertad se me ofrece, mientras sigue prohibida la organización de la gente? Sólo los hombres libres pueden negociar. Un preso no puede entrar en los contratos."

A la cabeza del movimiento anti Apartheid, Mandela llega al poder en 1994, elegido por sufragio universal, y permanece como el primer Presidente negro de Sudáfrica hasta 1999. Con el propósito de reconciliar a su pueblo, Mandela emprende una reunificación de los sudafricanos y desarrolla una política de carácter popular y nacional. Su destacada trayectoria lo hizo acreedor a 250 reconocimientos internacionales, incluido el Premio Nobel de la Paz que obtiene en 1993.

Nelson Mandela simboliza la lucha del hombre por la dignidad humana en contra de toda política de discriminación política, social y racial. La historia del continente africano y, en particular de su país Sudáfrica, se divide en un antes y un después de su presencia señera a la que bien caben las palabras de Bertold Brecht: hay hombres que luchan día y son buenos, hay los que luchan muchos años y son mejores…hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles. Ese es Nelson Mandela, imprescindible padre de la libertad.

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