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sábado, 23 de febrero de 2013

EL VATICANO, LA CORRUPCIÓN Y LA CREDIBILIDAD PERDIDA


 Por Leonardo Parrini

Cuando alguien te ha decepcionado una vez, pierde toda credibilidad, afirma Jaione. Esa, acaso, sea la sensación que aflige a los católicos ante los desvaríos denunciados y atribuidos a miembros de la Iglesia apostólica romana y del Vaticano. Luego de la renuncia del Papa Benedicto XVI, la prensa italiana destapó un resumidero que, sin duda, huele mal. El periódico La Reppublica y la Revista Panorama se hicieron eco de la apremiante situación que atraviesa la Iglesia Católica por denuncias de corrupción y escándalos sexuales entre sus miembros. El informe fue redactado por los cardenales Josef Tomko, Salvatore De Giorgi y Julián Herranz, los mismos que están impedidos de ser electos Papa en el Cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI.

Revelando una fuente próxima a uno de los cardenales, La Reppublica aseguró que todo gira en torno a la observación del sexto y séptimo mandamiento: no cometerás actos impuros y no robarás, respectivamente. El informe ultra secreto denuncia, en 300 páginas, la trama de corrupción, sexo y tráfico de influencias existente en el Vaticano. El Papa recibió el informe que se refiere al "lobby gay" en el Vaticano, el 17 de diciembre; y, en su demoledor contenido, se enteró de “las luchas internas por el poder, malversaciones económicas y relaciones homosexuales dentro de los muros de la Santa Sede”. 

Los autores de la investigación “recomendaron al Papa dimitir para que el Cónclave elija a un Sumo Pontífice más joven y enérgico que se encargue, no sólo de dirigir al Vaticano, sino que se haga cargo de una limpieza a fondo”. La conclusión de la prensa italiana es obvia: las razones de la renuncia papal nada tienen que ver con su estado físico, sino con su estado espiritual, agobiado por los chantajes contra clérigos del Vaticano, responsables en tráfico de influencias y favoritismos homosexuales.

Cardenales indeseables

En un llamamiento desesperado, el portavoz oficial del Vaticano, Federico Lombardi instó a los medios de comunicación “a informar con mesura sobre todo lo que acontece en la Iglesia católica, y aludió a los que hacen una presión inaceptable para condicionar el ejercicio a votar por uno o por otro miembro del Colegio de cardenales, considerados indeseables por una razón o por la otra".

La lista de “indeseables” ya es pública y la encabeza el cardenal y ex arzobispo de Los Ángeles Roger Mahony, acusado de haber encubierto 129 casos de abusos sexuales cometidos por  sacerdotes, frente a lo cual la asociación estadounidense Catholics United, ha solicitado que el purpurado no participe en la elección del nuevo pontífice. Representantes de las víctimas de curas pederastas, como Kristine Ward de la National Survivor Advocates Coalition, pidieron al Vaticano que impida la participación de Mahony, suspendido de sus funciones en la archidiócesis de Los Ángeles por el arzobispo José Gómez.

La lista de “los impresentables” continua con el cardenal norteamericano Justin Francis Rigali, imputado de no esclarecer acusaciones de pederastia contra 37 sacerdotes. Incluye también al cardenal Godfried Danneels, acusado en Bélgica de participar del encubrimiento de curas abusadores de menores, situación demostrada luego de que la policía secuestró el computador del religioso donde habría encontrado las pruebas. En la Irlanda católica, el cardenal Sean Brady fue implicado en centenares de casos de abusos a niños y niñas durante décadas en instituciones religiosas, como orfanatos, escuelas y parroquias. 

A estos expedientes se suman los escándalos del cardenal australiano George Pell, acusado por asociaciones de víctimas de haber guardado silencio, así como el caso del cardenal mexicano Norberto Rivera Carrera, acusado por el Tribunal Supremo de Los Ángeles de haber encubierto a un cura que abusó de más de un centenar de menores en Estados Unidos y México. Rivera Carrera habría protegido, desde 1997, a Marcial Maciel, pedófilo en serie y fundador de los Legionarios de Cristo, al punto de abusar de sus propios hijos ilegítimos. 

