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sábado, 11 de abril de 2015

“ESTAMOS TODOS, ESTEMOS UNIDOS”


Por Leonardo Parrini

“Estamos todos, tenemos que estar unidos”, dijo Rafael Correa en Panamá en el seno de la VII Cumbre de las Américas. Una aspiracional sentida, pero fallida. Tan incierta como otra frase expresada por Barack Obama, al señalar que "Aquellos días en que nuestra agenda en este hemisferio a menudo suponía que Estados Unidos podía inmiscuirse con impunidad, ya pasaron". Sin ser pájaros de mal agüero, pero hay que decir que ambas afirmaciones se chocan con una realidad disímil en el continente americano.  

La cumbre emite señales nuevas. Se trata de la primera cita continental, en medio siglo, con la presencia de los presidentes de Cuba y EE.UU sentados bajo un mismo techo. Con suspicacia, pero con acato diplomático, ambos mandatarios -Castro y Obama-, han estrechado sus manos y expresado voluntad de seguir construyendo una relación armónica entre ambos países. Sin embargo, Obama advirtió que seguirá habiendo diferencias entre ambas naciones, mientras que Cuba destacó como elemento principal de la nueva relación con EE.UU, el fin del bloqueo impuesto por Washington a Cuba y “las posibilidades de cooperación en diversas áreas respondiendo a intereses mutuos”. Por su parte Obama, se anticipó a decir que “los EE.UU miran hacia el futuro, no queremos estar atrapados en ideologías, al menos yo no lo estoy”. Pero como advirtió Cristina Fernández de Kirchner: Cuba no está aquí por la voluntad de dos presidentes. Está porque luchó por más de 60 años con una dignidad sin precedentes. No obstante, la voluntad en consenso de los 35 mandatarios presentes en Panamá queda resumida en el espíritu de la VII Cumbre, expresado en la frase de Juan Manuel Santos: Nos reunimos con diferencias que subsisten, pero una realidad que a todos no debe alegrar: esta es una cumbre que une a todos los países del hemisferio sin excepción.

¿Cuáles son esas diferencias de fondo?

La cumbre si bien intenta cerrar un ciclo de aislamiento político continental, busca al mismo tiempo la representación de todo el continente que vive una nueva realidad en lo económico y en lo político. El propio slogan de la VII Cumbre “Prosperidad con equidad: El desafío de la cooperación en las Américas” fue cuestionado por Rafael Correa, al proponer que la frase insignia del evento debió ser "equidad y justicia para la prosperidad". El mandatario criticó las intervenciones de los Estados Unidos y a quienes señalan a Ecuador como un país que no respeta la libertad de prensa. Respecto de dichas intervenciones en Cuba y Venezuela, previo al inicio de la cita continental, sectores sociales y jóvenes manifestantes se expresaron en contra del pronunciamiento de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos CIDH, y de la posición de ex presidentes de la región respecto de la situación en Venezuela.

Las diferencias del continente sudamericano con el norte son notables todavía. Según el análisis de Alfredo Serrano Mancilla, Director CELAG, “Este siglo XXI no está resultando nada proclive para la inalterabilidad de la hegemonía de Estados Unidos. Esta transformación, también geoeconómica, es de hecho incompatible con las condiciones globales que precisa Estados Unidos para sostener su extraordinario doble endeudamiento, en lo comercial (en 2014 fue un 6% más con respecto al año anterior; 505.000 millones de dólares) y en lo fiscal (asciende a 59,4 billones de dólares). Si el dólar deja de ser la única y exclusiva moneda de referencia mundial, entonces, el país más endeudado del mundo comienza a tener graves problemas para mantener esa forma de gestionar la economía internamente”. Según este análisis, en los últimos años, el proceso paulatino de desdolarización en la acumulación mundial de reservas hace peligrar precisamente esa posición exclusiva dominante; la participación del dólar en las tenencias de reservas mundiales pasó de representar el 71,1% en 2000 hasta el 60.7% en 2011; el yuan chino ya es usado como moneda de reserva en un total 40 bancos centrales.

Otras señales, emitidas por América Latina, son claras: la recuperación soberana de sectores estratégicos, con especial importancia en la reapropiación de la renta de los recursos naturales. Se ha redistribuido “la renta casa adentro, saldándose así buena parte de la deuda social heredada del neoliberalismo, satisfaciéndose las necesidades básicas y derechos sociales”. La2 región es vista como una oportunidad de inversión por China que ha dispuesto 250 mil millones de dólares para la próxima década, superando la inversión de 100 mil millones en la década anterior. Brasil creó el Banco de Desarrollo y un Fondo de Reservas, mientras que la CELAC se consolida como un espacio “emancipado del norte” y UNASUR da claras señales de autonomía económica. Se suma a esta situación el rechazo al ALCA sugerido por EE.UU, y en el plano periodístico, TeleSur informa al mundo prescindiendo de la CNN.

En conclusión: El cambio de época que vive la región latinoamericana, tanto puertas adentro como en sus nuevas relaciones hacia fuera, es incompatible con el deseo de Estados Unidos de recuperar su hegemonía unipolar en un mundo cada vez más multipolar. Por estas razones, las afirmaciones de Correa y Obama son relativas. Dependen de factores subjetivos, mientras que la realidad objetiva indica, claramente, cuál es el escenario donde la buena voluntad deja de ser una aspiración para convertirse en una realidad.

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