Por Leonardo Parrini
En la política como en el amor se sabe cómo
empiezan las crisis, pero no cómo y cuándo terminan. En ambos casos concluyen
en la ruptura, el divorcio, pero jamás en el olvido. El romance de los
trabajadores organizados con el régimen de la Revolución ciudadana viene dando
señales de desgaste, de desilusión y de ruptura del encanto. Así lo confirma la
tercera convocatoria a una protesta nacional hecha por sectores laborales y sociales
organizados a la “movilización nacional” del 17 de septiembre.
En el contexto del llamado a la marcha asoman
razones llenas de sin razón, puesto que, aun sin conocer el detalle del proyecto de Ley de Código
de Trabajo que reforma las reglas del juego laboral, se convoca a una movilización para
oponerse al documento. El ministro de Relaciones Laborales, Carlos Marx
Carrasco -de mítico homónimo sindicalista- se anticipó a poner el documento en
consideración del país.
La propuesta de reforma oficial habla de 5 puntos
claves: huelgas, salarios, contratos, despidos y licencias por maternidad. En
el caso de las huelgas se sugiere que éstas deberán ser organizadas dentro de
los sitios laborales, previo pliego de peticiones al patrono y con la mediación
del ministerio correspondiente. Si la huelga se extiende más allá de 45 días,
no serán cancelados los haberes por los días laborales no trabajados. En cuanto
a sueldos, serán revisados los incrementos salariales mínimos y se debatirán
los máximos sectoriales para poner fin a la enorme brecha entre los que ganan mucho
y los que poco ganan. En relación al aumento del sueldo básico se
tomarán en cuenta los factores de inflación, equidad y productividad, variables
que en la práctica ya se venían utilizando. De igual modo, las empresas
no podrán exigir a quienes buscan su primer empleo un certificado de
experiencia, eso como elemental sentido de practicidad. En lo referente a despidos
intempestivos por discriminación, sea por edad, género, preferencias sexuales,
raza, etc., la decisión patronal será anulada. Las licencias por maternidad y
paternidad se extenderán de nueve meses a un año. Y el padre de familia también
podría gozar de este beneficio.
El Presidente Correa ha dicho que quiere “darle
al país un código de trabajo revolucionario, además que limite los sueldos en
el sector público". Sin embargo, las dirigencias sindicales como José
Chusin, de la Federación Unitaria de Organizaciones Sociales (FUOS), consideran
que el Gobierno “tiene que transparentar sus verdaderas intenciones políticas:
un proyecto capitalista y no socialista”. Sin duda, es un argumento ya ensayado,
que responde a la necesidad sindicalista de reconfigurarse luego del desgaste
que vienen teniendo desde los años noventa, con una movilización economicista y
cortoplacista y una falta de objetivos estrategicos a futuro. Otros sectores sindicales
como Sedocut, llaman al diálogo con el Estado y rechazan la idea de
desestabilizar al régimen. El FUT ha esperado recibir el documento de reforma
para adoptar una posición y la CTE marchará, pero sin coincidir con la línea de
la oposición en todo.
En tanto, el
Presidente Correa ha respondido que movilizará sus fuerzas políticas y que “marchan,
para ver si nos ablandan, esa es la táctica, hacer una demostración de fuerza,
que los incorporemos a negociar y negociar es que ellos imponen sus caprichos.
Están equivocados, no hay gobierno que haya hecho más por los trabajadores.
Desde 2007, el sueldo básico ha pasado de 150 a 340 dólares al mes. Estamos en una
revolución socialista de los trabajadores”.
En el amor como en la política, cuando las palabras
reemplazan a los hechos, algo huele mal
en Dinamarca. Los romances empiezan con la ilusión, siguen con la sospecha
de crisis y terminan quién sabe dónde, si no se renueva la fe, la actitud de
entrega y el proyecto común. Eso falta, sin duda, a la relación del Gobierno con los sindicatos.
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