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viernes, 9 de noviembre de 2012

STING CANTA POR EL YASUNÍ



Por Leonardo Parrini

“La verdadera riqueza de Yasuní no descansa bajo tierra ni en forma de minerales dorados, sino en su extraordinaria y única biodiversidad y en los pueblos indígenas que han elegido vivir en aislamiento, resguardados en la espesura de la selva…”

Bajo este principio, la iniciativa del gobierno ecuatoriano de renunciar a la explotación de reservas petroleras existente en la bio reserva del Parque Nacional Yasuní en la Amazonía del Ecuador, recibió el impulso del músico británico Sting. El célebre cantante de rock ha decidido realizar conciertos en el Ecuador en apoyo del proyecto Yasuní-ITT-Ishpingo-Tambococha-Tiputini por la importancia que representa para la comunidad internacional la conservación de esta bio reserva amazónica.

Sting es famoso por su compromiso político adquirido en defensa de los derechos humanos. En la década de los años setenta compuso un álbum con una serie donde destaca el tema Ellas bailan solas (They dance alone), en homenaje a las viudas de los hombres asesinados por la dictadura de Pinochet en Chile, luego del golpe militar que derrocó a Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973. Sting exhibe una amplia trayectoria en la ejecución de musica rock como uno de los más acreditados exponentes británicos de ese género musical. Esta vez encuentra una nueva causa en Ecuador, país que visitará el próximo año junto a su esposa Tride Styler para unir su voz a la conservación del Yasuní.

Yasuní paraíso biodiverso del planeta

El Yasuní fue declarado por la UNESCO en 1989 Bio-Reserva y Herencia, como uno de los lugares más biodiversos del mundo y habitat de la mayor variedad genéticas de animales y plantas del planeta. El parque abarca cerca de un millón de hectáreas de selva tropical virgen en la provincia ecuatoriana de Francisco de Orellana. Científicos presumen que ese territorio no se congeló durante la era del hielo, hace dos millones de años, convirtiéndose en refugio de fauna y  flora con especies endémicas que sólo se encuentran en la exuberante selva amazónica.

La región de Yasuní ha sido el hogar de aborígenes Waorani durante siglos, compartida con indígenas Tagaeri y Taromenane que en 1968 rechazaron la colonización y se refugiaron en lo profundo del bosque selvático para vivir en aislamiento, no contactados, en sus tierras ancestrales situadas entre los ríos Curaray y Napo. El Ecuador se ha comprometido a no explotar tres bloques petroleros ubicados en el parque Yasuní, beneficiado por un fideicomiso que administra el Programa para el Desarrollo de la ONU.

A cambio de dejar bajo tierra 846 millones de barriles de petróleo -quinta parte de la reserva total del Ecuador- el país recibiría 3.600 millones de dólares hasta el año 2023. Por lo pronto, sólo se han logrado recabar 200 millones con aportes de la comunidad internacional. Países como Francia, Japón, Canadá y Alemania han ofrecido realizar canje de la deuda que mantiene con ellos Ecuador, mientras China, Korea del Sur y Luxemburgo han comprometido su contribución económica como apoyo al proyecto Yasuní-ITT

Defensa de la naturaleza humana

El proyecto Yasuní-ITT recibe el impulso de Sting, precisamente, días antes de iniciarse la XI ronda que licitará bloques petroleros en el sur oriente del Ecuador. Aunque en aparente contradicción con la causa conservacionista, la decisión gubernamental ecuatoriana de explotar sus reservas hidrocarburíferas existentes en la zona suroriental del país, implica reforzar la política pública del régimen en el manejo de sus riquezas naturales “en beneficio de la región amazónica y de todos los ecuatorianos”.

El presidente Rafael Correa ha prometido “vencer la pobreza existente en la Amazonia ecuatoriana con recursos provenientes de la explotación de reservas no renovables” como el petróleo, en una región donde el mandatario no sólo ve culturas ancestrales y bio diversidad, sino la más deprimente miseria que afecta a miles de seres humanos en una zona que representa la mitad del territorio nacional.

Cuando la guitarra de Sting emita sus primeros acordes por el Yasuní y el legendario músico británico proclame su apoyo a la vida natural y biodiversa en esa reserva amazónica, el Ecuador habrá dado un paso coherente y trascendental en la defensa de la naturaleza y por lo más importante dentro de ella, el ser humano.




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