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jueves, 16 de octubre de 2014

VIEJO, MI QUERIDO VIEJO...


Fotografías Leonardo Parrini
Por Leonardo Parrini

El otoño de la vida, el epílogo vital. Como quiera que se le llame, la vejez no es precisamente la edad más idílica de la existencia. El deterioro físico, la soledad, los sueños rotos, todo amenaza al anciano a sobrevivir condenado a un mundo interior de abatimiento y desolación.

Juan es un hombre de 85 años, los dos últimos lustros los ha pasado recluido en un asilo para ancianos en la ciudad de Quito. En ese lugar sus días transcurren aparentemente sosegados, mientras el destello de sus ojos acuosos acusan la ansiedad, cuando le preguntamos si es o no feliz: esa pregunta debió hacérmela hace cuarenta años, dice. Tal vez le habría dicho que sí. Arrimado a un ventanal de vidrieras pequeñas, Juan pasa sus días alimentando a las palomas que vienen al banquete de migajas que el hombre les sirve a través de uno de los cristales rotos. En el capitel de la ventana las aves gorjean una melodía en arrullo que entusiasma el alma del anciano: vienen todos los días a la misma hora, ellas si tienen claro el paso del tiempo. ¿Y usted no?, le pregunto: yo transcurro simplemente, el tiempo para mí es esta sensación de dolor por la artritis en mis piernas, y mi angustia por saber algo de mi hija que no viene a verme ya hace muchos años. Para qué voy a preocuparme por medir el tiempo, -vea, no tengo ni reloj-, si yo sé que el tiempo es este andar entre dolores. 

Esta historia es recurrente. Una reciente investigación internacional da cuenta de que en el mundo existen 150 millones de abuelos mayores de 60 años que viven sin ingresos, y es una ínfima minoría la que pervive en asilos para ancianos. La tendencia mundial es la existencia de una vejez en abandono e indefensión, mientras que la población mayor de 80 años va en aumento.

Según el Índice Global de Envejecimiento, en America Latina, Chile encabeza la lista de países del continente con mejores condiciones para la vejez, seguido de Uruguay y Panamá. Otros paises como Argentina, Brasil, Costa Rica y Ecuador están bien posicionados. La investigación califica a 96 países en el mundo entre los cuales, 9 de cada diez habitantes tiene más de 60 años de edad. Los indicadores considerados se relacionan con “las políticas de apoyo para las personas en su vejez, como pensiones, educación, oportunidades laborales, acceso a cuidados de salud gratuitos o transporte subsidiado. Este año se puso especial atención a las pensiones y cómo estas pueden contribuir a que la gente permanezca activa y sea autosuficiente más tiempo”.

Vejez, una realidad inquietante

La investigación destaca que en el ranking de países con mejores condiciones de vida para la vejez, Noruega tiene una calificación de 93,4 sobre 100. El año anterior el primer lugar fue ocupado por Suecia, que esta vez quedó segundo, seguido por Canadá, Alemania, Países Bajos, Islandia, Estados Unidos, Japón y Nueva Zelandia. En los últimos lugares están Afganistán, Mozambique (95), Cisjordania y Gaza (94) y Malawi (93) como lugares que no garantizan una adecuada calidad de vida en la vejez.

El informe del Índice Global de Envejecimiento en su parte medular señala que “en muchos países la esperanza de vida a los 60 años aumentó, al menos un tercio más con respecto a la expectativa de mediados del siglo pasado. En países de ingresos medios y bajos, una de cada 4 personas de 65 años y más vive sin el beneficio de una pensión”. En tanto, a nivel mundial, “hay un total de 868 millones de personas mayores de 60 años, cerca del 12% de la población global. Hasta 2050 está previsto que se incremente 21%.”. La estadística del segmento mayor de la tercera edad, crece: La proporción de personas mayores de 80 años aumenta rápidamente. Se estima un aumento del 2% actual, al 4% de la población mundial hasta 2050.

Existe una creciente demanda por cuidados, atención individual y servicios para personas que permanecen en sus hogares en sus años seniles. En las áreas rurales, por ejemplo, el 29% de los indígenas mayores recibe una ayuda de este tipo, el 4% en Malawi; mientras que en Bolivia, el 95% de la población de la tercera edad obtiene una pensión para sobrevivencia individual; en tanto, 130 millones de chinos percibe similar atención estatal. En Ecuador, el MIES, entrega un bono mensual de desarrollo humano a las personas mayores de 60 años en condiciones de precariedad.

El futuro de la edad otoñal es inquietante. Para el 2050 el mundo tendrá un 30% de población mayor de 60 años, los planes de asistencia a la vejez no están homogenizados a nivel global y la población sigue envejeciendo: Por ejemplo, Colombia envejece un 23%, Ecuador un 22%, Chile un 31% y Costa Rica 30% anual. El tema no es asunto de mera casuística cuantitativa. Detrás de cada estadística hay un ser humano que representa una realidad concreta.

Mientras repaso mentalmente las cifras de mi investigación, miro los ojos de Juan y concluyo que de poco sirve todo esto, si la tristeza no se borra de esta mirada crepuscular. No obstante, Juan sonríe cuando le digo que mencionaré su historia en un texto que estoy escribiendo para mi blog. No lo voy a poder leer, -casi ya no veo-, pero esta noche soñaré que mi hija lee su escrito y viene a verme…sólo con esa idea ya soy feliz…

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