Por Leonardo Parrini
La pregunta que titula este artículo
no es de Perogrullo, es totalmente pertinente. Incluso, la repregunta, tampoco
es obvia: ¿Desde cuándo ha habido paz estable en Corea?
El cese del fuego establecido
en el año de 1953 puso fin a las hostilidades de la Guerra de Corea, pero no se
tradujo en el término formal de la guerra, ni en la paz definitiva. Esa ha sido
la aspiración diplomática de Corea del Norte bajo un tratado de paz que nunca
se ha concretado. Una aspiración que ha sido planteada al tenor de propuestas
de reunificación de las dos Coreas, bajo el principio de convivencia que se
traduce en la fórmula de “un país, dos sistemas”.
La iniciativa norcoreana
siempre estuvo acompañada de la exhortación a EE.UU para que ponga fin a la
ocupación del territorio surcoreano y la suspensión de los simulacros de
combates anuales. Complementariamente, Corea del Norte ha mostrado la voluntad de establecer negociaciones bilaterales con
Washington para disminuir la tensión en la región. Durante los sesenta años que
han trascurrido luego del cese de las hostilidades de la Guerra de Corea, EE.UU
y su protectorado surcoreano se han negado sistemáticamente a acatar los puntos
diplomáticos sugeridos por Pyongyang.
Washington ha mantenido en la
península coreana un estándar basado en la política de la denominada “paciencia
estratégica”, que incluye presencia militar en la zona y alianzas con los
Estados capitalistas de la región. Esta presencia ha permitido a EE.UU realizar
maniobras militares con Corea del Sur, incluidos simulacros de ataque a Corea
del Norte y sobrevuelos con aviones B2 cargados con armas nucleares.
En ese contexto, y coincidente
con las maniobras militares estadounidense surcoreanas, el clima se ha caldeado
en la zona. Las amenazas reemplazan a la relación política normal entre las dos Coreas. Esta situación afectó el normal
funcionamiento de un complejo industrial fronterizo donde laboran 50 mil empleados
norcoreanos en 120 empresas surcoreanas. El ambiente de guerra fría imperante estos
días ha cerrado las puertas, hasta nuevo aviso, de las industrias que benefician
a las dos Coreas con graves perjuicios económico para las partes.
La
estrategia bélica
La alianza EE.UU-Corea del Sur parte del supuesto que “gran parte del comportamiento de Corea de
Norte se puede considerar retórico”, y que la tensión bajará cuando terminen
las manobras militares conjuntas realizadas por EE.UU y Corea del Sur.
Lo que está claro, a largo
plazo, es que Washington no quiere la paz en Corea, peor ahora que Corra del
Norte tiene una mayor capacidad de respuesta bélica que entorpece sus
pretensiones geopolíticas en la región. Los analistas coinciden en manifestar
que en este escenario, “como último reducto de la guerra fría, le viene como anillo
al dedo a la política imperial de Washington.” El propósito final es acabar con el regimen comunista de Corea del Norte, al fragor de un conflicto bélico.
La política de EE.UU consiste en
satanizar a Corea del Norte como “amenaza constante”, lo que permite justificar
y mantener presencia norteamericana en la región, bajo el supuesto principio
de la Estrategia de Seguridad Nacional. Esta geopolítica estratégica global estadounidense
justifica el sistema de bases
militares gringas en Asia, con emplazamiento de mecanismos antimisiles en el
océano Pacífico, al tiempo que manda una clara señal: EE.UU pretende volver
aceptable su hegemonía en la región.
El clima de inestabilidad próximo
a un país como China hace obvia la presencia norteamericana en la zona, como
contrapeso frente a la potencia asiática. Ese mismo clima torna vulnerable,
política y económicamente, a Corea del Sur, país que requerirá del protectorado
estadounidense en un interminable círculo vicioso de inseguridad-protección.
Todo apunta a que la respuesta
a la pregunta inicial de este artículo, es obvia: la guerra es la política estadounidense, con otros medios,
en la península coreana. Cuando la guerra se torna un justificativo político y un negocio rentable,
la paz se vuelve una mercancía devaluada.
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