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Por Leonardo Parrini
Aquí va a pasar lo mismo, me
dijo una estudiante de periodismo en referencia a la reelección
presidencial estadounidense. Pura intuición, -me dije- y le pregunté si es
bueno o es malo que aquí en el Ecuador de la revolución ciudadana vaya a pasar
lo mismo que en EE.UU. Se quedó un instante pensando y respondió con toda seguridad:
es bueno porque quiere decir que no estamos improvisando las cosas en el país.
La reelección en EEUU
La reelección de Barack Obama,
significa en el sentido gringo del término, dar una nueva chance al presidente.
¿Para qué? Para consolidar planes de gobierno y políticas que requieren de
mayor plazo para obtener resultados. Por ejemplo, superar la crisis económica que
cimbró los cimientos del sistema financiero con igual riesgo que un huracán.
Obama tiene el reto de reducir
el desempleo, sacar de la incertidumbre a más de 43 millones de desocupados, aumentar
la confianza en los sistemas de seguridad nacional, mejorar las políticas medioambientales
y confirmar que la política exterior norteamericana no es un asunto de agentes
secretos, sino de una actitud solidaria, menos invasiva y guerrerista, que dé
lugar a la cooperación y fomento económico y social con aquellas regiones más
deprimidas del planeta, si pretende mantener su influencia mundial.
Deberá Obama escuchar con mas atención a los inmigrantes provenientes de países latinoamericanos, aliados naturales de EE.UU. en la búsqueda de mejores condiciones de vida. En este sentido, Correa ha deseado éxitos a Obama.
Deberá Obama escuchar con mas atención a los inmigrantes provenientes de países latinoamericanos, aliados naturales de EE.UU. en la búsqueda de mejores condiciones de vida. En este sentido, Correa ha deseado éxitos a Obama.
La reelección en Ecuador
En Ecuador podría pasar lo
mismo. El país puede dar una nueva chance al presidente Correa para consolidar
su proyecto político y dar golpes de timón, señalando en la brújula para dónde
navegamos capitán. Al mismo tiempo, oportunidad de profundizar una organicidad política
que garantice que el proyecto no depende sólo de la figura del presidente. También deberá profundizar el ideario del régimen, refrescándolo con nuevas utopías posibles.
Y acaso lo más importante: efectivizar una real participación ciudadana en los
planes políticos, sociales y económicos del gobierno.
La historia enseña cómo los países
que han dado una básica continuidad a su gestión gubernamental, son los que obtienen mejores resultados en asuntos claves de política interna y externa. El
arte de la política actual consiste en dar proyección al poder con crecimiento económico,
profundización de la democracia representativa, mejoramiento del sistema
productivo, generación de empleo, conquista de nuevos mercados y una ascendiente internacional coherente.
En ese sentido, en el Ecuador
de hoy urge optimizar la gestión de política pública con la democratización de los
beneficios petroleros en planes y proyectos de desarrollo nacional y regional.
Dar pasos en firme hacia una revolución educativa y cultural que suponga la
creación de nuevos paradigmas de desarrollo y acceso tecnológico. Iniciar una revolución
cultural que remueva los cimientos de viejas concepciones excluyentes o
maniqueista de las identidades culturales del país, avanzando en una visión universal
de la cultura, desde nuestra particularidad latino andino americana.
La reelección presidencial
debe ser vista como una opción de cambio. Un gobierno reelegido, inteligentemente
debe renovarse y corregir errores, aprovechando la segunda oportunidad concedida
por el pueblo. La reelección presidencial puede ser vista como la confirmación a
un sistema de gobierno, a condición de que sepa cambiar lo que urge mejorar con flexibilidad y vocación de futuro. Si va a pasar lo mismo en
Ecuador que en los EE.UU, como intuye la estudiante de periodismo, que la re-elección
presidencial no sea, en el peor de los casos, el último día de continuismo y el
primero de lo mismo.
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