Por Leonardo Parrini
Es un pequeño cubo de diez por diez centímetros
de nombre NEE-01Pegaso, aunque nos habría gustado que se
llame Eloy o Galápagos, por un esencial motivo de identidad. Y aunque el nombre
es importante, más trascendente es saber que Pegaso es el primer satélite fabricado
en el país por iniciativa de la Agencia Espacial Civil Ecuatoriana (EXA), que
dirige el cosmonauta Ronnie Nader. Pegaso cuenta con paneles de 75
centímetros y un peso de 1,2 kilogramos, y será lanzado desde JiuQuan en China, el próximo 26 de abril a las 00.13 hora
local de Ecuador.
El primer satélite ecuatoriano será impulsado al
espacio a bordo de un cohete no tripulado. Su misión es observarnos con una
cámara de vídeo que enviará imágenes "en vivo" a una estación en
tierra, localizada en Ecuador para emitirlas directamente por Internet. El
satélite es una pequeña joyita construida de aluminio, titanio, oro, plata y
platino, entre otros materiales. El Estado invirtió $ 700.000 dólares en la logística
de lanzamiento, cifra que se suma al aporte de $ 80.000,00 de la empresa
privada.
Pegaso, a 650 kilómetros de
distancia de la Tierra, será un novedoso instructor espacial que dicta clases transmitiendo
imágenes de la Tierra, recibidas en escuelas y colegios ecuatorianos a través de
Internet. Las clases espaciales incluyen señales en clave que, al ser
descifradas, se transforman en texto e imágenes sobre la historia espacial. Pegaso
busca despertar el interés de jóvenes y niños por los temas espaciales y proporcionar
una herramienta tecnológica para conocer más del planeta que habitamos.
Futura industria espacial
El satélite Pegaso tiene un
hermano gemelo llamado Krysaor,
que se lanzará en agosto próximo desde Rusia. Ambos satélites inauguran la
historia de una industria ecuatoriana insipiente que ha motivado a dos empresas
europeas interesadas en desarrollar actividad espacial en el país con la instalación
de una fábrica de satélites en el Ecuador.
Junto a Pegaso, Ecuador pondrá
en órbita la decisión y el orgullo de una nación latinoamericana por emprender nuevos rumbos
en lo político, económico, social y tecnológico. Signo de nuevos tiempos que
marcan un derrotero diferente y promisorio. Decimos en Ecuador nohaycielocomoeldemiQuito, y es cierto.
Pero ahora ese cielo alberga un diminuto punto en la inmensidad de la noche cósmica:
es Pegaso, nuestro primer fisgón sideral. El pequeño didacta espacial que nos
observará como un ojo avizor, ya nos enseñó la primera lección: se puede ser
muy pequeño en la infinitud del espacio, pero es la pionera semilla de aquello
que soñamos ser.
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