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viernes, 26 de julio de 2013

LA CRUZADA DEL PAPA VIAJERO


Por Leonardo Parrini

Un hombre alto de aspecto saludable desciende del avión de Alitalia, viste una sotana blanca que se bate al viento carioca. Camina por la pista aérea y saluda a la comitiva que le brinda la recepción oficial: es Jorge Bergoglio, bonaerense, hoy Papa Francisco, el evangelizador viajero que emprende la nueva cruzada católica en América Latina.
 
En el Brand marketing esto se llama posicionamiento: la idea que se fija en la mente del consumidor, a través de mensajes audiovisuales. Señales ineludibles que forman parte de la cultura de la imagen que vivimos en la sociedad posmoderna. Para que una recordación de marca, producto o slogan se fije en el ranking cerebral del consumidor, es preciso que la nueva marca desplace a otra ya posicionada en la mente –que se expresa en el Top of Mind-, puesto que sólo recordamos o retenemos siete nombres en la mente. 

¿A quién pretende desplazar la imagen del nuevo Papa Viajero?

Los asesores del marketing papal lo saben perfectamente, y, esta vez, su labor se muestra impecable: un Francisco austero, posicionado como el Papa de los Pobres vista las favelas más miserables del mundo. Para algunos puede resultar paternalista o populista la figura del nuevo Branding papal, pero efectiva al fin. Impronta creada a imagen y semejanza de los requerimientos de una iglesia desgastada. Institución acusada de despilfarro, abandono de las causas populares y de un oropel que opaca la austera imagen del Cristo redentor de los humildes, desnaturalizado por sus propios seguidores. Ese mismo Cristo de brazos abiertos sobre El Corcovado, recibió en Rio de Janeiro al Papa Viajero. 

El mensaje discursivo de Francisco es clarísimo: Río se convierte en el centro de la Iglesia en su corazón vivo y joven porque ustedes han respondido con entusiasmo a la invitación para ser amigo de Jesús. Desde El Corcovado el Cristo redentor nos bendice viendo este mar y la playa. Sus familias y comunidades locales les han transmitido el gran don de la fe, Cristo ha crecido en ustedes, hoy confirmamos la fe en Cristo vivo que habita en ustedes.

El posicionamiento de la imagen papal incluye otros elementos ya reiterados con anterioridad por las Iglesia Católica, remozados hoy por la logística de la convocatoria a una nueva cruzada: el ascendiente en la juventud. La organización eclesiástica apostólica romana, organiza la visita papal a la 28 Jornada Mundial de la Juventud, evento de características planetarias que se apropia de un concepto generacional y habla a nombre de todos los jóvenes del planeta. No obstante que los católicos sólo pueden representar alrededor del 20% de la población mundial. Según la Agencia Fides de los 6,698,353,000 habitantes del planeta, solamente 1,165,714,000 son católicos, es decir, aproximadamente una de cada seis personas ha sido bautizada por la iglesia romana. 

¿Qué significan estas cifras para la Iglesia Católica? Sin lugar a dudas, que la imperiosa invitación a renovar su espíritu misionero que a lo largo de dos milenios la ha impulsado a llevar el Evangelio hasta los lugares más recónditos de la tierra. El contraataque católico comenzó el pasado octubre del 2010, al concluir el Sínodo de los Obispos sobre el Medio Oriente, cuando el Papa Benedicto XVI anunció que la próxima Asamblea general ordinaria del Sínodo obispal, en 2012, “se dedicará al tema La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”.

Tiempo de nueva evangelización

No por casualidad la nueva cruzada se inicia en Brasil, país con la mayor cantidad de feligreses de Latinoamérica, que se debate agobiado por el desencanto de una política gubernamental populista en jornadas de violentas protestas sociales. Quien todavía tiene dudas de los verdaderos motivos de la visita papal a Sudamérica, y en particular Brasil, no tiene más que recordar los peregrinajes del Papa Viajero, Karol Józef Wojtyla en la década de los años ochenta. Wojtyla, convertido en el pontífice polaco Juan Pablo II, vistó en ese entonces Polonia, el más débil aliado del bloque socialista europeo oriental, agitado por las crecientes protestas del Sindicato Solidaridad que lideró Lech Wałęsa. Aupado por su compatriota, Wałęsa emprendió el asalto al cielo y tumbó al régimen comunista polaco. Juan Pablo II sumó esta cruzada a su prolífera labor proselitista: beatificó a 1.340 personas y canonizó a 483 santos en sus peregrinajes por 129 países del planeta; no obstante, su mayor logro evangelizador fue su contribución al derrumbamiento del socialismo europeo del siglo XX.

Guardadas las proporciones, Francisco tiene una misión análoga a la de su colega polaco: liderar un proceso de recuperación del influjo ideológico de la Iglesia Católica en la región latinoamericana que eligió el camino socialista del siglo XXI. La nueva cruzada es inequívoca: disputar espacios a los regímenes populistas izquierdizantes que hoy rigen los destinos de Argentina, Bolivia, Ecuador, Brasil y Venezuela. El paso ya fue dado en Rio de Janeiro, la primera piedra como diría Cristo, ya fue lanzada, así se construyen los grandes propósitos. Y de manera coherente, estratégica y campante: convocando a las nuevas generaciones con un mensaje de humildad y vocación redentora. Un detalle anecdótico: el actual Papa Viajero, pese a su posicionamiento como el Papa de los Pobres, no tuvo la suficiente humildad de besar el suelo latinoamericano a su arribo a Brasil, en un gesto que evidencia su altiva disposición a evangelizar; un acto que nunca la Iglesia Católica ha hecho con rebosante sumisión, sino más bien con la cristiana convicción de quien sabe que ha rio revuelto siempre hay ganancia de pescadores.

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