Por Leonardo
Parrini
“Estamos todos, tenemos que estar unidos”, dijo Rafael Correa en Panamá en el seno de la VII Cumbre de las Américas.
Una aspiracional sentida, pero fallida. Tan incierta como otra frase expresada
por Barack Obama, al señalar que "Aquellos
días en que nuestra agenda en este hemisferio a menudo suponía que Estados
Unidos podía inmiscuirse con impunidad, ya pasaron". Sin ser pájaros
de mal agüero, pero hay que decir que ambas afirmaciones se chocan con una realidad
disímil en el continente americano.
La cumbre emite
señales nuevas. Se trata de la primera cita continental, en medio siglo, con la
presencia de los presidentes de Cuba y EE.UU sentados bajo un mismo techo. Con
suspicacia, pero con acato diplomático, ambos mandatarios -Castro y Obama-, han
estrechado sus manos y expresado voluntad de seguir construyendo una relación armónica
entre ambos países. Sin embargo, Obama advirtió que seguirá habiendo
diferencias entre ambas naciones, mientras que Cuba destacó como elemento principal
de la nueva relación con EE.UU, el fin del bloqueo impuesto por Washington a
Cuba y “las posibilidades de cooperación en diversas áreas respondiendo a
intereses mutuos”. Por su parte Obama, se anticipó a decir que “los EE.UU miran hacia el futuro, no
queremos estar atrapados en ideologías, al menos yo no lo estoy”. Pero como
advirtió Cristina Fernández de Kirchner: Cuba no está aquí por la voluntad de
dos presidentes. Está porque luchó por más de 60
años con una dignidad sin precedentes. No obstante, la voluntad
en consenso de los 35 mandatarios presentes en Panamá queda resumida en el espíritu
de la VII Cumbre, expresado en la frase de Juan Manuel Santos: Nos reunimos con
diferencias que subsisten, pero una realidad que a todos no debe alegrar: esta
es una cumbre que une a todos los países del hemisferio sin excepción.
¿Cuáles son esas
diferencias de fondo?
La cumbre si
bien intenta cerrar un ciclo de aislamiento político continental, busca al mismo
tiempo la representación de todo el continente que vive una nueva realidad en
lo económico y en lo político. El propio slogan
de la VII Cumbre “Prosperidad con equidad: El desafío de la cooperación en las
Américas” fue cuestionado por Rafael Correa, al proponer que la frase insignia
del evento debió ser "equidad y
justicia para la prosperidad". El mandatario criticó las intervenciones de
los Estados Unidos y a quienes señalan a Ecuador como un país que no respeta la
libertad de prensa. Respecto de dichas intervenciones en Cuba y Venezuela, previo
al inicio de la cita continental, sectores sociales y jóvenes manifestantes se
expresaron en contra del pronunciamiento de la Comisión Interamericana de los
Derechos Humanos CIDH, y de la posición de ex presidentes de la región respecto de la situación
en Venezuela.
Las diferencias del
continente sudamericano con el norte son notables todavía. Según el análisis de
Alfredo Serrano Mancilla, Director CELAG, “Este siglo XXI no está resultando
nada proclive para la inalterabilidad de la hegemonía de Estados Unidos. Esta
transformación, también geoeconómica, es de hecho incompatible con las
condiciones globales que precisa Estados Unidos para sostener su extraordinario
doble endeudamiento, en lo comercial (en 2014 fue un 6% más con respecto al año
anterior; 505.000 millones de dólares) y en lo fiscal (asciende a 59,4 billones
de dólares). Si el dólar deja de ser la única y exclusiva moneda de referencia
mundial, entonces, el país más endeudado del mundo comienza a tener graves
problemas para mantener esa forma de gestionar la economía internamente”. Según
este análisis, en los últimos años, el proceso paulatino de desdolarización en
la acumulación mundial de reservas hace peligrar precisamente esa posición
exclusiva dominante; la participación del dólar en las tenencias de reservas
mundiales pasó de representar el 71,1% en 2000 hasta el 60.7% en 2011; el yuan
chino ya es usado como moneda de reserva en un total 40 bancos centrales.
Otras señales,
emitidas por América Latina, son claras: la recuperación soberana de sectores
estratégicos, con especial importancia en la reapropiación de la renta de los
recursos naturales. Se ha redistribuido “la renta casa adentro, saldándose así
buena parte de la deuda social heredada del neoliberalismo, satisfaciéndose las
necesidades básicas y derechos sociales”. La2 región es vista como una
oportunidad de inversión por China que ha dispuesto 250 mil millones de dólares
para la próxima década, superando la inversión de 100 mil millones en la década
anterior. Brasil creó el Banco de Desarrollo y un Fondo de Reservas, mientras que
la CELAC se consolida como un espacio “emancipado del norte” y UNASUR da claras
señales de autonomía económica. Se suma a esta situación el rechazo al ALCA sugerido
por EE.UU, y en el plano periodístico, TeleSur informa al mundo prescindiendo
de la CNN.
En conclusión: El
cambio de época que vive la región latinoamericana, tanto puertas adentro como
en sus nuevas relaciones hacia fuera, es incompatible con el deseo de Estados
Unidos de recuperar su hegemonía unipolar en un mundo cada vez más multipolar. Por
estas razones, las afirmaciones de Correa y Obama son relativas. Dependen de factores
subjetivos, mientras que la realidad objetiva indica, claramente, cuál es el escenario
donde la buena voluntad deja de ser una aspiración para convertirse en una
realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario