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jueves, 9 de julio de 2015

LA CRUZ COMUNISTA…¿UN SIGNO ARBITRARIO?


Por Leonardo Parrini

Los signos se desgastan, dice Roland Barthes, porque son consumidos por el voraz apetito de una sociedad que pervive en la señal de símbolos arbitrarios. La arbitrariedad en el uso de los símbolos es una constante en la teoría barthesana que alerta cuando la imagen se encadena al texto para cobrar sentido. O mejor, para resignificar su significado. Pero ¿qué sucede cuando una imagen funciona con propia energía semiótica o se superpone a otra igualmente significativa? Evo Morales regaló al Papa Francisco una cruz tallada en madera con la hoz y el martillo cruzados -símbolo comunista-, sobre el cual yace la imagen de Cristo sacrificado. El gesto de Evo causó el escándalo por lo irreverente, dirán unos, y por lo arbitrario dirán otros. Cierto es que la cruz comunista, -como algunos la bautizaron-, es "la reproducción de una que hizo el sacerdote jesuita español Luis Espinal, asesinado en 1980 por paramilitares por su compromiso con las luchas sociales en Bolivia, y a quien Francisco dedicó un homenaje cerca del lugar donde hallaron su cadáver".

¿Qué significado adquiere la figura de Cristo superpuesto al símbolo comunista? ¿Unidad entre cristianos y marxistas en lucha política contra un enemigo común? Otra interpretación habla de que el símbolo de la hoz y el martillo convertido en cruz, representa la crucifixión comunista de Cristo. La arbitrariedad del montaje de ambos signos concebida por el jesuita constituye una blasfema para los conservadores. El exabrupto de Evo viene a estimular lo que vienen diciendo del Papa los sectores reaccionarios de los Estados Unidos, en boca de republicanos y periodistas de los medios más retrógrados del país: “Francisco, es un Papa marxista”.

Dicha afirmación literal está en los periódicos, declaraciones en programas de radios y entrevistas de televisión en los EE.UU. Una obsesiva actitud política que pretende endilgar al Pontífice una condición ideológica ajena a su doctrina y distante de la realidad. Solo un imaginario desprovisto de imaginación, producto de un recalcitrante fanatismo ultra derechista, puede concebir semejante despropósito. No obstante, la versión cobra fuerza en los círculos políticos conservadores norteamericanos, que señalan al Papa Francisco como un elemento que decepcionó a políticos y adherentes reaccionarios por sus posturas "progresistas".

Las criticas conservadoras que proliferan en los Estados Unidos contra el Papa Francisco, reflejan el rechazo de estos sectores en contra de la “obsesión de la iglesia católica con el aborto y los gays”. La crítica incluye un cuestionamiento a la condena que hace el Papa “al capitalismo salvaje”, sistema considerado “una dictadura de la economía” por el Pontífice. La postura papal, sin estar evidentemente alineada a un propósito político marxista, ha dado señales de solidaridad y reconocimiento a los sectores populares. Prueba de ello fue el hecho de “elevar a los altares al arzobispo salvadoreño Oscar Romero, tachado de comunista y que no cayó bien entre los sectores reaccionarios del catolicismo estadounidense”. Estos gestos de Francisco le han otorgado un posicionamiento distinto al que tenían Juan Pablo II y Benedicto XVI entre los sectores conservadores, “con los que coincidían en cuestiones morales”.

De las críticas frontales que recibe Francisco de personajes públicos y periodistas, destaca la que hace la estrella del archiconservador Tea Party, Sara Palin, o Rick Santorum, que expresan reparos a la “agenda liberal” del Papa. Incluso Santorum, de numerosa familia, ha manifestado que "es difícil escuchar al Papa decir que ser bien católico no implica tener hijos como conejos".

En los cuestionamientos hechos al ideario social del Pontífice destaca el rechazo conservador a la postura papal respecto de la redistribución de la riqueza y las injusticias del sistema capitalista.  La necesidad de ayudar a los más pobres, es una idea que el Papa ha aclarado que proviene del evangelio y no tiene nada que ver con el marxismo y el comunismo. Francisco manifiesta su ideario en la exhortación Evangelli Gaudium, encíclica que rechaza la idea de que “el libre mercado hace que la riqueza tarde o temprano llegue a todo el mundo”. Las ideas del Papa han motivado cuestionamientos políticos en torno a asuntos polémicos como la relación de EE.UU y Cuba. Frente a este tema, el senador republicano de Florida, Marco Rubio, dijo que el Papa “debería tomar la causa de la libertad y la democracia en el tema cubano estadunidense”. 

Fox News ha comparado al Papa Francisco con Obama, por la popularidad que ambos ostentaban entre los norteamericanos al comienzo de sus gestiones; y luego, por el desengaño causado, posteriormente, debido a sus posturas ideológicas. El presidente Obama es considerado “una decepción para los EE.UU y el Papa un desastre para la iglesia católica”. El periodista británico Austen Ivereigh, autor de una biografía de Pontífice latinoamericano, dice que los círculos conservadores norteamericanos no están entendiendo el mensaje del Papa. Su critica a los mercados tiene que ver con lo que Francisco llama “cultura del descarte”, o de la exclusión de “miles de personas desempleadas que viven bajo el nivel de pobreza”. La próxima visita del Papa en septiembre a Norteamérica marcará una agenda inédita, con temas álgidos y posturas contradictorias en las esferas políticas estadounidense.   

El discurso del Papa Francisco debe ser puesto en contexto del lugar donde lo emite. Una cosa es hablar en Bolivia de la necesidad de pedir perdón por los pecados cometidos durante la Conquista española contra pueblos amerindios, y otra es hablar a los norteamericanos de los pecados del capitalismo. La cruz con Cristo yaciente sobre la hoz y el martillo, es un signo de nuestro tiempo que será menos arbitrario, en la medida que armonice el espíritu de la iglesia católica con las utopías del pueblo boliviano, históricamente reprimido. Ese fue el sentido del gesto de Evo que no fue comprendido en su contexto. En tanto, el gesto del Papa supone volver las ovejas al rebaño y reivindicar un mensaje movilizador contra fuerzas oscuras de la sociedad que oprimen al hombre y lo separan de Dios.

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