Foto El Telegrafo
Por Leonardo Parrini
Las blancas
telas suspendidas en lo alto cobijan el patio interior del Centro de Arte Contemporáneo
en Quito. Los acordes de Yesterday de
Los Beatles, ejecutado en trío por violín, contrabajo y piano electrónico, confieren
una atmósfera poderosa y simbólica de avenencia entre los elementos. Es una
noche especial. Se otorga el Premio
Fotoperiodismo Por La Paz Juan Antonio Serrano, organizado por el colectivo
Paradocs, tercera edición 2015. Coco Lasso viste informal con camisa blanca fuera
del jeans, cabello en rebeldía y palabras pausadas, todo contribuye a su mensaje:
entender que la fotografía es una
herramienta potente, que las imágenes tienen que ver con esa necesidad urgente
de proponer un debate de premura y público sobre la violencia que vive nuestra
sociedad en todas sus formas.
Y se invoca en
ese sentido el nombre del fotógrafo Juan Antonio Serrano, asesinado en Cuenca
el año 2012. Sobre una pantalla led la imagen de Juan Antonio sonriente, es el icono
de su loable propósito, promover la convivencia armónica entre los seres
humanos. El ministro José Serrano, hermano de Juan Antonio, ratifica ese sentimiento: es como aprender a contar las historias
desde esos procesos que pueden ser tenebrosos, oscuros y dolorosos y sacar
desde esa lógica los momentos de alegría y felicidad. Cómo uno se aproxima a la
vida y a la muerte, que es parte de la vida no como un punto final, sino como
un paso propio de la vida. El Ministro del Interior considera que el Premio
puede tener una versión más allá de las fronteras nacionales: esperamos tener muchos años de premio a nivel nacional y regional.
Luego de los discursos formales llegó el momento esperado. Paula Parrini de Paradocs, activa el infocus. Los nombres de los ganadores
de la tercera edición del Premio de Fotoperiodismo por la Paz 2015, se proyectan
en la pantalla ante el silencio expectante de los presentes: Santiago Arcos, Categoría
Profesional y Carmen Santillán, Categoría Estudiante.
Las imágenes del
trabajo fotográfico de Santiago, "La orilla de un desalojo", pueblan la pantalla. Isla Trinitaria, Guayas
2015. Desalojo de una ocupación de tierras. Primeros planos de destrucción,
escombros. Segundos planos de gente lamentándose ante la intervención policial.
Panorama de desolación y violencia. Una serie de imágenes encadenadas a un solo
acontecer. Un desalojo que violó, según la denuncia de Santiago, el debido
proceso: el 27 desalojaron sin previo
aviso 40 familias y aún quedan 117 por desalojar. Habían quedado para el 30 ir con la Defensoría del Pueblo
y la Secretaría de Asentamientos Irregulares y una delegación de los habitantes
a inspeccionar el lugar.
Santiago define
su rol profesional como fotoperiodista con meridiana claridad: En esta etapa sirve de denuncia, ahora lo
que quiero hacer es evitar que sigan pasando cosas malas. Yo quiero estar ahí
como veedor, documentando y publicando todo lo que pase para que en público no
pueda haber más atropellos. La actividad de creación de imágenes, en el
concepto de este joven fotógrafo, es preventiva y pretende anticiparse a los
hechos. Santiago usa las fotos para re contextualizar la historia, para que se
logre algo:no me interesa tener
fotos bacanes, espero que la fotografía sea mucho más eficaz, antes que fotografiar
las cosas cuando ya sucedieron. Este joven guayaquileño de 24 años se inició
hace siete como fotógrafo, en un acto de rebeldía ante la negativa de su padre
de prestarle su cámara SLR profesional. Hay
un nuevo género que se denomina Peace Photographer. No es solo la denuncia, mi
idea es evitar que esto vuelva a suceder, concluye Santiago.
Carmen Santillán
viste informal, con pelo corto y un gesto de seguridad propio de su juventud, afiatada
en su quehacer fotográfico, "Yo soy homosexual", realizado con absoluta conciencia. En la pantalla
surgen imágenes austeras de jóvenes homosexuales, hombres y mujeres, situados
en entornos abiertos minimalistas que dan cuenta de un drama vivencial de
nuestra sociedad. Un testimonio que busca poner fin a la desigualdad de género
y discriminación de las minorías sexuales. Salta a la vista la armonía, el tono
y la atmósfera logradas con certeza en la ubicación de la cámara, tanto como el
sentido de la historia narrada: Me
encanta el minimalismo, jugar con el sujeto en un entorno grande pero hacerlo
sobrio. Jugar con la profundidad. Empecé con el tema un poco a la defensiva,
estaba herida con la sociedad porque tengo muchos amigos que han sido
discriminados. El hecho de que yo soy homosexual soy una más, mi proyecto es
algo personal en primera persona. Carmen gesticula para acentuar su
expresión y concluye: Propongo elevar un
mensaje de conciencia. El homosexualismo es lo más normal. En mi caso he sido
insegura, he luchado con mis miedos. Mi miedo es el futuro, me preocupa el
pasado, no puedo vivir el presente. Un tiempo que, no obstante, esta joven
fotógrafa asume con cabal decisión: La fotografía
es una propuesta, no es estética ni denuncia, es mostrar la realidad. Es abarcar un mensaje de lo que vivimos. Si no
hay texto no hay foto. No es una foto en acción, sino el entorno de dónde pasó,
más el antecedente de que pasó ese día.
Stephen Ferry, jurado
internacional, considera que “el nivel de
este año no fue superior al del año pasado. Queremos enfocar en ciertos temas
de edición, hay problemas narrativos de unidad en el tema, redundancias
innecesarias, falta de claridad. Yo creo que el trabajo de Santiago tiene un
valor de denuncia y yo veo una unidad, pero son composiciones más complejas y
más inquietas. Narró lo que tenía que narrar, con fotografías bien interesantes
y con vida. Eso como una especie de violencia, lo mismo la discriminación con
los homosexuales. Manolo Sarmiento, cineasta galardonado con premios internacionales
por su filme La Muerte de Roldós, confía
en el jurado: Me impresionaron, las fotografías.
Lo de la chica me gustó mucho, es conmovedor, porque los chicos y las chicas van
a los lugares donde fueron agredidos. Juan Martin Cueva, cineasta fundador
de EDOC y Director del Consejo Nacional de Cinematografía, CNCine, considera
que el jurado ha sabido mantener libertad
en los criterios de premiación y selección…estos eventos unen a un sector, en este
caso a los fotógrafos. Los dos premiados son muy sólidos, más allá de la calidad
y de la prestancia de los jurados, el evento tiene una importancia para el
sector. Cae el telón en el Centro de Arte Contemporáneo en Quito. Las luces
atenúan la intensidad. El rumor de voces coloquiales se funde a una melodía urbana
de fondo. En mi mano se entibia un vino para brindar por un evento que, con tres años
de existencia, denuncia y propone. Y ya se pone pantalones largos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario