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viernes, 1 de enero de 2016

EL SON DE UNA GESTA REVOLUCIONARIA


 
Por Leonardo Parrini

Escuché los primeros sones de la Revolución Cubana cuando niño. Al ocaso de los años cincuenta cuando la guerra fría se ponía candente al calor de una guerra de nuevo tipo que libraba el pueblo cubano contra la dictadura de Fulgencio Batista. La huida del dictador el 1 de enero de 1959 marcó el inicio de la primera revolución socialista de América Latina. En Chile los diarios hablaban de un puñado de barbudos insurgentes que entraron triunfantes en La Habana una semana más tarde de la fuga de Batista. La Revolución Cubana llegaba al poder como había sentenciado Fidel Castro en la plaza de la capital, mientras una paloma blanca se posaba en su hombro ante el asombro de miles de cubanos que asistían al mitin.

Atrás quedaban los días del asalto al Cuartel Moncada, -bastión de la dictadura-, que intentaron tomar por las armas Fidel, su hermano Raúl, Abel Santa Maria y un puñado de hombres. El primero de enero del 59 los insurgentes superaban los escollos en su llegada al poder, luego del fracaso militar de la operación guerrillera en el Moncada que dio origen al encarcelamiento, indulto y posterior exilio en México de Castro y sus hombres.

Granma es palabra significativa que resuena como un son en la memoria. Es el nombre del yate que el 2 de diciembre de 1956 trajo hasta la costa oriental de Cuba, procedente de México, a 82 combatientes dispuestos a derrocar a Fulgencio Batista. La embarcación de madera, motor de aceite con una sola cubierta, sin mástil, proa inclinada y popa recta, atracó con Fidel Castro, Camilo Cienfuegos, Ernesto Che Guevara, Raúl Castro, Ramiro Valdés y Juan Almeida en la costa cubana. Ellos serían el germen de la revolución fraguada en la Sierra Maestra, desde donde inician la guerra de guerrillas contra la dictadura. En esa tentativa el Che había escrito una página indeleble cuando al mando de una columna de 300 hombres conseguía doblegar al ejército de 3 mil efectivos de Batista que defendía con artillería, tanques e infantería la ciudad de Santa Clara. No en vano Fidel reconoció en el Che "a un maestro de la guerra, un artista de la lucha guerrillera, en el audaz asalto" a la mítica ciudad.    

El pueblo cubano evoca hoy el triunfo de la Revolución que se materializó a inicios del 59 con el ingreso de la Columna Uno José Martí de la Sierra Maestra a La Habana, la llamada Caravana de la Victoria. A partir de entonces el gobierno revolucionario decretaría la primera ley Reforma Agraria que confiscó propiedades superiores a 420 hectáreas de extensión, creó la Imprenta Nacional de Cuba y el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica, fundados en marzo de ese año.  

Un son altisonante fue el histórico discurso pronunciado por Fidel Castro ante un millón de cubanos en la Plaza de la Revolución en septiembre de 1960, conocido como la Primera Declaración de La Habana. La arenga revolucionaria proclamó el derecho y el deber de los pueblos a erradicar el dominio imperialista, denunció los planes agresivos del gobierno norteamericano y ratificó la decisión del pueblo cubano de luchar por el destino revolucionario de la América Latina. Dos años más tarde, en 1962, Fidel proclama la Segunda Declaración de La Habana en la que establece el “manifiesto comunista de la revolución latinoamericana”, ante dos millones de personas, entre las que se encontraban el pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín y el ex presidente chileno, Salvador Allende.

Los planes estadounidenses de acabar con la Revolución Cubana tienen dramática expresión en Playa Girón en marzo de 1960 cuando una fuerza de 1500 cubanos, apoyados por artillería y aviones, intenta una incursión contrarrevolucionaria a la isla. Al cabo de cruentos combates la invasión es repelida y más de un millar de invasores son detenidos y canjeados por medicinas y alimentos en la operación conocida como canje de compotas por mercenarios. El 18 de abril, durante el sepelio de las víctimas del bombardeo, Fidel define como socialista el proceso revolucionario y, ante la inminencia de la invasión, afirma: Eso es lo que no pueden perdonarnos, que estemos ahí en sus narices ¡y que hayamos hecho una Revolución socialista en las propias narices de Estados Unidos!

Pero los intentos no cesan y el país del norte establece un bloqueo económico contra Cuba, en octubre de 1960. Posteriormente, en 1966, el Congreso norteamericano aprobó la ley Helms-Burton Act que impide a los ciudadanos estadounidenses hacer negocios dentro de la isla o con el gobierno de Cuba. El colapso de la Unión Soviética y el recrudecimiento del embargo norteamericano, afectaron directamente la situación económica cubana. La depresión económica que supuso el Período Especial, fue severa a comienzos de la década de los 90. La crónica relata en los siguientes términos la crisis: A muchos cubanos todavía se les caen las lágrimas al recordar los apagones de 16 horas diarias, las calles vacías, fábricas paralizadas, resurgimiento de la prostitución, bistec de cáscara de toronjas y otros recursos contra el hambre. Súbitamente dejaron de llegar a la isla los barcos soviéticos abarrotados de petróleo, cereales, leche en polvo, medicinas, materias primas y piezas industriales.

En plena crisis, Fidel Castro arengó al pueblo cubano y expresó: El imperialismo yanqui piensa que Cuba no podrá resistir y que la nueva situación surgida en el campo socialista le permitirá doblegar inexorablemente a nuestra revolución. Cuba no es un país donde el socialismo llegó tras las divisiones victoriosas del Ejército Rojo. En Cuba el socialismo lo forjamos los cubanos en auténtica y heroica lucha. A la revolución y el socialismo, debemos hoy todo lo que somos. Si a Cuba regresara alguna vez el capitalismo, nuestra independencia y soberanía desaparecerían para siempre, seríamos una prolongación de Miami; un simple apéndice del imperio yanqui.

Cuba Sí

A 57 años de los acontecimientos que dieron cauce a la Revolución Cubana, hoy 1 de enero evoco los días en que mi padre, Vicente Parrini, publicó en 1963 la antología poética Cuba Sí, que reúne a 29 poetas chilenos que cantan a Cuba revolucionaria. El diario chileno El Siglo, reseñaba en estos términos la obra: Lo mejor de la poesía viva de Chile se ha dado cita en este libro para cantar desde diferentes ángulos, la gesta revolucionaria de Cuba. Si la sola concepción de esta antología fue ya una gran idea, el hecho de que entre las veintinueve voces líricas seleccionadas estén justamente los prestigios más sólidos y las mejores esperanzas de nuestro actual mapa poético, constituye un fenómeno que trasciende su propia importancia literaria. Es indudable que el antólogo, Vicente Parrini, ha realizado aquí un trabajo valioso y de gran interés, tanto en un sentido literario como en un sentido político.

El impacto sobre la conciencia de los pueblos de América y la identificación continental con los propósitos y esfuerzos de la Revolución Cubana, quedan expresados en el poema A Fidel Castro de Pablo Neruda. Los sones poéticos tomados del libro Cuba Sí, resumen el significado que tiene para nuestros pueblos la consolidación de la Cuba revolucionaria:

Fidel, Fidel, los pueblos te agradecen palabras en acción y hechos que cantan.
Por eso desde lejos te he traído una copa del vino de mi patria.
Es la sangre de un pueblo subterráneo que llega de la sombra a tu garganta,
son mineros que viven hace siglos sacando fuego de la tierra helada.

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