Por Leonardo Parrini
Un acontecimiento político insólito está ocurriendo en Chile y que ha estremecido -más que el terremoto- las lides socialistas: un acuerdo parlamentario del bloque del PS chileno “reconoce violaciones a los derechos humanos en Cuba y exhorta a la dirigencia castrista a liberar a todos los presos de conciencia”
La reacción de los disidentes socialistas no se hizo esperar, como el ex precandidato presidencial del MAS y ex militante del PS, Alejandro Navarro, que criticó hoy la decisión de la bancada de diputados de la tienda socialista: "Salvador Allende, como gran amigo de Cuba, se debe estar revolcando en su tumba por esta declaración tan abiertamente pro norteamericana (...) olvidando a todos los chilenos que vivieron y viven en la isla, a los cientos de compatriotas que han recibido atención médica, a los cientos de estudiantes de escasos recursos que estudian medicina gratis allí y sobre todo, despreciando el valioso aporte que Cuba y su gobierno están haciendo con las víctimas del terremoto", dijo Navarro. El senador aseguró que con este tipo de declaraciones, los diputados del PS "se alinean rápidamente con la nueva línea política de la Cancillería y con la agenda internacional del nuevo gobierno"
¿Cuál es la razón de que los socialistas chilenos se atrevan a criticar a la isla de Fidel, después de 50 años de adhesión al régimen? Viraje a la derecha, alineamiento con la política norteamericana, reflexión y alineamiento con el signo de los tiempos o un chispoteo político que puede encender y escindir las ya divididas filas del socialismo, que desde hace un tiempo advierte signos de doble postura política.
Cualquiera sean las razones, descubiertas o encubiertas, quienes tuvimos en suerte conocer al Presidente Allende, militante socialista de toda la vida, vivimos convencidos que el líder chileno descansa en paz en su tumba. Demócrata como lo fue toda su ejemplar existencia, claro y firme en sus convicciones, Allende, no tuvo ni tiene sobresaltos de conciencia frente a los hechos de su tiempo, mas aun tratándose de Cuba, país al que adhirió incondicionalmente, hasta su muerte.
¿Cual habría sido la postura de Allende frente a lo que observamos en Cuba, un régimen que se resiste a dar paso a las nuevas generaciones, a las nuevas actitudes que debe mostrar un sistema que dice practicar la dialéctica en su política interna? ¿Se habría adherido a la crítica mundial antes las imágenes de mujeres arrastradas por las calles por el hecho de criticar lo que no comparten y les apremia? ¿A nombre de qué principios debemos soslayar las sorprendentes escenas de represión policial a mujeres que protestan por el encarcelamiento a los oponentes de un régimen que se suman peligrosamente cada día? ¿Que corresponde hacer a un régimen que se descompone social y políticamente, sin visos de cambio ni nuevos derroteros? ¿Que nos puede enseñar hoy día Cuba que no sea la amarga lección de un país bloqueado y sin capacidad de vencer la postración histórica en que se debate, otrora ejemplo cultural del continente?
Allende, sin duda, estará reflexionando en su tumba, sin retorcer para nada, sobre la necesidad de mayor liberalidad en Cuba y en aquello coincidirá con Silvio Rodríguez, que esta semana dijo: “El permiso de salida y de entrada de Cuba debería abolirse completamente. Eso es una cosa que se hizo con otro destino, por otras razones, y ha sobrevivido durante demasiados años en Cuba, y yo no creo que tenga razón de ser. Cuba debe cambiar, evolucionar. Lo dice la dirección de la Revolución, lo dice Obama, lo dice el pueblo y también la oposición."
Tiempo de definiciones el nuestro, amerita tomar partido frente a la legendaria arenga de Cuba si yanquis también que costó el aislamiento intelectual al escritor chileno Nicanor Parra, hace ya varios lustros, y el repudio de sus discípulos del Pedagógico de la Universidad de Chile. Los tiempos cambian y los principios prevalecen. Es de seres normalmente inteligentes encontrar los puntos de dialéctica coincidencia entre ambos designios.
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