GRANDES TEMAS - GRANDES HISTORIAS

E c u a d o r - S u d a m é r i c a

sábado, 10 de enero de 2015

¿SIN CHINA NO HAY PARAISO?


Por Leonardo Parrini

Los inicios del año en curso se definen a nivel oficial por el viaje del Presidente Rafael Correa a China en un intento por profundizar las relaciones con el país oriental, hoy día abierto a las economías emergentes y promisorio lider mundial en ascenso. El periplo presidencial en China estuvo marcado por la consecución de préstamos de gran envergadura en áreas estratégicas, a través de una línea de crédito de aproximadamente 7 mil millones de dólares. Además, la firma de nueve convenios bilaterales en los campos científicos, técnicos y educativos que reflejan un nuevo clima de cooperación inédito entre ambos países. La presencia ecuatoriana en el Foro CELAC-China que concluyó en Beijing con la aprobación de un plan quinquenal de cooperación en sectores de comercio, finanzas, infraestructura, educación, ciencia, tecnología, innovación, talento humano, cultura y turismo es otro de los hitos del viaje presidencial. En consecuencia, el mandatario ecuatoriano dijo que la visita a China ha sido extremadamente exitosa”. Como muestra concreta destacó que las empresas chinas Galanz, Midea y Haie se mostraron interesadas en vender las cocinas de inducción que, según el mandatario, harán posible el cambio de la matriz energética en los hogares ecuatorianos.

Luego del periplo de cuatro días, miembros de los sectores empresariales bananero, camaronero y floricultor que integraron la comitiva oficial, coincidieron en la visión exitista de la visita a China. Xavier Erbas exportador de brócoli dijo que China ya nos ve como un socio estratégico, mientras que Henry Kronfle, presidente de la Cámara Empresarial reconoció el aprendizaje en nuevas tecnologías chinas aplicables, como valor agregado, a la industria ecuatoriana, para ello se perfila una agenda a corto y mediano plazo para concretar acuerdos de cooperación tecnológica.

¿Qué negocio hacen los chinos en Latino América y qué beneficios representa esta relación para el Ecuador? El interés chino que consiste en ganar terreno en un espacio geopolítico latinoamericano reservado históricamente para los norteamericanos y europeos, está en marcha a pasos agigantados. Para muchos la progresiva presencia china en nuestro continente esconde la emergencia de un nuevo imperialismo. América Latina deberá confirmar una firme capacidad de autonomía para evitar una relación metrópoli-periferia de evidente dependencia, similar a la que se ha establecido desde los inicios de la era republicana con los EE.UU. En materia de cooperación científico técnica, la relación con China no debe enmarcarse en la mera transferencia tecnológica dependiente, como ha ocurrido entre las potencias capitalistas y los países latinoamericanos; por el contrario, debe responder a una relación didáctica de capacitación del talento humano, desarrollo concreto de ciencia y tecnologías propias y su aplicación coherente con nuestros estándares locales. “América Latina llena de recursos naturales, de un nivel de crecimiento sostenido en el tiempo, de estabilidad política y, China, un país con una senda de crecimiento increíble, recursos financieros, desarrollo de ciencia, tecnología y talento humano”, ha señalado al respecto Rafael Correa. Dicho así las relaciones chino ecuatorianas aparentan equilibrio y se proyectan equitativas, no obstante, Ecuador deberá racionalizar esa relación en beneficio propio, a través del uso de los créditos obtenidos en áreas de fomento al desarrollo, crecimiento económico y social, a fin de que éstos resulten una inversión y no un gasto inmediatista.

El crecimiento de los recursos de China en Ecuador es parte de una política del país asiático en toda América Latina. Según datos del análisis de Interamerican Dialogue y Global Economic Gobernance Initiative de la Universidad de  Boston, China hoy primera economía del mundo, ha sido “el principal músculo financiero de América Latina, por encima del Banco Mundial (BM), Estados Unidos o el BID”. Para confirmar esta afirmación se remite a la cifra de deuda china en la región durante el 2013 que ascendió a $ 20.100 millones de dólares, en comparación con los multilaterales de EE.UU que tenían un saldo de deuda de 12.000 mil millones de dólares. Para el mes de febrero del 2014, sólo Ecuador debía pagar a China $ 6.292 millones de dólares, según el Ministerio de Finanzas ecuatoriano, cuyas cifras hablan de que al 28 de febrero de ese año, la deuda con China era de $ 4.768 millones, sumados a un pago pendiente de $ 1.524 millones por preventas petroleras. Las estadísticas indican que la deuda ecuatoriana con China era insignificante en el 2009 con un saldo de apenas $ 4,7 millones. Pero esta cifra creció mil veces entre el 2011 al 2012, cuando el saldo salta de $ 2.730 a $ 4. 633 millones de dólares. Un deuda nada barata, puesto que en el caso de Ecuador “según el ex ministro de Finanzas Fausto Ortiz, los plazos han sido hasta ocho años y con tasas de 7,5%”.

Las relaciones con China se dan en un contexto nada paradisiaco: "la coyuntura económica y política internacional es desfavorable, la caída del precio del petróleo, la desaceleración de la economía mundial, la guerra silenciosa de los poderes mundiales ocultos y la contraofensiva de la derecha nacional, latinoamericana y mundial”, obligan a una estrategia bilateral con China inteligente y equitativa. La orientalización de la economía ecuatoriana es una categoría reconocible como un hecho evidente que no siempre debe ser mirado con sospecha, a condición que se pongan en la mesa nuevas reglas de juego. En tal sentido, habrá que esperar que la economía se supedite a la política, en un clima de relaciones solidarias más que utilitarias. Para ello la voluntad política del régimen ecuatoriano de ejercer soberanía sobre sus recursos estrategicos, tanto en la gestión de esos recursos como en los beneficios que éstos producen, es un buen síntoma. Las relaciones con China deben mantenerse inspiradas en ese mismo afán soberano. Lo acontecido, históricamente, con la presencia de los viejos imperialismos en América Latina, que han subordinado siempre la política a la economía, haciendo prevalecer sus intereses transnacionales en detrimento de sus socios circunstanciales, no debe repetirse. El actual régimen ecuatoriano, con una mayor madurez política y lucidez económica que sus antecesores, deberá demostrar al mundo su capacidad de gestión independiente, caso contrario se confirmará la parodia de que sin China no hay paraíso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario