Por Leonardo Parrini
Indignación e impotencia
definen el sentimiento que produce mirar la fotografía que ilustra este
artículo, con el rostro indescriptiblemente dolido de este niño palestino
herido. Su aterrada mirada encierra toda la fuerza de la denuncia y el repudio
contra el genocidio perpetrado por el ejército israelí en la Franja de Gaza.
Este territorio palestino
hoy se encuentra bajo bombardeo israelí, luego de que esta semana se
iniciara un ataque del régimen de Netanyahu que se suma a la histórica cadena de agresiones que han segado la vida a miles de
hombres mujeres y niños.
La franja de Gaza es una ex
provincia del Mandato Británico de Palestina que administró el territorio entre
los años 1917 y 1948. Con una extensión de 365 kilómetros cuadrados, Gaza colinda
al oeste con el Mar Mediterráneo, al norte y al este con Israel y al sur con la
República Árabe de Egipto. Desde que los británicos abandonaron la zona en
1947, la región ha vivido el horror de una guerra interrumpida por intervalos
de negociaciones políticas y militares que no han garantizado una paz
definitiva. En 1947 la Franja de Gaza pasó a ser parte del Estado palestino por
decisión de la ONU; posteriormente, en 1967 fue ocupada por Israel hasta 1994,
año en que los Acuerdos de Oslo determinaron que la Autoridad Nacional
Palestina se quede con el 80% del territorio.
Desde el 2000, en respuesta al levantamiento
palestino de ese año en la Intifada, Israel ha realizado numerosas incursiones militares
en la zona. Antes de la Intifada de septiembre, aproximadamente treinta mil habitantes
palestinos de Gaza vendían mano de obra en industrias israelíes, pero en
el 2003, la cifra se redujo a cuatro
mil. La situación de los palestinos es
precaria con índices de pobreza alarmantes. Siete personas de promedio viven del salario de un trabajador palestino.
Unas 600 mil personas sobreviven de la ayuda alimentaria de la ONU. Durante los
últimos ocho años cada día mueren 45 palestinos. Cerca de 24 mil palestinos
perdieron sus hogares en los últimos cuatro años, con la destrucción de 120
viviendas por mes que son arrasadas por el ejército israelí.
La mirada de la
denuncia
La
Franja de Gaza desde las elecciones del año 2006 es gobernada por la
organización palestina Hamás que no reconoce al Estado de Israel, creado en
1948. Ambas partes no renuncian a la violencia y los judíos con apoyo de
EE.UU., Canadá y la Unión Europea hostilizan a los palestinos y a Hamás bajo el
estigma de terroristas, negándoles ayuda humanitaria bajo bloqueo económico.
Las precarias construcciones de los campos de refugiados de Jabalya,
Sheikh Zayed y Beit Lahya en
la Franja de Gaza son sacudidas hoy por las bombas de la aviación y tanques
israelíes y la amenaza de una invasión terrestre del ejército judío no está
descartada con la movilización reciente de 75 mil reservistas. La escalada
israelí ha recibido la respuesta palestina con bombardeos a Tel Avid, donde la
situación es también dificil para la población civil.
La región se moviliza y no se descarta una intervención diplomática e
incluso militar de Egipto en apoyo de Hamás, su aliado natural. Mientras que el
régimen de Siria se mantiene a la expectativa de los hechos ocupado en su
propio conflicto interno, no obstante sus antiguas buenas relaciones con los
palestinos, deterioradas hoy por el apoyo islamita a los rebeldes sirios. La
milicia chiita Hizbollah, alzada con armas iraníes, podría abrir un nuevo
frente dependiendo del curso de los acontecimientos en Siria.
Mientras una paz duradera no impere en la Franja de Gaza, la mirada incrédula
del niño en la fotografía será urgente motivo para repudiar el genocidio
provocado por el ejército israelita en territorio del pueblo palestino.
Imperiosa razón para movilizar al mundo contra la violencia que inunda de
sangre y miedo el rostro del niño palestino, cuya expresión interrogante no
encuentra respuesta alli donde ya asesinaron su inocencia para siempre.
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