Por Leonardo Parrini
La simultaneidad de la mujer,
como alguna vez me insinuó Rosalía Arteaga en una entrevista, significa esa
capacidad de estar en todo y por todos como madre, compañera, amiga, hija,
trabajadora, asistente, vigilia y protectora del hogar. La simultaneidad de la
mujer representa esa condición femenina de ser una y varias a la vez. Sin que
por ello llegue a ser reconocida en su total magnitud.
La simultaneidad de la mujer
arranca desde su matriz generadora de vida, constructora de protecciones
materiales y espirituales, donde ampararnos desde antes de ver la luz cegadora
del mundo. De ese mundo donde ella, más allá de su originario rol de
engendradora de vida despliega, como ave de alas anchas, un espacio propicio
para que todo lo demás sea posible: hijos, hogares, familia, empresas, en la
barricada por una vida digna que, en definitiva, se traduce en plenitud
colectiva.
Mujer simultánea, mujer múltiple y multiplicadora de vida y de
quehaceres, poco significa decir que eres todas en una y muchas en ti. Tus
derechos, mujer plural, son los derechos de las mujeres trabajadoras, de las
estudiantes, de las empleadas domésticas, de las madres solteras, de las
mujeres indígenas, de las niñas adolescentes, de las infantes recién nacidas.
En esa tentativa, la lucha por
la condición de la mujer encuentra nuevas perspectivas en un alegato integral
por los derechos laborales de las trabajadoras urbanas y rurales, de
profesionales, empleadas y obreras. Un alegato por los derechos políticos al
ejercicio del poder en sus organizaciones naturales y en las distintas
instancias del Estado. La defensa de los derechos civiles de la mujer a elegir
y ser elegidas. La confirmación de libertad y autonomía sobre su
cuerpo y descendencia, el reconocimiento de sus derechos reproductivos
y decisión al aborto legal y protegido, la lucha por la libre expresión,
asociación y reunión de las mujeres organizadas.
Mujer única y diversa
Luchar hoy junto a la mujer es
propender a que todos los derechos humanos sean ejercidos en la magnitud de una sociedad integradora, de un país
incluyente y colectivo. Los derechos de género si bien, encendieron la alarma
contra discriminaciones consabidas y exclusiones comprobadas, ahora es el
tiempo de que la lucha de la mujer supere el mero renglón feminista y se
inserte en la batalla colectiva de un pueblo por la participación ciudadana y
las prácticas democráticas de una sociedad en pleno ejercicio de libertades y
satisfacción de necesidades resueltas a través de las políticas públicas amparadas en la actual Constitución.
Por esa simultaneidad de la
mujer es que el cauce de los derechos femeninos es demasiado
ancho como para pretender reducirlo a un asunto de igualdades perentorias; que
si bien, forman parte de una plataforma de reivindicaciones de género, se
insertan en la lucha por la transformación profunda, radical y urgente de la
sociedad en su conjunto. Simultáneamente, la construcción de un nuevo orden
social implica considerar a la mujer, sujeto individual y social, reconocida en
su diversidad de género, sin solapados machismos o evidentes paternalismos,
protagonista de importancia vital para el desarrollo social junto al
hombre.
En el Día Internacional de la
Mujer evocamos la memoria de nuestras grandes luchadoras por la reivindicación política
y social de la mujer: Manuela Espejo, Manuela Cañizares y Manuela Sáenz,
mujeres emblemáticas de los días de lucha contra el yugo español y a favor de la
Independencia. Dolores Cacuango y Tránsito Amaguaña, defensoras de la mujer
indígena en su doble postergación. Matilde Hidalgo de Prócel, ícono y pionera
del derecho civil al sufragio femenino. En su memoria, nos inclinamos ante la
égida de todas mujeres del mundo, luchadoras simultáneas por la vida.
Lindo editorial señor periodista, ha dicho muchas verdades sobre nosotras las mujeres, y usted si se ha portado bien con su mamita? con sus hermanas, con su esposa, con sus amigas, con sus vecinas, con sus colegas de trabajo? con sus hijas si las tiene?
ResponderEliminarGeoconda Yandún Cordovez