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lunes, 17 de octubre de 2011

CON MI CORAZON EN YAMBO: CRONICAS DE UNA JUSTICIA PENDIENTE




















Por Leonardo Parrini

El documental Con mi corazón en Yambo de María Fernanda Restrepo, estrenado recientemente en el país, reabre una página vergonzosa del Ecuador de los años ochenta. Un episodio desconocido para una generación que, como su propia autora, aun siendo infantes eran dueños de una inocencia incapaz de hacerles creer que en su país podría darse un episodio criminal que terminara con la vida de dos niños igualmente inocentes.

En un lenguaje directo, entre la denuncia y la evocación, el filme narra pormenores conocidos e inéditos del crimen de Carlos y Pedro Restrepo, de 17 y 14 años respectivamente, detenidos ilegalmente la mañana del 8 de enero de 1988 en Quito; posteriormente torturados, asesinados y desaparecidos en manos de la policía ecuatoriana durante el régimen de León Febres Cordero.  

Con mi corazón en Yambo tiene la virtud de despejar la memoria en un país donde existen crímenes políticos y delincuenciales todavía en la impunidad, además de convertirse en una catarsis familiar que, aun con mucho dolor, debe significar paz y serenidad para los Restrepo Arismendi, sin que por ello deban claudicar ni un momento en su lucha por el esclarecimiento de la verdad total del hecho.

Ya en los aspectos formales de Con mi corazón en Yambo, el documental de María Fernanda Restrepo, nos pone en presencia de una nueva realizadora que entrega una ópera prima de gran factura fílmica, con una fotografía magnífica y un tono sobrio y conmovedor que no declina nunca la atención del espectador que asiste, con el corazón en un puño, a la narración de una historia aun sin final concluso.

El filme ha conseguido algo que parecía, por lo menos, imposible: el mandato presidencial de reabrir las investigaciones con la promesa de “vaciar Yambo de ser necesario”, según declaración del Presidente Correa, para encontrar vestigios de los cuerpos de los adolescentes asesinados y presuntamente sumergidos en esa laguna.  

Con mi corazón en Yambo nos deja un interrogante: ¿Cuál sería el último capítulo cerrado, ahora sí con justicia plena, del caso Restrepo? Pregunta pertinente, toda vez que el Estado ecuatoriano reconoció su crimen. ¿Será suficiente una digna sepultura para los jóvenes Restrepo, cárcel para los implicados que no han sido sentenciados, saneamiento de la policía de aquellos efectivos que son mostrados en el filme y que aún permanecen en servicio activo?

El mejor sentido de justicia con los hermanos Restrepo es confirmar que en Ecuador hemos logrado consolidar una nueva cultura política, donde la vida es lo más importante y que las diferencias no se dirimen ya con las armas, ni en las mazmorras de tortura y que los excesos de toda índole, provenientes del Estado o de la sociedad civil, son del todo inadmisibles. En estricta justicia, Con mi corazón en Yambo debe conmovernos y movernos a ser un mejor país. 

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