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domingo, 6 de septiembre de 2015

NICANOR PARRA: EL JOVEN ANTIPOETA DE 101 AÑOS

Por Leonardo Parrini

Nicanor Parra es hermano de la Violeta de Chile, sureño de nacimiento y chillanejo por adopción. Antipoeta, anticomunista y anticapitalista redomado, es matemático y físico de profesión. Cumplió hace pocos días un siglo y un año de vida, y en su existencia longeva ha vivido reinventando los mecanismos del mundo con un léxico simple de temas, a través del lenguaje de la ironía. Hijo de profesor primario y madre tejedora, Parra logra reconocimiento a su obra al recibir el Premio Nacional de Literatura, Premio Cervantes 2011, y Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda en el 2012.

“Durante medio siglo la poesía fue el paraíso del tonto solemne hasta que vine yo y me instalé con mi montaña rusa”, proclamaría en referencia a su obra política y contingente, a sus antipoemas posmodernos seguidos de poemas ecológicos y otros de tradición oral, popular y local. Con textos trascendentes, Parra echa mano a recursos del humor, al arte callejero, a la cultura popular y democratiza la poesía, acercándola a lectores de distinto nivel social y cultural.

En los años setenta fuimos testigos de su confrontación con la izquierda política chilena, cuando aceptó una invitación de la Primera dama norteamericana a tomar un té en la Casa Blanca y luego declaró Cuba si, yankees también. En los patios del Pedagógico de la Universidad de Chile en Santiago, se sometió al juicio de los estudiantes, sentado bajo un cartel que decía: A los jóvenes son los únicos que rindo cuenta.   

Nicanor Parra en diversas entrevistas de prensa fue construyendo su imagen como un anti poema. En 1987 declara en Madrid que la cultura chilena es casi clandestina, por sus relaciones cada vez más distantes con el Estado, pero que la cultura en Chile seguía viva, sin ser derrotada. En ese entonces pensaba que la libertad era una condición para que la creación fluya, pero que bajo condiciones de represión la cultura se hace más fuerte.

Acerca de la poesía comprometida, Parra cree en una poesía ecomprometida, es decir, identificada con la supervivencia y la autorregulación del espíritu. Que las ideologías tradicionales -capitalismo y socialismo- resultaban ser hermanas gemelas porque ambas han llevado al planeta a una situación de desastre al reducirlo “a las formas de artefactos, automóviles, refrigeradores, teléfonos, etc., transformándolo en chatarra”. 

Anti confesiones

Alineado a una nueva cosmovisión de corte ecologista, Parra se declara ecopoeta y reclama mayor lucidez para ver los problemas globales, puesto que las miradas tradicionales no son suficiente para procesar los datos de la vida. 

Su obra se puso a tono con esa cosmovisión y el poeta escribe ecopoemas que dan cuenta de una nueva relación entre el hombre, la sociedad y la naturaleza.  

Ya no pedimos pan
techo
ni abrigo
nos conformamos con un poco de aire


El error consistió
en creer que la tierra era nuestra
cuando la verdad de las cosas
es que nosotros somos de la tierra 
  
Al cumpir ochenta años, Nicanor Parra fue entrevistado por el escritor Antonio Skármeta. En respuesta a la pregunta, cuál había sido el aporte de su anti poesía a la literatura actual, dijo: Nada. A la mecánica a la teoría del movimiento, si y no poco. Confrontado en esa ocasión con la idea de la muerte, Parra confiesa que, “nos guste o no nos guste, la muerte es el mecanismo de retroalimentación o caja negra del organismo global. Sin ella la cosa se congela o explota. Claro que tengo mi proyecto para la después de muerto: resucitar. Aunque sea bajo la forma de sapo”. A renglón seguido manifiesta que entre el ser y la nada, todo se redujo a la nada, y que de la nada va quedando poco. 

Soy un anciano prodigo lo se
No se me moteje de Yanacona
Estoy orgulloso de pertenecer a la tribu
Yo pertenezco a un  mundo que se fue
Yo todavía creo en el socialismo
Yo todavía creo en Dios y en el diablo
Soy uno de esos vejetes malaspulgas
Que confundieron el ser con el ente
Al tenor de sus 101 años de edad, el antipoeta es una leyenda altisonante que confiesa: “me inclino por una música que ya no se escucha en ninguna parte, me refiero a esa música llamada silencio”. Que si el esfuerzo vital de un siglo valió la pena o valió la alegría, Parra dice sentirse gratificado y relativamente comprendido: Se me ha concedido más de la atención que merezco. Me gustaría volver a repetir el numerito, si me propones volver a nacer y repetir todo lo vivido pensando en la filosofía del eterno retorno, mi respuesta seria: con mucho gusto.

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