Por Leonardo
Parrini
Estar en el lugar preciso y en el momento oportuno: esta máxima del fotógrafo Henry Cartier-Bresson resume la obsesión de
la fotografía por la instantaneidad de la imagen captada a vuelo de pájaro, sin
poses, ni tiempo para “componer” la escena. Una divisa estética que Cartier-Bresson
empuñó hasta la muerte. Esa declaración de guerra está plasmada en la muestra
del fotógrafo francés recientemente abierta en París, en el centro Pompidou, que reune 500 fotografías, pinturas, dibujos y documentales de
Cartier-Bresson, como el retrato de un siglo, retrospectiva que recoge “la poesía
y el compromiso” del fundador de la Agencia Magnum.
Tuvimos
oportunidad de conocer la extensa obra de Cartier-Bresson durante los
conversatorios con nuestro maestro, el fotógrafo polaco Bob Borovic, allá por el año setenta y cuatro en el centro fotográfico Reifschneider, en Santiago de Chile,
bajo la dictadura militar. Cada sesión vespertina de fotografía en el estudio
ubicado a pocos pasos de la Plaza de Armas -nuestro primer set fotográfico
natural-, nos hacía olvidar el horror y el clima de muerte por la represión imperante,
mientras la vida nos deslumbraba, a través del encanto de la obra de Cartier-Bresson,
plasmada con exquisita sensibilidad y magistral dominio del oficio fotográfico.
La vida de Cartier-Bresson transcurrió entre 1908
y 2004, fueron nada más, nada menos, 96 años de sorprendente intensidad. Junto
a la fotografía, su profesión final, Cartier-Bresson fue pintor y dibujante,
actor eventual y cineasta. Su más notable gestión la hizo como fotoperiodista
fundador de la Agencia Magnum (1947), actividad que le motivó retratar “a los miserables y a
los olvidados, a sus mujeres y sus amigos, guerras y revoluciones, el
inconsciente y el fugaz instante decisivo”. Sin ambages, despreció a los poderosos y enfocó su lente en la causa de los caídos. Tuvo la extraña
capacidad de ir “de lo más íntimo a lo más colectivo”, sin mediar otro
artilugio que su talento para escribir con luz en el plano focal de su cámara
Leica. Su lenguaje en blanco y negro, rico en matices y sombras de amplia gama,
es el léxico fotográfico de una historia apasionante contada al fragor de los
acontecimientos del siglo XX.
Un testigo apasionado
El comisario de la exposición en Paris,
Clément Chéroux, dice que a Cartier-Bresson “le marcó sobre todo la actitud
surrealista: el espíritu subversivo, el gusto por el juego, el lugar prestado
al inconsciente, el placer de la deambulación urbana, la fulguración”. Aquella impronta
habría quedado impregnada en el bromuro de plata de sus fotografías como un acto de revelación. La
muestra del Centro Pompidou que estará abierta hasta junio del 2014, trae una sorpresa
para los amantes de la obra de Cartier-Bresson: la realización cinematográfica
relacionada a su militancia comunista, filmada entre 1935 a 1945. Una época de
denuncia social que el fotógrafo vive con pasión junto a su amigo Jean Renoir, a
quien secundó como ayudante de dirección en tres películas.
Pocos conocen
que este fotógrafo militante estuvo en la cárcel durante tres años, en las duras condiciones
de la II Guerra Mundial, al ser movilizado y detenido. Poco después de obtener la libertad filmó las
ruinas de Oradour-sur-Glane y la liberación de París, testimonio calificado de “escalofriante”.
A partir de la paz firmada en 1945, Cartier-Bresson registra la sociedad de pos
guerra y lo hace con el ojo avizor de quien pretende capturar el momento
crucial de cada escena. Retratos de personajes célebres como Giacometti,
Capote, Sartre, entre otros, y acontecimientos como Mayo del 68, Tour de
Francia, Tokio y la vorágine de la sociedad de consumo, pasan frente a su cámara
y son registrados con serena pasión, como si ya “estuviera todo dicho”, pero
con ese inenarrable encanto de sus primeras fotos, donde quedó plasmado siempre
un instante decisivo del mundo.
TAMBIEN MI HEROE! asi como tambien lo fue Bob Borovic, gran maestro y amigo!
ResponderEliminarEn sus ultimos an'os lo llamo Pompidou para una foto oficial, la que hizo con una simple camara duolente relex, mientras los ya empinados en lo digital, miraban descreidos. Maestro es aquel que domina el oficio, sintiendolo como parte de su vida. Chapeau! a tan magno artista!