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martes, 14 de enero de 2014

CRISIS DE LA CULTURA O CULTURA DE LA CRISIS



Por Leonardo Parrini

Hace un buen tiempo que en el Ecuador no pronunciamos la palabra crisis. Será porque dejó de formar parte del discurso oficial, o paso de moda para ser reproducida por los medios. Lo cierto es que un clima de optimismo, incluso reflejado en las encuestas ciudadanas, hace que quién utilice la palabra crisis para referirse a la realidad nacional, vaya a ser mirado de reojo y con riesgo de ser expulsado de alguna recepción social.

Una reciente publicación del periodista español Juan Peces, descubre que el italiano Nuccio Ordine las emprende en contra de la dictadura del provecho, el utilitarismo de la educación y el poco interés de la política por los bienes del espíritu. Vivimos lo que Ordine llama La Utilidad de lo inútil, en que la barbarie de lo útil ha corrompido nuestras relaciones y afectos íntimos. Y eso es ya una crisis.

El libro alerta sobre la predominancia de “una cultura apuñalada, una educación asfixiada”, producto de la ignorancia promovida desde las instituciones, con innegables efectos ciudadanos. Corremos el riesgo de dejar de ser personas, no sólo cultivadas, sino personas en sentido estricto, si permitimos que se mutile el conocimiento. El texto de Ordine arriba a una propuesta central: la literatura, la filosofía y otros saberes humanísticos y científicos no son inútiles, como cabría deducir de su progresivo destierro en los planes educativos y presupuestos ministeriales, sino imprescindibles. “Cuando se recorta el presupuesto para las universidades, las escuelas, los teatros, las investigaciones arqueológicas, las bibliotecas…se está cercenando la excelencia de un país y eliminando cualquier posibilidad de formar a toda una generación”, manifiesta Ordine.

Un grito de alarma

El grito de combate no se hace esperar: ¡es en las épocas de crisis cuando hay que doblar el presupuesto para la cultura! Y esto es tan válido en Ecuador como en la cochinchina. Y hay que reconocerlo en la interrogante: ¿estamos frente a una crisis de la cultura o una cultura de la crisis? ¿Dónde están los libros financiados a bajo costo por el Estado inundando el país? ¿Cuáles son los planes para hacer efectiva una interculturalidad ciudadana, a través de múltiples expresiones artísticas, literarias o musicales, etc? ¿Con qué criterio los comités calificadores oficiales de la cultura consagran que una obra debe ser apoyada con presupuesto oficial para su aparición?

Cierto es que toda cultura oficial tiene un tufillo sospechoso de connivencia con el poder, pero ni modo, habría que sacrificar los purismos de la expresión cultural a cambio de su existencia real. Aceptar que los proyectos de cultura popular, comunitaria o regional, pasen por el tamiz del criterio censor oficial –que si lo hay, no en forma de prohibición, pero sí en la inanición presupuestaria que mata a los proyectos que deben ser apoyados. Exigir que los actores culturales aunados en otras instituciones, por ejemplo en la Casa de la Cultura cuenten, a través de la política pública cultural, con fomento a sus actividades y no padezcan de asfixia económica. Exigir, en definitiva, que el Estado promueva la cultura con mayúsculas, sin pedir nada a cambio; no como proyecto político, sino como gestión cultural. Pedirlo a viva voz, porque el silencio frente al empobrecimiento cultural es ya una crisis.

1 comentario:

  1. Respeto el criterio del periodista, pero según mi opinión este análisis puede estar un poco ambiguo cuando toma como referencia a un periodista español, sin mirar primero las características políticas de ese país.

    En España gobierna el partido popular (PP) de extrema derecha, herederos directos del franquismo y con una marcada política económica neoliberal. Mientras que en Ecuador el gobierno es de tinte izquierdista, progresista.

    Hago esta aclaración, para que no se generalice como que todos los gobiernos son iguales. los gobiernos de derecha pro neoliberalismo son los únicos que hacen enormes recortes en la educación y la cultura, con el fin de desmantelar la identidad cultural de los pueblos, para en su lugar imponer una cultura global, dirigida solo al consumismo y la diversión, haciendo mas bien de la cultura una mercancía más.

    En este sentido, pienso que en Ecuador con el actual gobierno no existe este problema y por lo mismo, tampoco creo que exista crisis de la cultura, al contrario, la cultura puede estar mas en auge que nunca.

    Los que me parece que tienen mucha crisis, son algunos de los que dirigen las instituciones culturales, porque no están a la altura del cargo que desempeñan.

    Para estar al frente de alguna institución de difusión cultural, se debería ser erudito en alguna materia afín y con un amplio bagaje de conocimiento general, un verdadero intelectual con mucho criterio para poder incorporar nuevos valores ya que la cultura es dinámica.

    P. Viteri

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