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lunes, 15 de septiembre de 2014

REVOLUCIÓN CONTRARREVOLUCIÓN



Por Leonardo Parrini

En la política como en el amor se sabe cómo empiezan las crisis, pero no cómo y cuándo terminan. En ambos casos concluyen en la ruptura, el divorcio, pero jamás en el olvido. El romance de los trabajadores organizados con el régimen de la Revolución ciudadana viene dando señales de desgaste, de desilusión y de ruptura del encanto. Así lo confirma la tercera convocatoria a una protesta nacional hecha por sectores laborales y sociales organizados a la “movilización nacional” del 17 de septiembre.

En el contexto del llamado a la marcha asoman razones llenas de sin razón, puesto que, aun sin conocer el detalle del proyecto de Ley de Código de Trabajo que reforma las reglas del juego laboral, se convoca a una movilización para oponerse al documento. El ministro de Relaciones Laborales, Carlos Marx Carrasco -de mítico homónimo sindicalista- se anticipó a poner el documento en consideración del país.

La propuesta de reforma oficial habla de 5 puntos claves: huelgas, salarios, contratos, despidos y licencias por maternidad. En el caso de las huelgas se sugiere que éstas deberán ser organizadas dentro de los sitios laborales, previo pliego de peticiones al patrono y con la mediación del ministerio correspondiente. Si la huelga se extiende más allá de 45 días, no serán cancelados los haberes por los días laborales no trabajados. En cuanto a sueldos, serán revisados los incrementos salariales mínimos y se debatirán los máximos sectoriales para poner fin a la enorme brecha entre los que ganan mucho y los que poco ganan. En relación al aumento del sueldo básico se tomarán en cuenta los factores de inflación, equidad y productividad, variables que en la práctica ya se venían utilizando. De igual modo, las empresas no podrán exigir a quienes buscan su primer empleo un certificado de experiencia, eso como elemental sentido de practicidad. En lo referente a despidos intempestivos por discriminación, sea por edad, género, preferencias sexuales, raza, etc., la decisión patronal será anulada. Las licencias por maternidad y paternidad se extenderán de nueve meses a un año. Y el padre de familia también podría gozar de este beneficio.
  
El Presidente Correa ha dicho que quiere “darle al país un código de trabajo revolucionario, además que limite los sueldos en el sector público". Sin embargo, las dirigencias sindicales como José Chusin, de la Federación Unitaria de Organizaciones Sociales (FUOS), consideran que el Gobierno “tiene que transparentar sus verdaderas intenciones políticas: un proyecto capitalista y no socialista”. Sin duda, es un argumento ya ensayado, que responde a la necesidad sindicalista de reconfigurarse luego del desgaste que vienen teniendo desde los años noventa, con una movilización economicista y cortoplacista y una falta de objetivos estrategicos a futuro. Otros sectores sindicales como Sedocut, llaman al diálogo con el Estado y rechazan la idea de desestabilizar al régimen. El FUT ha esperado recibir el documento de reforma para adoptar una posición y la CTE marchará, pero sin coincidir con la línea de la oposición en todo.

En tanto, el Presidente Correa ha respondido que movilizará sus fuerzas políticas y que “marchan, para ver si nos ablandan, esa es la táctica, hacer una demostración de fuerza, que los incorporemos a negociar y negociar es que ellos imponen sus caprichos. Están equivocados, no hay gobierno que haya hecho más por los trabajadores. Desde 2007, el sueldo básico ha pasado de 150 a 340 dólares al mes. Estamos en una revolución socialista de los trabajadores”.

En el amor como en la política, cuando las palabras reemplazan a los hechos, algo huele mal en Dinamarca. Los romances empiezan con la ilusión, siguen con la sospecha de crisis y terminan quién sabe dónde, si no se renueva la fe, la actitud de entrega y el proyecto común. Eso falta, sin duda, a la relación del Gobierno con los sindicatos.

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