Por
Leonardo Parrini
Un fantasma
recorre el mundo: la desnutrición infantil. En el planeta deambulan más de 146
millones de niños, menores de cinco años, desnutridos por falta de alimento. De
la escalofriante cifra de niños bajos de peso que existen en el planeta,
categóricamente: ninguno es cubano.
Los menores
nacidos en la isla caribeña acosada por el más inhumano bloqueo económico
impuesto por los EE.UU, son reconocidos mundialmente por estar ajenos al mal
social de la desnutrición infantil, según informe del Fondo de las Naciones
Unidas para la Infancia, UNICEF. El informe denominado Progreso para la Infancia
un Balance sobre la Nutrición, consagra a Cuba como el primer y único territorio libre de desnutrición
infantil. El mal de la pobreza y la injusticia social que azota al mundo
capitalista.
El revelador
documento que ratifica la situación de la infancia cubana, señala que los niños
desnutridos corresponde en “un 28% a África Subsahariana, 17% al Medio Oriente
y África del Norte, 15% a Asia oriental y al Pacífico, y 7% a Latinoamérica y
el Caribe. La tabla la completan Europa Central y del Este, con el 5%, y otros
países en desarrollo, con 27%”. Cuba
es la nación ajena a esos problemas, puesto que es el único país de América
Latina y el Caribe que ha eliminado la desnutrición infantil severa, gracias a
los esfuerzos por mejorar la alimentación del pueblo, especialmente la de
aquellos grupos más vulnerables.
La decisión
política del Estado cubano arroja el resultado histórico que enorgullece a un
pueblo amenazado por las más diversas incertezas políticas, económicas y
climáticas, confirmando que es posible lograr erradicar el mal social del
hambre infantil. El Estado caribeño garantiza una canasta básica alimenticia
que permite la nutrición de su población, al menos, en los niveles básicos,
mediante la Red de Distribución de Productos Normados. Las acciones
gubernamentales cubanas apuntan a “atenuar el déficit alimentario”, en base de
una “constante vigilancia sobre el sustento de los niños, las niñas y
adolescentes”, parte integrante de la “promoción de una mejor y natural forma
de alimentación de la especie humana” en Cuba. Según versiones de prensa
cubana, “el Estado Cubano garantiza una canasta básica alimenticia y promueve
los beneficios de la lactancia materna, manteniendo hasta el cuarto mes de vida
la lactancia exclusiva y complementándola con otros alimentos hasta los seis
meses de edad. Además, se les hace entrega diaria de un litro de leche fluida a
todos los niños de cero a siete años de edad. Junto con otros alimentos como
compotas, jugos y viandas los cuales se distribuyen de manera equitativa”.
Según expertos,
se requieren “13 mil millones de dólares anuales adicionales a lo que ahora se
destinan”, para poner fin a la desnutrición infantil. Pero el mundo prefiere
gasta un millón de millones en publicidad comercial y 400 mil millones en
estupefacientes. Sólo los EE.UU gastan 8 mil millones anuales en cosméticos.
Cuba, en cambio, ha sido reconocida por la Organización de las Naciones Unidas
para la Alimentación y la Agricultura (FAO), como “la nación con más avances en
América Latina en la lucha contra la desnutrición”. La Organización de las
Naciones Unidas, (ONU) sitúa al país caribeño a la vanguardia del cumplimiento en materia de desarrollo humano.
La pesadilla americana
Cuba, no exenta
de deficiencias, dificultades y serias limitaciones por un bloqueo económico,
comercial y financiero impuesto por Estados Unidos hace más de cuatro décadas,
es territorio libre de desnutrición infantil. Los EE.UU, potencia capitalista
desarrollada y considerada el país del sueño
americano, vive la pesadilla de la desnutrición infantil en su población
más vulnerable.
Según informes
internacionales “un número creciente de niños estadounidenses muestra síntomas
de desnutrición, en un contexto de aumento del hambre en Estados Unidos, donde
paradójicamente dos tercios de la población tiene sobrepeso o es directamente
obesa, según los últimos datos oficiales”. No obstante, los problemas de
nutrición de la niñez norteamericana “no siempre son por falta de alimento,
sino por comer mucha comida de mala calidad”. Estudios académicos confirman que
el 11,2% de las familias de Estados Unidos pasó hambre en 2003, contra un 10,1
en 1999. Déborah Frank, profesora de Pediatría de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Boston, reconoce: "Lo que pasa en Estados Unidos es que
increíblemente muchas de las recomendaciones que les damos a las familias para
prevenir el peso por debajo de lo normal son las mismas que les damos para
prevenir el sobrepeso", dijo. "Lo que les recomendamos a las familias
es no darle comida chatarra a sus niños". Se estima que cerca
de 12 millones de familias en el país norteamericano no logran
alimentarse correctamente debido a la falta de medios económicos. Muchos jóvenes estadounidenses están expuestos, igualmente, al sobrepeso: uno
de cada tres niños padece obesidad. A los niños les
afecta particularmente este fenómeno por la ansiedad, pero también por los
problemas médicos más importantes que esto conlleva deficiencias del
sistema inmunitario o incluso enfermedades mentales.
El estudio de la organización Feeding America reveló tristes y desalentadores cifras acerca del hambre infantil en Estados Unidos. Por
cada persona con dinero que, probablemente, desecha más de la mitad de la comida
que compra y no consume, hay una cifra alarmante de niños en EE.UU que no están seguros si este día tendrán un bocado para llevarse a la boca. Al
tenor de los documentos investigados “se habla de menores estadounidenses que
se van a la cama con hambre porque falta un plato de comida o sus
niveles de alimentación son tan precarios que se considera desnutrición”, según
la fundación Howard G. Buffett, dedicada al combate contra la pobreza en el
ámbito mundial. La organización presenta un mapa que muestra los índices de
“inseguridad alimentaria” en EE.UU, en el cual el condado de Los Ángeles
muestra -por ejemplo-, 643 mil niños que sufren hambre. A esto se suma otra realidad lacerante que
convierte el sueño americano en pesadilla: Más de 4 millones de niños en EE.
UU., es decir, uno de cada diez, no posee seguro médico y otros miles no
disfrutan de una cobertura social suficiente.
Cuba, el país más
amenazado del continente por su mal vecino norteamericano, vence la lucha contra
la miseria humana en una batalla absolutamente desigual. Un pequeño gran detalle
lo hace posible en la patria de José Martí: la inconmensurable resistencia de
su pueblo. No en vano, el apóstol de la justicia cubana canta en sus versos vívidos
una lección destellante de verdad, aprendida con dignidad durante más de medio
siglo de Revolución por un pueblo ejemplar:
con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar…
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