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E c u a d o r - S u d a m é r i c a

domingo, 7 de julio de 2013

¿PRENSA LIBRE?


Por Leonardo Parrini

Existen dos profesionales a quienes debemos creerles a pie juntilla: médicos y periodistas. A los primeros cuando fallan se les muere un paciente, a los segundos se les muere un país, según un adagio popular. ¿Qué sucede cuando la crisis de credibilidad afecta la palabra de galenos y reporteros? Se jode la Francia. Y se jode en serio, puesto que de la palabra del primero depende la vida de un ser humano y del segundo depende la vida democrática de una sociedad. En ambos casos, la verdad forma parte de un elemento consustancial de la profesión: es tan nefasto que un médico mienta a que lo haga un periodista o una cadena informativa, puesto que la sociedad deposita en ellos la confianza en el diagnóstico individual y social de la salud de un país.

Las recientes declaraciones de la ex corresponsal de CNN, Amber Lyon confirmando que la cadena estadounidense fabrica noticias acerca de temas de su interés, es un duro golpe dado al mentón a uno de los mitos de nuestro tiempo: la credibilidad sine qua non de los medios informativos. Mito, porque su gestión implica la imposición de la llamada agenda Setting, mediante la cual los medios informativos seleccionan, clasifican y asignan a su personal los temas que deben y no deben salir al aire. De acuerdo con la agenda Setting, los medios de comunicación sólo nos permiten llegar a cierta información, lo que ellos nos quieran dar o mostrar. En el fondo es un sistema de censura, debido al cual se nos quita nuestra libertad para decidir lo que es bueno y lo que no; lo que es verdad y lo que no lo es.


 Censura previa y sin responsabilidad ulterior
La prensa en su labor periodística establece listas negras de los no entrevistados, asignaciones direccionadas a ciertas noticias, reportajes y artículos redactados sin contraste de fuentes. Ingredientes que dan sabor a la gran fanesca noticiosa que, día a día, en la pantalla, emisora  y en el papel impreso. Y hablamos con propiedad, basados en nuestra experiencia laboral en medios locales de televisión y radio, en los que la censura previa es pan de cada día y la responsabilidad ulterior se la cargan al periodista y no la asume el medio, amparado en la consabida frase: los contenidos emitidos son responsabilidad exclusiva de su autor

La revelación de Lyon, aunque nada nueva, es grave en estos momentos en que el sistema de información abierta y secreta norteamericana, hace agua por los cuatro costados. Lo que viene a reafirmar que la mentada libertad de prensa en EEUU no existe -como dicen que existe- y la democracia informativa es un mito tan cándido como los cuentos de Disneylandia. Lyon, ha denunciado que la agenda Setting de CNN incluye manipulación de temas, invención de noticias y montaje de campañas contra determinados países y gobiernos, lo que contradice la libre circulación informativa norteamericana.

La ex reportera Amber Lyon, reveló que durante su trabajo para el canal CNN, recibió órdenes para enviar noticias falsas y excluir algunas otras que el Gobierno de Estados Unidos no favoreció con el objetivo de crear una opinión pública en favor de lanzar una agresión contra Irán y Siria”. Lyon además fue usada como fuente por el sitio web de noticias Slovak, al mencionar que “los medios de comunicación dominantes de EE.UU. intencionalmente trabajan para crear una propaganda en contra de Irán para obtener el apoyo de la opinión pública para una invasión militar en su contra”. La reportera norteamericana indicó que CNN recibió dinero del Gobierno de EE.UU. y otros países para que la cadena sincronizara el contenido de las  noticias con los intereses gubernamentales: Tal actitud de los medios es peligrosa para la sociedad estadounidense, porque los espectadores no reciben la imagen precisa de nuestra política internacional”, según las declaraciones de Lyon, publicadas en el portal Press TV.

La polémica periodista de CNN fue separada de la cadena por difundir “abusos de derechos humanos contra los manifestantes pro-democracia en Bahrein, y la brutalidad policial contra los manifestantes en los Estados Unidos”. Lyon comenzó a trabajar en junio de 2010 para la CNN, en donde  investigó “el tráfico sexual, el derrame de petróleo del Golfo, y el colectivo de hacking conocido como Anonymous”, temas en los que destacó por su frontal posición que incomodó a la cadena CNN y cuya labor estaba fundamentada en una investigación periodística a fondo.

Las declaraciones de Amber Lyon se vienen a sumar a las ya célebres filtraciones de Edward Snowden y Julian Assange, que junto a la ex reportera de la CNN engrosan las filas de una nueva generación de profesionales que desnudaron, peligrosamente, al american way of life, en cuanto al manejo de la verdad y la mentira como producto de consumo masivo.

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