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lunes, 8 de abril de 2013

WIKI LEAKS: VATICANO NEGÓ REPRESIÓN DE PINOCHET EN CHILE


Por Leonardo Parrini

Corría el mes de octubre de 1973 y habían pasado cinco semanas de la sangrienta represión desatada luego del violento golpe de Estado perpetrado por las FFAA chilenas que provocó el derrocamiento y muerte del Presidente Salvador Allende y la desaparición, tortura y muerte de más de 2.500 chilenos. La iglesia católica, según se creía en esos momentos, constituía un refugio a través de la Vicaria de la Solidaridad, organización creada por la curia para proteger a los presos políticos, dedicada a facilitar el asilo de peseguidos en las embajadas y a brindar asistencia legal e incluso ayuda económica y médica.

Han transcurrido 40 años de aquellos días aciagos para millones de chilenos y una noticia que hoy circula en medios informativos y redes sociales contradice la imagen solidaria del rol jugado por la iglesia católica chilena: el Vaticano calificó de “propaganda comunista y cobertura exagerada” la represión violenta del régimen de Pinochet, luego del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.

La información proporcionada por Wiki Leaks, forma parte de un conjunto de dos millones de documentos clasificados en los archivos del Departamento de Estado de EE.UU relacionados con la diplomacia estadounidense. Los cables filtrados señalan que “durante una llamada telefónica, el 18 de octubre de 1973, el arzobispo Giovanni Benelli, subsecretario de Estado del Vaticano, expresó su preocupación y la del papa Pablo VI, sobre el éxito de la campaña internacional izquierdista para tergiversar completamente la realidad de la situación en Chile". En ese entonces las fuentes del Vaticano se referían a las denuncias sobre la represión militar en Chile, -que dieron la vuelta al mundo-, como “el mayor éxito de la propaganda comunista".

La preocupación del Vaticano iba más allá respecto de la situación política provocada por el golpe militar del 11 de septiembre en Chile y manifestaban su inquietud por el hecho de que los "círculos moderados y conservadores" pareciesen también dispuestos a "creer las vulgares mentiras sobre los excesos de la Junta militar chilena". El subsecretario Benelli, apodado “el Kissinger del Vaticano”, dijo en esa oportunidad que las fuerzas de izquierda habían minimizado el golpe por ser “uno de los grandes reveces de la causa comunista”, pero que habían convencido al mundo de que el golpe se debió a las fuerzas externas fascistas y no a los errores “a las deficiencias de las políticas de Allende”.

Benelli también expresó "su profunda preocupación, al igual que la del Papa Paulo VI sobre una campaña internacional izquierdista que tergiversa completamente, y con éxito, la realidad de la situación chilena". Al mismo tiempo, Benelli reprodujo en esa oportunidad la versión de los obispos sobre las denuncias de torturas en Chile, calificadas de “infundadas” por los prelados chilenos como una muestra "de cómo los comunistas podrán influir en los medios de comunicación del mundo libre en el futuro". Esa versión fue comentada vía telefónica por Benelli con funcionarios de la Embajada de EE.UU en el Vaticano en octubre de 1973.  

El documento clasificado que hace referencia a esa llamada telefónica entre Benelli y sus colegas de la Embajada americana, consta en los archivos del Pentágono (Plus D) presentados esta semana por Wiki Leaks en una rueda de prensa en Washington por el propio Julian Assange, a través de una videoconferencia transmitida desde la embajada de Ecuador en Londres donde se encuentra asilado desde junio de 2012.

Eso no es todo. Existe otro documento revelado por Wiki Leaks en que se señala que el Vaticano defendió al régimen de Pinochet, “negando las represiones denunciadas”. El texto menciona que “el Vaticano citó a la Nunciatura en Santiago y al Episcopado chileno diciendo que “la Junta estaba haciendo todo lo posible para rectificar la situación y que los informes mediáticos que hablan de una represión brutal no tienen fundamento”.

Ante esta noticia, decepción es la palabra que puede reflejar el estado de ánimo de millones de chilenos afectados por los tiempos de represión, tortura y muerte que se empezaron a vivir a partir del 11 de septiembre de 1973 y que se prolongaron 17 largos años de dictadura. Un tiempo de terror donde se conculcó de la vida, se atropelló los derechos humanos y se negó todas las libertades civiles, proclamadas incluso por la propia iglesia católica durante sus encíclicas sociales a través de la historia.    

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