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miércoles, 25 de noviembre de 2015

ARGENTINA…LLORA POR TÍ

Por Leonardo Parrini

Como dice el argot popular: llora como hembra lo que no eres capaz de hacer como macho. Hoy Argentina llora por sí misma. Y llora un llanto amargo, lento, que emerge del estupor de no aceptar la realidad de un país que pendulea de izquierda a derecha en el panorama político, después del resultado electoral del domingo que da como ganador al archimillonario conservador, Mauricio Macri. Hijo de una rancia burguesía argentina, primogénito de Franco Macri, hábil exponente de la mañosa movilidad en la patria contratista, como hombre de negocios cercano al poder del menemismo en la obtención de prebendas por millonarios contratos en obras públicas. Macri representa el retorno de los brujos de la obsoleta derecha neoliberal, remozada en un discurso de cambio, que reinaugura los viejos tiempos de las oprobiosas brechas sociales en un continente que no aprende en serio la lección. Una didáctica trágica de periclitados gobiernos de difuntos y flores, de presos políticos, de hambre en las calles, de sobrexplotación laboral, de falta de servicios básicos, conflictos fronterizos y un triste etcétera.

Mauricio Macri, no obstante no las tiene todas. Con un Congreso de mayoritaria tendencia kircheriana, deberá negociar duro y parejo para tratar de imponer su proyecto político consistente en “liberar el mercado de cambios, impulsar la iniciativa privada como el motor de la economía argentina, reordenar al Estado”, restaurar deterioradas relaciones con las potencias capitalistas y zanjar deudas en un litigio judicial con fondos especulativos en Nueva York. Macri pone fin a doce años de kircherismo, según el cual “nunca hubo antes una estabilidad económica y social en Argentina”. No obstante, las cifras hablan solas. Cristina Kirchner deja un país con 2,2 % de crecimiento y una inflación superior al 20% y escasas reservas en el Banco Central, según analistas. El consumo está sostenido en la tierra del tango, a ritmo de programas de incentivo y ajuste salariales en negociaciones entre sindicatos y empresas. La estatización de empresas de servicios y la nacionalización del petróleo fue una de las medidas más contundentes en lo económico del gobierno saliente. En los 12 años de gobierno de Cristina Kirchner se crearon cinco millones de empleos, se dinamizó la ciencia y la tecnología y se beneficiaron millones de argentinos de los subsidios y jubilaciones especiales. Es decir, un asistencialismo estatal, duro y puro, que buscaba superar las brechas sociales. Sin embargo, al final del día, la revolución gaucha deja intacta las relaciones de poder en el país de la milonga política más movida de los últimos años. La lectura que la población hizo de ese proceso fue adversa a los propósitos oficialistas y Macri capitalizó un descontento creciente, por injustificado que asomara ante el mundo.

La izquierda cede el poder.

¿Qué hace qué hoy a la izquierda haya que motejarle con la idea del cambio, como a una fuerza política conservadora? La reiteración del ideario. La ausencia de nuevas propuestas. Con el faro apagado la izquierda latinoamericana – desde la del siglo 19 hasta la del 21, no marca nuevos caminos a seguir. Y, -oh paradoja-, es la fuerza qué hoy defiende la democracia formal, la estabilidad económica capitalista, la presencia de propiedad privada sobre los medios de producción material y espiritual, la educación plurideológica y el respeto a las instituciones del Estado burgués. Una obstinada reincidencia de las tesis clásicas del ideario social revolucionario, suena a tango viejo, siempre nostálgico, arrabalero y tristón. Y ese ideario transita por un andarivel paralelo, inconexo con las realidades políticas del mundo actual.

Macri, el burgués populachero

Otro de los factores que explicaría el triunfo en las urnas del derechista Macri, -otrora distante del pueblo, encerrado en su jaula de oro, heredero millonario y excluyente-, es el cambio de impronta y de conducta asumido por el candidato, bajo la asesoría del ecuatoriano Jaime Durán Barba, en una campaña a todas luces millonaria. Los cambios que reinventaron a Macri haciéndolo descender a las realidades llanas de un pueblo humilde e insatisfecho, lo hicieron cumplir con la estrategia de “dejar de provocar miedo a los pobres y a las clases populares”. La asesoría de Duran Barba le hizo perder el miedo y superar los viejos traumas de agorafobias por un encierro en el secuestro que padeció en 1991, cuyo millonario rescate le salvó la vida. El lado humano de Mauricio Macri, fue hábilmente explotado por sus asesores como hombre de fútbol -fanático de Boca Junior-, dispuesto a visitar puerta a puerta al electorado popular. Macri es el nuevo Presidente de Argentina, paradigma de una nueva realidad política latinoamericana, signada por un péndulo que a todas luces parece inclinarse hacia la derecha. El tiempo dirá qué tan cierta es esta tendencia que aún tiene asignaturas pendientes en Ecuador, Bolivia y Venezuela.  

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