GRANDES TEMAS - GRANDES HISTORIAS

E c u a d o r - S u d a m é r i c a

viernes, 14 de diciembre de 2012

SEXO ADOLESCENTE SIN CULPABILIDAD


Por Leonardo Parrini

Angélica de 15 años perdió repentinamente su angelical sonrisa cuando, al cabo de unos días de retraso menstrual, la prueba de embarazo que se realizó dio positiva. Su primera reacción fue de incredulidad. Enseguida habló con su mejor amiga y ésta le recomendó averiguar por un sitio donde realizarse un aborto. Angélica, desesperada, no tiene valor de abortar, puesto que no sabe dónde y cómo se lleva a efecto tal determinación. Finalmente, ha decidido continuar con el embarazo que ya cumple cuatro meses. Angélica pasó a formar parte de una estadística categórica: el 10% de los partos en la actualidad acontece entre adolescentes.    


El estudio realizado recientemente, “Embarazo Adolescente y Oportunidades en América Latina y el Caribe”, y presentado en la sede de la Flacso en Quito, establece que dos de cada 10 menores son padres en el Ecuador, país que registra el mayor número de embarazos adolescentes de América Latina. Según la investigación, el factor económico y cultural es determinante en la estadística de embarazos juveniles: falta de oportunidades, baja autoestima, desinformación sobre sexualidad, desconocimiento de anticonceptivos e ignorancia respecto de sus derechos sexuales y reproductivos.   


¿Qué provoca una actividad sexual a temprana edad entre los jóvenes? Las causas se encuentran en una sociedad erotizada por los medios masivos de comunicación que saturan la oferta sexual a todo nivel, hasta la necesidad vital de las jóvenes que ven en la maternidad una forma de liberación respecto del hogar y del colegio. El efecto que provocan los estímulos sociales hacia la sexualidad temprana son significativamente más poderosos que la formación educacional y familiar, dada la evidente falta de influencia y realismo en las relaciones padre-hijos y en la dinámica maestro-alumnos.


El núcleo familiar y el aula colegial acusan la carencia de una formación sexual objetiva y comprensiva, puesto que solamente está orientada a evitar el coito, sin contemplar instrucción concreta sobre cómo asumir la sexualidad de manera responsable consigo mismo y con la pareja. Un estudio realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), sugiere que algunas jóvenes estarían buscando la maternidad para evitar ir a la escuela. La baja calidad de la educación, sumado a la falta de estímulos educativos y emocionales para continuar con los estudios, hacen que el embarazo se convierta casi que en el paso lógico para algunas jóvenes, según las observaciones de dicha investigación. El estudio sugiere que “los que establecen políticas, los educadores, los padres y madres tienen la responsabilidad de impartir valores y aspiraciones que ayuden a las adolescentes a desarrollar metas que vayan más allá de copiar la vida de privación socioeconómica de sus padres”.


Sexo informado y responsable


El problema esencial radica, a nuestro entender, en la necesidad de asumir y dar respuesta solvente a una realidad juvenil que oscila entre el coito deseado y los embarazos no deseados. El quid del asunto se refiere a la necesidad real de viabilizar una actividad sexual juvenil sin culpabilidades. Para ello se requiere de un sistema educativo solvente que resuelva varias interrogantes prioritarias: Cómo hablar con los jóvenes de la autonomía y potestad sobre su cuerpo, cómo abordar el tema del erotismo imperante en los medios de comunicación y cómo evitar ser víctima de una violación, estupro o engaño con fines sexuales.


La moral vigente ha fracasado en tanto ha perdido el grado de influencia sobre nuestros jóvenes por falta de realismo. Por el simple hecho de que sólo se encarga de reprimirlos y no de comprender sus motivaciones y ansiedades. El principio de autoridad tan mentado en materia sexual no surte efecto, puesto que aparece como mera represión. El diálogo suele ser el único camino, pero un diálogo objetivo, sincero, que busque empoderar al joven y no minar su voluntad frente a la toma de decisiones de índole sexual.

Debemos empezar por reconocer nuestro fracaso como gestores de un sistema educativo, clerical y parental cargado de prejuicios contra la juventud y sus anhelos afectivos y sexuales. Los jóvenes adolescentes quieren tener sexo sin sentimientos posteriores de culpabilidad y para ello reclaman conocimientos sobre cómo hacerlo con seguridad. Lo que un (a) joven anhela es manejar su vida genitoafectiva sin sobresaltos ni imposiciones. Pero, lamentablemente,  el adolescente sabe más de sexo por la pornografía que circula en Internet que por el aula de clases o los consejos de sus padres. Esto se debe a que no nos anticipamos a los estímulos de la sociedad erotizada que no  promueve la sexualidad responsable, es decir aquella que se practica en igualdad de condiciones sin perjuicio para la mujer. La anticipación implica el reconocimiento del derecho de la adolescente a una vida sexual plena al amparo de determinadas políticas públicas, educativas y familiares que garanticen un mínimo de igualitaria racionalidad frente al tema.

La adolescente desprovista de formación e información es fácil presa de la sexualidad sin protección.  Angélica va a ser madre, para ella ya es tarde la recriminación o el consejo prejuicioso. Ahora deberá procurar no reincidir en la experiencia de maternidad adolescente, desprovista de todos los recursos educativos en materia sexual que le negó la sociedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario