Por Leonardo
Parrini
El título del
libro de Benjamín Subercaseaux, Chile, o una loca geografía, bien sirve para ilustrar
las condiciones geofísicas del país más telúrico del planeta. Bástenos decir que
el territorio chileno ha sido escenario de 65 terremotos entre 1552 y 2014, en
toda la extensión de la angosta franja de tierra ubicada en las estribaciones
andinas. Una cornisa que supera los siete mil metros de altura en el Aconcagua,
frente al abismo de la fosa del Océano Pacífico que ostenta 6.000 metros de profundidad,
precisamente en la región norte del país.
Subercaseaux, escritor de temperamento polémico y
contradictorio, hizo
alusión a un país de contrastes naturales y sociales, con realismo inusitado. El
poeta Jaime Quezada, sintetiza así el célebre libro: "Chile, o, una loca geografía…nada oculta de un país geográfico ni
el carácter indolente y apático que es el nuestro. Un libro ensayo, también,
muy propio y personal de Subercaseaux, su forma de ver y de remirar la
verdadera patria".
Esa verdadera patria
se comporta telúricamente agresiva, devastadora, con seísmos catastróficos que
han asolado grandes extensiones de territorio cada cierto periodo de tiempo que
oscila entre siete y diez años. Por su geográfica
ubicación en el cinturón de fuego del Pacifico, Chile es considerado el
país sismicamente
más activo del mundo, debido a que gran parte del territorio continental yace
junto a la zona de subduccion o hundimiento de la Placa de Nazca bajo la placa Sudamericana.
A los
movimientos telúricos, con alto poder de destrucción, se multiplican eventos anexos,
entre los que destacan aludes, maremotos y tsunamis. En los anales sísmicos
de Chile cabe mencionar el terremoto de Chillan de 1939, el más mortífero de la
historia del país con un saldo 5.548 muertos. Y por cierto, el terremoto de Valdivia de 1960, como el más
violento y potente de Chile y de la historia de la humanidad, que registró 9.5
grados de intensidad.
Ese carácter de los chilenos definido por Subercaseaux, emerge en situaciones extremas y catástrofes naturales como un temperamento colectivo que se comporta con prestancia y eficacia ante el azote de la
naturaleza. Algunos factores son dignos de tomar en cuenta, puesto que Ecuador
se encuentra en la misma línea de fuego sísmico que el hermano país del sur.
En
Chile el aprendizaje social para
enfrentar emergencias sísmicas comienza en la escuela primaria con simulacros
de evacuación y una amplia información sobre los factores y riesgos telúricos, asi como el comportamiento estatal y ciudadano. Los programas son extensivos a colegios,
universidades e instituciones públicas con el diseño de estrategias y
operativos de emergencia, coordinados con una rápida y eficaz respuesta
de la Oficina Nacional de Emergencias y
otros organismos de socorro para actuar ante la eventualidad de un
desastre.
La experiencia anterior del terremoto, ocurrido
el 27 de febrero del 2010, que destruyó parte del centro y sur del país con un
saldo de 500 muertos, permitió que Chile corrigiera errores y optimizara su
respuesta-país a los terremotos. En esa oportunidad la tercera parte de las víctimas
murieron a causa del tsunami que ocurrió minutos después del sismo de 8,8
grados de intensidad. El terremoto de esta semana sorprendió a una población mejor
capacitada que dio una respuesta rápida y eficaz en disponer la
evacuación de casi un millón de habitantes en el borde costanero del norte del país.
El desplazamiento de la población a las zonas altas se llevó
a cabo ordenadamente, incluso en dos oportunidades, cuando el terremoto inicial registró
dos réplicas de casi similar intensidad. Esto gracias a un sistema mejorado de comunicaciones
nacionales y regionales para casos de emergencia, con una oportuna respuesta de
la fuerza pública, bajo la responsabilidad de políticas especialmente diseñadas
por las autoridades chilenas para enfrentar desastres nacionales.
Chile y su
loca geografía, esta vez contó con la racionalidad de un país que aprende de
sus errores y aciertos, en una lección que busca armonizar la relación vital entre
la sociedad y naturaleza.
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