Por
Leonardo Parrini
María
de 17 años entra en la tienda de un barrio típico quiteño y pide al tendero que
le venda media cajetilla de cigarrillos. El tendero le pregunta si son para
ella. La muchacha, ingenuamente, responde que sí. El tendero le pide que mire
un cartel que cuelga sobre la caja registradora. Prohibida la venta de
cigarrillos a menores de 18 años. María sonríe e insiste en comprar los
tabacos. El dueño de la tienda, finalmente, le niega la venta.
Estefanía,
de 16 años, entra en un sub centro del Ministerio de Salud del mismo barrio en
el sur de Quito. Pregunta en una ventanilla de información cómo debe hacer para
obtener la pastilla anticonceptiva que se entrega gratuitamente. Una mujer de
mediana edad le dice que proporcione sus datos y que en seguida le llamarán por
turno. Pasan 10 minutos de lo que María registró su identidad y un médico la
atiende en un consultorio. Luego de un examen clínico, opcional, María recibe Pregnón
de 0,75 miligramos, la pastilla del día después.
Estas
historias paralelas reales tienen lugar en el mismo barrio de una ciudad donde
voces contrarias a las medidas de control natal, critican la distribución
gratuita de una pastilla anticonceptiva a los adolescentes desde los 12 años de
edad, mientras que la venta de cigarrillos está prohibida para menores de 18
años. Hábil comparación por parte de quiénes se oponen a la planificación
familiar y a todo método que impida la concepción, sea por razones religiosas o
morales. Falaz forma de presentar la situación que equivale a confundir coles con nabos,
como se dice en Quito.
La
medida del Ministerio de Salud Pública de prohibir la venta de cigarrillos a
menores de edad, tiene directa relación con la preservación de la vida,
amenazada por uno de los agentes cancerígenos más poderosos y causa directa de
infarto al miocardio: el tabaco. En tanto que la distribución gratuita de la
pastilla del día después, responde a una política pública responsable de
garantizar un método masivo y accesible de control natal.
El
anticonceptivo de emergencia, cuyo ingrediente activo es el levonorgestrel,
tiene efecto hasta 72 horas después de la relación sexual y no es abortivo,
según informan los especialistas. La medida forma parte de la campaña educativa
Habla Serio
que promueve el Ministerio de Salud Pública. Pese a la oposición oficial de la
iglesia a los métodos anticonceptivos, la necesidad del uso de estos fármacos
cobra mayor importancia cada día en Ecuador, país en donde “las relaciones
sexuales son cada vez más precoces”.
Las
estadísticas son elocuentes: en Ecuador 3.684 niñas de 12 y 14 años fueron
madres en el 2010; hoy el 17,2% de adolescentes entre 15 y 19 años tienen un
hijo. Un estudio realizado en Cuenca en el 2011, denominado CERCA mediante una
encuesta entre 3.300 adolescentes entre 12 y 18 años, concluyó “que el promedio
de inicio de las relaciones sexuales en adolescentes era de 15 años para las
mujeres y 14 para los varones”. Otro estudio realizado por los Programas
Educativos Psicología y Salud, en el 2012, estableció que de 332 adolescentes
entre 11 y 16 años, el 60’% de las chicas y el 75% de los chicos aseguraron que
ya tuvieron relaciones sexuales.
Según
el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, el número de mujeres
embarazadas o en periodo de lactancia de 12 a 17 en el 2012, fue de 19 112. El
incremento del embarazo en adolescentes menores de 15 años en la última década
es del 74%, mientras que en los mayores de 15 años alcanza el 9%. Estos datos
que constan en un informe del Plan Andino de Prevención del Embarazo en
Adolescente confirman que la tendencia de fecundidad adolescente en el Ecuador
es la más alta de la región andina. Las cifras también son trágicas: en el 2011
murieron en el Ecuador 241 mujeres por problemas de parto, de las cuales el 16%
eran madres adolescentes.
Cómo
actúa la pastilla
La
llamada píldora del día después empezó a ser comercializada en el mundo hace 30
años, y en 1998 su uso fue legalizado en Ecuador. En la actualidad el Ministerio
de Salud Pública expidió un nuevo reglamento en el que se ordena la
distribución gratuita de píldoras de emergencia en los centros de salud del
país. En él se establece que pueden acceder al método las niñas desde los 12
años.
El
componente del anticonceptivo de emergencia -levonorgestrel- cumple dos
funciones para evitar la concepción: la primera es inhibir o retrasar la
ovulación y la segunda es espesar el moco cervical. No tiene contraindicación
aparte de los efectos secundarios que pueden surgir, como dolor de cabeza,
mareo, náuseas, vómito y alteraciones en el sangrado. Pero, según los
especialistas, se puede controlar cualquiera de estos síntomas. Sin embargo,
los médicos recomiendan no abusar de la píldora, porque mientras más se use,
más riesgo de embarazo hay, ya que descompensa el sistema hormonal y no se
sabrá cuando se ovula.
En
Quito, una indagación estableció que es relativamente fácil conseguir la
pastilla del día después en el mercado. En el centro norte de la urbe, de un
total de 30 farmacias, 25 venden libremente el anticonceptivo de emergencia 3
solicitan receta médica y 2 se negaron a expenderla. En el sector sur de 15
farmacias, una solicitó receta.
En
Chile la distribución de la píldora de emergencia entre adolescentes desde 14
años –a partir de mayo- ha desatado la polémica. Se entiende que estamos
hablando de niños, dicen los detractores de la medida, y los niños por
definición no tienen capacidad o responsabilidad en cualquier ámbito civil o
ciudadano, expresó el ex presidente del Colegio Médico de Chile, Juan Luis
Castro.
En
Ecuador la medida se topa con la férrea oposición de sectores conservadores y
eclesiásticos. En contraste, hay opiniones que consideran que “es una medida
valiente porque desoye los prejuicios moralistas de quienes dicen que el
consumo de esas grageas sólo promoverá un comportamiento licencioso en la
sociedad ecuatoriana”. Contrariamente a los prejuicios sobre el tema la píldora
de emergencia “evitará que miles de mujeres de escasos ingresos y poca educación
sean condenadas a la pobreza y al repudio social porque se quedaron embarazadas
sin proponérselo”. La vida tiene su propia dinámica y oponerse a una medida de
control natal entre adolescentes, es pretender tapar el sol con un dedo.
Felicitaciones por su artículo, me da mucha pena pensar en esas niñas que inician muy pronto una vida sexual, pienso que los padres no debemos aceptar como normal estas conductas, pues los niños deben seguirlo siendo. Respecto al tabaco, no entiendo cómo las personas buscan destruir su propio cuerpo, acaso no se quieren?
ResponderEliminarTodo lo que debes saber sobre las pildoras anticonceptivas
ResponderEliminarhttp://es.shvoong.com/medicine-and-health/gynecology/2379160-razones-del-porqu%C3%A9-tomar-p%C3%ADldoras/