Los tentáculos de la corrupción de Maciel alcanzan a otros religiosos, como el cardenal polaco Stanislaw Dziwisz (secretario personal de Juan Pablo II), el esloveno Fran Rodé y el argentino Leonardo Sandri, de quien la prensa asegura que estaba al tanto de la “doble vida de Maciel”. Como si fuera poco, un posible sucesor del Papa renunciante, el cardenal de New York, Timothy Dolan, ha sido llamado a declarar en una investigación sobre violaciones.

Los fieles durante décadas han dado credibilidad a las versiones de la Iglesia Católica, en el sentido de que “los sacerdotes pederastas eran pocos y se trataba sólo de casos aislados”, pero esa credibilidad se resquebrajó cuando los documentos comenzaron a mostrar la extensión del escándalo y, sobre todo, cómo los dirigentes católicos trataron de encubrirlos a cualquier precio. Y ese precio no ha sido pelo de cochino. En el año 2007, la Iglesia católica estadounidense indemnizó con 660 millones de dólares, tras alcanzar un acuerdo extrajudicial, a más de 500 víctimas, además de tomar acciones inmediatas para evitar mayor escándalo, trasladando a los curas culpables silenciosamente a otras diócesis.

No obstante el silencio encubridor, la pléyade de pedófilos y pederastas de la iglesia católica es ineludible e incluye al Párroco de Louisiana, Gilbert Gauthe, encontrado culpable en 1965 de onces casos de abuso a menores. En 1993, Dallas Rudolph Kos, condenado por abuso a niños, en esa ocasión la diócesis pagó 31 millones de dólares a las víctimas. El año 2004, en Argentina, la iglesia revela una lista de más de 4 mil sacerdotes inmersos en escándalos sexuales en 5 décadas, periodo durante el cual se reportan más de 10 mil menores abusados. En ese país latinoamericano fue condenado a 15 años de cárcel el sacerdote Julio Cesar Grassi, implicado en 5 casos de abuso sexual a menores de la Fundación Niños Felices que él dirigía. Y la guinda del pastel: en el año 2010, el periódico norteamericano New York Times, revela que en los años noventa, el entonces cardenal, Joseph Ratzinger -actual Papa renunciante- no dio lugar a investigar más de 200 denuncias de abuso sexual contra Lawrence Murphy. La prensa, no en vano concluye, que el informe de los cardenales “empujó al Benedicto XVI al abismo”.

Danza de los millones

No sólo escándalos sexuales estremecen los cimientos del Vaticano, sino además tráfico de influencias y corrupción financiera que habría sido cometida en el banco del vaticano. Estos hechos quedaron al descubierto luego de que se filtraran los Vatileaks, o documentos secretos, entre los cuales constan cartas enviadas al Papa, el 2012, por Carlo María Vigano, Jefe de gobierno de la Ciudad del Vaticano en las que denunció corrupción y despilfarro. La filtración de documentos apunta a la jerarquía del Vaticano, incluyendo “los esfuerzos para derrocar al secretario de Estado, Tarcisio Bertone, una figura divisiva”. Los reveladores documentos, robados y difundidos por el mayordomo del Papa, Paolo Gabriele, suman unas cien cartas reservadas de Benedicto XVI. El empleado fue arrestado el 23 de mayo pasado en su casa ubicada al interior del Vaticano, la que fue allanada por gendarmes especiales que encontraron cientos de “documentos sensibles”. 

Al día siguiente de ese arresto cayó otro importante hombre del Vaticano: Ettore Gotti Tedeschi, Jefe del banco del Vaticano (IOR), despedido y acusado de mala gestión e indiscreciones vinculadas a las filtraciones de información relacionada “con la existencia de grupos que están sujetos a chantaje por su homosexualidad, y a otros que usan multimillonarios recursos para cubrir sus propios intereses”. Y los intereses mantenidos a buen recaudo en la institución financiera de Vaticano son ingentes: 5.000 millones de euros, distribuidos en 34.000 cuentas corrientes. Al banco del Vaticano sólo pueden acceder miembros del clero, órdenes religiosas, diplomáticos y asistentes del pontífice. Entre sus clientes figuran 1.660 obispos, 2.700 congregaciones, 2.000 diplomáticos y 1.610 monjas.

