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lunes, 29 de junio de 2009

COSAS DE ESTE MALDITO PAÍS


Por Leonardo Parrini
De todo se da en este país, como en la viña del Señor, hasta hechos como los que motivan esta reflexión acerca del tratamiento que damos a la cultura desde el Estado. Una de las creaciones cinematográficas más recientes y suscitadoras del realizador ecuatoriano Juan Martin Cueva, Este maldito país, resultó maltratada en la pantalla ECTV, cuando en un acto considerado por su autor como increíble e indignante el canal público cambió el título de la película al momento de emitirla al aire, “cuyo nombre contraría alguna de las políticas y criterios éticos bajo los cuales se programa en ECUADORTV”.
El documental de Cueva que, sin pretensiones de sentar cátedra sobre identidades perdidas u oscilaciones ontológicas sobre el ser ecuatoriano, dejar caer en el tapete una interrogante clave: cuando los ecuatorianos hablamos de nosotros ¿a qué exactamente nos referimos? El filme en cuestión que al ser proyectado en la pantalla estatal perdió su propia identidad, había nacido de “una convocatoria de la televisión de América Latina, en diez países, para que en cada país un documentalista hiciera un ensayo documental acerca de los rasgos característicos de cada población”. Así, el filme se presentó en Brasil y Chile, luego en España, precedido de favorables criticas, a partir desde su provocador nombre, Este Maldito país, como metáfora que permite discernir acerca de las señas particulares de los ecuatorianos bajo el cuestionamiento fundamental de Juan Martin Cueva, “sobre verdades que aparecen como incuestionables, pero que a mí me quedan dudas. La idea de la identidad basada en tres o cuatro cosas: la diversidad, pero como un enunciado vacío y limitada a lo étnico; la cuestión de los símbolos patrios en esa especie de nacionalismo o patriotismo un poco vacío; donde en el fondo de todo eso veo una gran inseguridad, no solo de qué mismo es el Ecuador al cabo de muy poco tiempo de existencia”.
La notable acogida que el Tercer Festival de Cine de Derechos Humanos dio al filme de Cueva, a mediados de enero en Valparaíso, Chile, con aceptación creciente de la crítica internacional, se vio empañada por el inexplicable despropósito del canal estatal ecuatoriano de cambiar su nomenclatura en una acto de censura más próxima a la moralina conventual, pacata y cartuja, que una valoración cultural y estética. Hecho que contrasta con la apreciación del periodista chileno Juan Francisco Castell, quien manifiesta que “Este maldito país, de principio a fin tiene un ritmo que atrapa, los 127 minutos parecen volar en la diversidad de historias que se entrelazan. Resabios de ayer, búsquedas de identidad, aceptación y negación, mezclas de amores y desconfianzas. Mestizajes que no se registran en los libros. Encuentro de gran estética las imágenes y los testimonios luminosos y directos”. En su peregrinaje internacional Este maldito país recibió significativas valoraciones como aquella de Claudia Reyes García, critica de cine santiaguina, cuando escribe: “Si el hombre es lenguaje como sugiere Maturana, Este Maldito País es un poema de humanismo. De esta manera se observa el espíritu democrático de Juan Martín Cueva plasmado en su obra. Comparto y me sumo a los aplausos de pie y a los honores que le prodigan los comentarios leídos”

No obstante en casa, la reciente proyección y promoción del filme de Cueva en la pantalla de ECTV con el nombre de “Este país”, cercenando su título original, encendió la indignación del autor quien, en carta enviada al canal, manifestó que “quería decirles que me parece increíble e indignante que la televisión pública ampute de esta manera el título de una película. Espero equivocarme cuando pienso que lo que debe haberles asustado es que en una misma frase esté la palabra “maldito” designando a “este país”, en época de fervor patrio eso no debe ser bien visto. No me quiero ni imaginar cómo titularían las películas “La teta asustada” de Claudia Llosa, ganadora del Oso de Oro en el último festival de Berlín, o “En la puta vida” de Beatriz Flores Silva, por no mencionar sino las últimas que se me vienen a la mente… “La asustada” o “En la vida” sonarían medio sosos como títulos, así como suena soso “no se pierda esta noche el documental “Este país”. No sé en qué instancias ni con qué criterios se puede haber tomado una decisión así dentro de la televisión pública. En todo caso no podía dejar de expresarles mi indignación”.
La apresurada respuesta de los ejecutivos del canal no se hizo esperar en una misiva firmada por Marcelo del Pozo, Director de Programación y Producción, que intenta explicar lo inexplicable: ”No fue bien recibida la idea de acoger un producto cuyo nombre contraría alguna de las políticas y criterios éticos bajo los cuales se programa en ECUADORTV; entre ellos, no presentar títulos o contenidos donde se ofenda la susceptibilidad, creencias, idiosincrasias y valores de la teleaudiencia. De hecho en ECTV no se podría exhibir nunca los títulos que has mencionado, ni expresiones soeces, ni actitudes o imágenes que ofendan a la moral, etc.”. Argumento coronado por el reconocimiento expreso de Patricio Montaleza, Presidente de un Consejo Consultivo que opera al interior del canal, quien señala “con respecto al manejo de las imágenes y las palabras "fuertes", que si bien es cierto no son adecuadas para los horarios protegidos, no es aceptable -tampoco - que se distorsione la obra de un autor, sin su consentimiento. Situaciones como esas no hacen sino distorsionar los aciertos que tiene el canal”. A lo que del Pozo pone la siguiente fresa en el pastel: “Lo correcto hubiera sido que se presente el espacio como LOS ECUATORIANOS (a cuya serie de “TAL” pertenece) y haber mantenido el título particular en forma textual, discretamente”.
¿Qué discreción es posible es un acto de censura? Con toda razón, Cueva, reflexiona respecto de la creatividad del nombre que apunta a transgredir, como todo arte sincero, y con ello impactar: “La verdad es que el título fue puesto con esa intención. No creo que sea fácil atraer a las masas, a los espectadores a las salas para ver un documental sobre lo que es ser ecuatoriano. Me parece que es un tema que puede repeler a ciertas personas, entonces el título tiene la intención de atraer y está funcionando. Es un título que te atrae o te cuestiona ¿por qué le ponen ese título?, pero logra llamar la atención”. Y más allá de nomenclaturas y propósitos, la cuestión de fondo es, precisamente, el tratamiento dado por el canal del Estado ecuatoriano a la producción nacional, cuyo esfuerzo creativo se plasma en generar nuevas propuestas estéticas a partir de las vivencias de sus autores, buscar espacios de reflexión, suscitar el diálogo cultural y vivir nuevas experiencias audiovisuales que, además de dar trabajo a los realizadores nacionales, nos ayudan al público a salir de cierta inquisición oscurantista en la que nos estamos encerrando con prejuicios moralizantes que, si bien tranquilizan la conciencia de los censores, no aportan en nada a la valoración del arte y la cultura.

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