Por Leonardo Parrini
En una época de pragmatismos políticos
y económicos mantener los principios, contra viento y marea, puede ser que
equivalga a agitar las tranquilas aguas del acomodaticio neutralismo ideológico
y desencadenar una tormenta. El Gobierno del Presidente ecuatoriano, economista
Rafael Correa, ha sostenido que Ecuador es un país incluyente y democrático, progresista
y revolucionario, que admira y respeta las libertades contra todo tipo de opresión.
La petición de asilo político de
Julian Assange, creador de los WikiLeaks “el sitio web que ha revelado
cientos de miles de cables y otras informaciones de gobiernos y corporaciones
multinacionales de todo el mundo, con un riesgo evidente de ser deportado,
primero a Suecia y luego a los Estados Unidos, donde probablemente sea
condenado a muerte”, debe ser considerada en arreglo a dichos principios. Assange abandonado por la decisión de Australia,
su país, de “no hacer nada para defenderlo”, decidió solicitar asilo político
en la Embajada de Ecuador en Londres.
El mandatario ecuatoriano en reciente entrevista de televisión manifestaba
a Julian Assange su bienvenida “al club de los perseguidos”, en evidente reconocimiento
de dicha condición en la persona del entrevistador. El Presidente Correa, sin duda,
hacía referencia a los enemigos de Assange, alineados en la OTAN, que no han escatimado
argumentos y acciones para silenciar la organización de Julian Assange,
afectados por las “revelaciones de WikiLeaks especialmente dañinas para
los intereses del imperio, que ha desatado toda su saña contra el grupo”, según
expresión de la prensa latina.
Las consideraciones de principios que deben primar a la hora de decidir
otorgar el asilo político a Julian Assange dicen relación con las denuncias suyas,
que han puesto en evidencia las acciones de “las potencias de la OTAN que están
llevando adelante un asalto fascista contra todas las instituciones que
deberían garantizar un marco, aunque sea mínimo, de relaciones civilizadas
entre los países”.
¿Por qué Julian Assange elige
a Ecuador, país latinoamericano, para su refugio político?
En primer lugar porque
reconoce en el continente, y en particular en Ecuador, las condiciones básicas para
proteger su vida en un país respetuoso de las libertades públicas, de los derechos
humanos y de la diversidad de expresión. El solo reconocimiento de esa condición
a Ecuador es ya un valor agregado al prestigio internacional del Estado y
pueblo ecuatorianos en el mundo. Además, identifica una resuelta tendencia
continental sudamericana de oponerse a los designios de las potencias estatales
y privadas que ha denunciado en sus wikileaks,
con absoluto arreglo a un valiente ejercicio de libertad de información.
La libertad y diversidad de
expresión es lo más valorable que podemos defender: si por eso alguien es
perseguido merece el asilo contra la opresión. Otorgar el asilo para quien abrió
un espacio importante al libre flujo de la llamada información clasificada, haciendo gala de libre información, es
otra señal de soberanía y disposición política a defender dichos principios. En
la balanza de las conveniencias políticas se deberá sopesar esta decisión, clave
para la imagen del país en el exterior.