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jueves, 30 de enero de 2014

JORGE MATEUS, UN ACTOR CON MEMORIA DE TERCIOPELO


Por Leonardo Parrini

Con Jorge nos conocemos más años de los que quisiéramos reconocer, desde una amistad interrumpida, a veces, por distancias y silencios que duran más de lo necesario; pero que se restaura, abruptamente, con un encuentro callejero, un saludo en un evento cultural o por la sinuosa memoria que evoca aquello que te devuelve al lugar donde fuiste feliz. Y felices eran los días en que Jorge Mateus se iniciaba en el teatro allá a fines de los setenta, cuando puso en cartelera Las Criadas de Jean Genet, y el famoso tríptico, Crónicas del Desamor, obras de las cuales guardo en digital los afiches que le diseñé, en ese entonces, en base de fotografías tomadas a las escenas durante los ensayos. En lo sucesivo, vinieron una retahíla de obras monologantes, y las menos, colectivas: Diario de una dama neoyorquina, Corazón de Agua tibia, El rincón de los Amores Inútiles, Justamente ahora, entre otras. En ese avatar Jorge Mateus paseó su talento histriónico y dramatúrgico por los escenarios del país y del exterior, alternado con su labor de investigador teatral y director del Grupo El Callejón del Agua.

Este monologador de las tablas se ha caracterizado siempre por el soliloquio sobre el escenario. Mateus, dice que de esa manera puede “trabajar cosas que me interesan de manera más intensa, más íntima; claro que he dirigido grupos grandes y pequeños, pero en los últimos años he hecho sólo unipersonales”, como reconoce en entrevista para diario El Telégrafo. Su trayectoria, si bien ha sido hecha en Ecuador, no son pocos los años que Mateus pisó los escenarios de Argentina, México y España donde residió, intermitentemente, con estadías en el país. A su regreso definitivo, Mateus, alternó su gestión actoral con una labor docente en colegios y universidad, hasta asumir la actual Dirección de la Carrera de Teatro de la Facultad de Artes de la Universidad Central de Quito.

Del agua a la lluvia

En la actualidad, Jorge Mateus, inicia “un nuevo ciclo”, como suele llamar a sus inicios de proyecto. Venciendo la transitoriedad de los grupos teatrales ecuatorianos -que duran poco y no dejan huella-, Mateus, se estrena como director del nuevo colectivo teatral El pasajero de la Lluvia, con la puesta en escena de la obra Memorias de Terciopelo, en cartelera desde hoy en el Teatro Variedades de la ciudad de Quito.  

Sobrio, intenso, afiatado en su oficio actoral, Jorge Mateus promete un futuro cargado de experiencia,  fruto de haber hecho del teatro una forma y contenido de vida. De fuste reflexivo, el suyo es un oficio hondo que penetra profundo los vericuetos del género humano y su tránsito por una vida donde no está todo dicho, ni todo saldado, en deuda existencial del hombre por alcanzar un sentido de vivir. Mateus acciona y reflexiona sobre distintos resortes del alma humana que se activan al estímulo de interrogantes vitales: ¿qué sentido tiene vivir y actuar, son dos soplos de un mismo aliento?

En sus propias palabras está la íntima respuesta de un secreto compartido a voces: creo que en nuestro país todavía el teatro no es comprendido ni asumido en su totalidad como una profesión. Entonces, a partir de ello surgió también la obra, por mis circunstancias personales, por mi edad, por empezar a preguntarme por qué he hecho teatro durante tantos años, a dónde he ido con ello, si es que esto ha servido para algo. Memorias de Terciopelo, constituye para Jorge Mateus el regreso a las tablas, después de casi dos años de ausencia, dirigido por Karina Cárdenas. El desafío de representar el rol de un actor que descubre su condición, luego de un espacio de vida en la opacidad de la confusión, hasta asumir la dualidad de la ficción y la realidad. La obra se convierte así en una reflexión sobre el mundo del actor y la vida, concluye Mateus.

Memorias de Terciopelo representa el inicio del nuevo ciclo de Jorge Mateus, pero al mismo tiempo viene preñada de vivencias ineludibles: este nombre nos hace pensar que la vida de un actor es caminar en constante búsqueda de la verdad, de las emociones, siempre acompañada por la lluvia incesante de imágenes, de ideas, que muchas veces no se las puede llevar a cabo y se quedan únicamente en el mundo de los sueños.

2 comentarios:

  1. Leonardo, ustedes borraron mi comentario sobre Bonil. Es una verguenza.

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  2. ¿Borrar que? Estás paranoico Marco o qué. Tu comentario sigue dónde está publicado, porque yo si creo en la diversidad de opinión. Saludos cordiales.

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