Gianluigi Nuzzi, autor del libro "Las cartas secretas de Benedicto", manifiesta que "si consideramos que esos documentos se refieren a episodios poco claros, opacos de la historia de la Santa Sede, a  enfrentamientos de poder, a corrupción, sí creo que tuvieron que ver en la renuncia del Papa. Mostraron la situación en la que se encuentra la curia romana que no vivió la reforma esperada por el mundo católico".  

La última decisión importante que tomó Benedicto XVI, antes de abandonar el cargo, fue hace pocos días con el nombramiento del nuevo jefe del banco del Vaticano, el alemán Ernest von Freyberg, de 58 años, nombrado presidente del Instituto para las Obras de Religión (IOR). Pero al parecer la decisión papal no fue del todo aceptada, puesto que, Von Freyberg, en la actualidad es presidente del Grupo Blom+Voss, empresa de Hamburgo especializada en construir buques, y hasta hace un tiempo fabricante de armas. El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, aclaró que “el nuevo presidente del Instituto para las Obras de Religión (Banco Vaticano) no es un fabricante de armas porque la empresa que dirige ya no se ocupa de ese sector”.
  
Credibilidad perdida

Nuestra investigación establece que en el sitio web Secretetum Meum Mihi, especializado en temas eclesiásticos, el Vaticano lamentó “las falsas informaciones” difundidas por la prensa sobre “una trama de corrupción, tráfico de influencias y sexo en la Curia Romana con el objetivo de influenciar a los cardenales que participarán en el Conclave para la elección del futuro Papa”.

La defensa del Vaticano, acaso demasiado tardía, cae en el vacío. Carl Segan señala con razón que la credibilidad es independiente de que alguien tenga razón. Uno puede acertar, pero no ser creíble. Lo importante es que “si creemos sin más, estamos sometidos a un peligro incalculable”.

El Vaticano cambiará de huésped los próximos días y como todo lo relacionado con su entorno, está regido por el más férreo hermetismo, al punto que los cardenales electores están amenazados de excomunión, si cometen pecado de infidencia y se sienten tentados a escribir detalles de la elección papal en Twitter. La propia cuenta de Benedicto XVI -Pontifex, oficial de Twitter-, que tiene dos millones de seguidores, será cancelada este fin de mes. No por casualidad el Cónclave que elige al Papa, proviene del latín cum clavis o bajo llaves, y se lo realiza en absoluto aislamiento del mundo en la Capilla Sixtina, dentro del complejo del Vaticano.  

El teólogo disidente suizo Hans Küng no tiene esperanzas de que en el próximo Cónclave salga elegido un Papa reformista para suceder a Benedicto XVI: "Los conservadores tendrán cuidado de no elegir un Papa que se convierta en una especie de Gorbachov católico", dijo el teólogo suizo.

En el Vaticano alguien va a pecar. Es una posibilidad que aún no se cierra herméticamente, como las puertas de la Santa Sede. La credibilidad es como la virginidad, -que tanto preocupa a los sacerdotes-, una vez que se pierde ya no se recupera. Mientras investigaba este tema, una anciana católica, ferviente en su fe me confesó sus anhelos: Es de esperar que esta vez cuando anuncien el consabido Habemus Papa, salga humo blanco de la chimenea del Vaticano, en señal de pureza, y no humo negro que delate la descomposición moral que hierve en su interior.

1 comentario:

  1. Plegaria

    Por: Jairo Bohórquez Guillén

    Señor, tú que todo lo ves
    que todo lo puedes
    no nos dejes caer en tentaciones.
    Quitanos las manzanas
    regálanos el paraíso.
    Toma el vino convertido en agua
    dale de beber al sediento
    pero,
    déjanos la resaca
    para recordar que no somos dioses.

    El dolor de tus heridas
    aún sangra en mis manos.

    Señor, que todo lo ves,
    escuchas y puedes
    apaga de una vez
    la lumbre del camino
    permítenos rodar en
    nuestras redundancias,
    claudícaciones.
    Total,
    mis años son pocos
    los tuyos muchos.

    Tu última espina
    va cayendo de mi frente.

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