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domingo, 26 de mayo de 2013

CHILE: HAZ TU VOTO VOLAR



Por Leonardo Parrini
 
La Plaza República de Chile en Quito, es un área verde ubicada al norte de la capital ecuatoriana sobre la avenida Eloy Alfaro, donde se yergue una estatua ecuestre de Bernardo O’Higgins, prócer de la Independencia sureña y una efigie de una pareja que baila cueca y que evoca la presencia de Gabriela Mistral y Pablo Neruda, las dos voces poéticas chilenas galardonadas con el Nobel de Literatura. En ese sitio de la ciudad donde confluye tan selecta pléyade de nombres históricos, los chilenos pretenden cambiar una historia, por decir lo menos, absurda: conseguir votar en el exterior en las próximas elecciones presidenciales del 17 de noviembre de 2013 que tendrán lugar en Chile.
 
Historia absurda, porque los chilenos permanecen discriminados en su derecho a elegir y ser elegidos en el país que se ha ufanado siempre de su apego a las instituciones democráticas, al punto que los chilenos de antaño, es decir aquellos de la primera mitad del siglo XX, decían ser los suizos de Latinoamérica. Esa institucionalidad mítica de los chilenos se puso a prueba y quedó intacta, tanto durante el proceso revolucionario de Salvador Allende como en la dictadura fascista de Augusto Pinochet. Institucionalidad que, no obstante, se contradice a sí misma en una condición por superar que está en el ADN de los chilenos. Ser un país excluyente, socialmente impermeable, esencialmente estático en sus privilegios, cuando no en los pujos de una clase dominante que apela a su estirpe, apellido y dinero para ejercer desde siempre el poder en Chile. Clase hereditaria de rancios abolengos de procedencia colonial europea, o criolla, que tejieron un entramado en la sociedad chilena hasta ahora imposible de transgredir.   

Alguna vez alguien me dijo: en Chile no sacamos nada con ser arribistas, porque nadie puede trepar por encima de su cuna, de su apellido y de su clase, sin ser descubierto y jalado de la chaqueta para que vuelva a sus orígenes. Entonces Chile ha sido, históricamente, el país de clase media, puesto que nadie quiere ser de clase baja y nadie consigue ser de clase alta auténtica, si no nació en cuna de oro, de la Plaza Italia para arriba donde empiezan los barrios santiaguinos altos en status geográfico, social y económico. Ese es el Chile que desprecia al de abajo y envidia al arriba, el que impide que la adhesión social vaya más allá de las Teletones donde los chilenos viven por unas horas la ilusión de ser un país solidario. Ese Chile indemne después de revoluciones, dictaduras y terremotos, hoy mantiene una Constitución política funcional a las inamovilidades sociales que impiden toda posibilidad de cambio, pero que al mismo tiempo abre las puertas a una crisis de proporciones que puede hacer reventar la olla de presión que subyace en la sociedad chilena. 

Una reforma estancada

En el sustrato del Chile estacionario de magma social profundamente excluyente, el más desigual del mundo, hoy los chilenos que residen fuera de su país exigen "el derecho al voto sin condiciones" en el marco de la campaña Haz tu voto volar que se realiza en 50 ciudades. Una cruzada que tiene mucho de nostalgia y que pretenden cambiar lo que dicta un escrito de la página web oficial del Gobierno de Chile: Los chilenos que residen en el extranjero serán inscritos automáticamente como el resto de los chilenos. Su inscripción se hará según su último domicilio en Chile o su lugar de nacimiento. Ello les permitirá votar dentro de Chile en todas las elecciones que se realicen. En el futuro podrán emitir su voto desde el extranjero, siempre que se apruebe la Reforma Constitucional

En diciembre del año 2010 se envió al Congreso un proyecto de Ley, a través de una propuesta de Reforma Constitucional que permite el voto en el exterior para elecciones presidenciales y plebiscitos. La Reforma Constitucional fue rechazada en el Senado en mayo de 2011. Ante esto, el Gobierno decidió retirar de discusión el proyecto de Ley que Regula el Voto de los Chilenos desde el Extranjero, ya que estimó que sin Reforma Constitucional la Ley dejaba de ser factible. Posteriormente, en octubre de 2011, el gobierno presentó la insistencia a la Reforma Constitucional ante la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia de la Cámara de Diputados. 

Hace unos días la diputada socialista Isabel Allende dio a conocer una moción con el fin de que este tema se discuta en el Parlamento. Sin embargo, voces contrarias como la diputada de la Unión Demócrata Independiente (UDI), Marcela Cubillos, se oponen a la idea, porque señala que “El votar y elegir el destino de un país en el cual ellos no viven y con el cual no tienen vinculación, creo que produce una falta de responsabilidad muy grande en el voto que a mí no me parece deseable".

Las cartas están echadas y los chilenos en todo el planeta están movilizados por el derecho a elegir y ser elegidos. No podrá Chile borrar el estigma de país desigual y excluyente si no hay señales claras en el seno de la clase política de respetar los derechos de sus compatriotas, a través de la Reforma Constitucional pendiente que consagre el ejercicio del voto de los connacionales en el exterior, puesto que como dice la consigna “todos somos chilenos”.

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