Foto El Comercio
Por Leonardo Parrini
Qué dificil conjugar este verbo
terrible: murió Christian “Chucho” Benítez, goleador histórico de la Selección
de Fútbol del Ecuador. Qué insólito decir que su joven corazón lo venció en una
última jugada. Y qué dificil eludir los sustantivos, convertidos en calificativos:
baluarte del fútbol, hermano grande, ser humano ejemplar…
La patria está de luto,
decretó el Presidente Rafael Correa, quien calificó la muerte del puntero izquierdo
ecuatoriano de “tragedia nacional”. La noticia se regó por el mundo, confusa al
comienzo, inapelable después. La posible causa, un paro cardio respiratorio en
el contexto de un cuadro de peritonitis. Qué frágil es la vida, aun para los más
fuertes, para un atleta de élite, Chucho Benítez, joven futbolista de 27 años
en la cúspide de su carrera, la muerte no tuvo tregua.
Un buen día Christian Benítez,
nacido en Pichincha, Ecuador, con sólo diez años de edad se integró al club quiteño
El Nacional acompañado de su madre, según recuerda su primer entrenador Orlando Narváez. El técnico lo evoca como “un niño muy pícaro y vivaz, los defensas no podían
pararle por su vivacidad”, superando todas las instancias de formación futbolística
en el club.
La gloria le sonrió temprano
al Chucho. Luego de una vertiginosa carrera iniciada el 2004 en el club El Nacional,
en 2007 se integra al fútbol mexicano. Allí milita en los
clubes Santos Laguna y América, donde deja una secuela de 103 goles y cuatro títulos
como el máximo goleador de la temporada 2013.
La fama rodea su figura exaltándola
hasta los más altos niveles de la gloria deportiva, con un destacado séptimo
sitial como anotador sudamericano. Su prestigio rebasó las fronteras
continentales. Hace apenas unos días había fichado en el club qatarí El Jaish SC,
donde haría una temporada signada por el éxito deportivo y económico.
En la cúspide de su trayectoria, Christian Benítez, con el once en la espalda, era el baluarte en la delantera de
la Selección Ecuatoriana de Fútbol, de cara al mundial Brasil 2014. Su ausencia
es un vacío humana y futbolísticamente insustituible. A su partida deja sin consuelo a su mujer y a sus dos hijos:“Te encargo mucho a mis hijos. De esto no voy a poder salir, siento que
me muero”, dijo en entrevista con ESPN Liseth Chala, quien compartió
las últimas palabras de Christian Benítez.
Hoy, en homenaje póstumo por su prematura muerte, la cancha principal de la
Casa de la Selección llevará el nombre de Christian Chucho Benítez. La misma gramilla
donde el delantero de la Selección abrigó grandes ilusiones con la tricolor del alma. Su entrenador,
Reinaldo Rueda lo convocará, una vez más, para fortalecer en la arenga deportiva a sus compañeros
de lid. Por el simple hecho de que Chucho “era
el jugador que ponía la alegría y la armonía del grupo cada vez que se
concentraban, como un ser humano tan especial, tan noble, tan leal para la Selección
y para nosotros. Siempre fue lumbrera y catalizador con su calidad
humana”.
La vida, que suele ser tránsito efímero para nosotros
los mortales, es un camino ancho para quienes trascienden, más allá, en la memoria colectiva
de su pueblo. Esa senda inicia hoy Christian Benítez. Hasta siempre Chucho, hermano grande, como siempre te
anticipaste a la jugada; y ahora, en la gramilla de la eternidad, harás la última
finta genial y así sortear para siempre el olvido.
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