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viernes, 17 de julio de 2015

NARCORRIDOS POR EL CHAPO

Por Leonardo Parrini 

Los mexicanos cuando canta, lloran. Los charros gimen o dan chillidos en medio de la interpretación de un corrido, especie musical que exalta la historia verdadera de un personaje real o mítico. La tristeza como lamento o nostalgia es una constante del espíritu popular del mexicano; el corrido no es la excepción. Como canción y copla de las andanzas de un héroe del pueblo, tuvo su origen en el siglo XVIII y desde entonces sirve como relato de temas políticos, históricos y sentimentales marcados por esa exacerbación emocional mexicana. En sus inicios el corrido fue una fuente de información de hechos acaecidos durante la Revolución mexicana. Su protagonista y lider, Pancho Villa, fue un personaje ineludible en los corridos revolucionarios de comienzos del siglo XX. Convertido en ícono cultural e histórico de las luchas populares, Villa transmitió una enseñanza sobre aspectos ideológicos y anecdóticos de la gesta revolucionaria de noviembre de 1910, contra el gobierno de Porfirio Díaz. Su coideario, Emiliano Zapata en el sur de México, fue otro lider de campesinos e indígenas que buscaron autonomía política durante la revolución. Zapata es también protagonista de célebres corridos populares que reflejan la memoria colectiva y sentimiento de la gente humilde del sur mexicano en su afán de conseguir tierra y libertad. La mujer mexicana, personaje protagónico de la revolución como soldaderas, campesinas y maestras, tiene un sitio destacado en la narrativa musical de los corridos que las muestran como novias, amantes y viudas de la guerra popular. Entre los corridos célebres se recuerdan La Adelita y La Valentina, con un rol de género protagónico.

Los Narcorridos              

Por su raigambre popular y mítica, no llama la atención que los corridos en la actualidad tomaran como personaje del momento al Chapo Guzmán, fugado novelescamente de la cárcel de máxima seguridad de México. El narcotraficante más poderoso del planeta fugó por un túnel de 1,5 kilómetros, con ventilación y luz eléctrica, a bordo de una moto montada sobren un riel. Luego de descolgarse de un agujero de una ducha del penal, el preso accedió al inmueble especialmente construido en el extremo del túnel y de allí a la libertad. Este hecho cautivó la imaginación y admiración de miles de mexicanos que lo consideran un héroe del narcotráfico, que burló al gobierno y a las fuerzas policiales y militares de su país. La célebre fuga de Guzmán Loera es tema predilecto de los narcorridos del momento.

Una de los corridos del Chapo más escuchados en el Internet dice: “Ahora sí que es una burla pal Gobierno mexicano, pues por medio de otro túnel se escapó del Altiplano. Y ahora traen en movimiento al Gobierno americano. El señor Guzmán Loera lo será por todo el tiempo. El capo más poderoso que se burló del Gobierno”. El tema ha tenido más de 200 mil visitas en una semana y su autor, el nativo de Sinaloa, Miguel Gastelum es todo un hit como narcojuglar popular. Los narcorridos son prohibidos en México; sin embargo, lo ilegal del corrido que exalta la mítica figura del Chapo Guzmán, no impide que este robusto bigotón, típico mexicano medio, se convierta en un aspiracional del pueblo. Su figura legendaria ya en el hampa latinoamericana, hace que la devoción bastarda por los delincuentes, sea otra expresión del fervor, casi religioso, conque el pueblo mexicano rinde culto a valores y héroes populares. 

Una letra inspirada en la “hazaña” fugitiva del Chapo Guzmán lo perfila como ese referente, que a falta de otros signos culturales más potentes, lo convierten en el antihéroe de un pueblo asediado por la corrupción: “Dónde está el Chapo Guzmán solamente Dios lo sabe, si estarás en Sinaloa, o estarás en la frontera, la cruzaste en avión o la brincaste por tierra, sierra de Badiraguato, tierra que te vio nacer, donde muriera tu hijo no vuelvan a prender”.  

No deja de ser notorio que los narcos, esa especie de “continuidad bastarda de los bandoleros”, sea un tema recurrente de los corridos actuales, como referente cultural de las capas subalternas mexicanas. Entre los jóvenes lumpenescos y marginales, el corrido mexicano juega un rol preponderante como medio musical de una cultura subterránea. La punta del iceberg que oculta en el fondo una realidad no evidente para todos: las culturas subversivas del orden establecido, son de manera natural un argumento de protesta en contra del sistema. Y los corridos una voz contestataria que busca reivindicar los códigos del hampa como una alternancia frente al poder establecido. Y en la tierra de Villa y Zapata, lo están logrando.

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