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lunes, 2 de marzo de 2015

NUEVA PUBLICACIÓN DE MI LUCHA


Por Leonardo Parrini

La anunciada reedición del libro Mi Lucha (Mein Kampf) escrito en 1924 por Adolfo Hitler, cuando se encontraba en prisión por su fallido Golpe de Múnich, revive un viejo dilema: ¿hasta dónde ser respetuoso de la diversidad del pensamiento como gesto de tolerancia intelectual? La publicación próxima del libro base del nazismo, anunciada oficialmente por el Estado alemán de Baviera como titular de los derechos de autor, ha desatado la polémica en torno a la libertad de pensamiento y acción. Libertades que se complementan a la hora de interpretar el mundo, asumiendo que la palabra puede resignificar la realidad, mentir o manipular las acciones de los hombres.

Mi Lucha, ese panfleto delirante -como lo califica Esther Bendahan- “es símbolo de un pensamiento criminal, origen de una ideología asesina de ideas fuerza que han sobrevivido a la razón durante siglos”. Libelo que debió fenecer de muerte natural, de no ser porque no ha sido condenado a muerte por la razón. Un texto que, según la autora, es un símbolo del horror que se antepone a la idea de que la humanidad es única, no obstante Mi Lucha está en contra de la humanidad porque declara, lisa y llanamente, que unos merecen morir. El crítico Fernando Aramburu considera que ante la publicación del libro de Hitler “se trata, por consiguiente, de conocer y aprender, no de reabrir antiguas heridas. Hecha con voluntad didáctica y el debido tacto, juzgo admisible la publicación del Mein Kampf. Espero que contribuya a desactivar el mito, mostrando la verdad desnuda de un libro trivial, saturado de propaganda histérica y superstición”.

En las páginas de Mi Lucha subyace el perfil del proyecto de gobierno de Hitler, con sus tesis aun por llevar a la práctica; es decir, lo que ahora conocemos por referencia histórica de lo que fue el nazismo. El texto es una exaltación al nacionalismo alemán con fuerte sesgo antisemita, que identifica al complot judío como causa de los males del mundo y origen de todos los problemas de Alemania de entonces. Con un precedente en el texto Los protocolos de los sabios de Sion, el libro hitleriano advierte sobre el peligro judío que pretende ganar el liderazgo mundial, y narra cómo su autor postuló el anti judaísmo y el militarismo que impuso posteriormente en el poder. Mi Lucha posiciona la idea de que los males gemelos del mundo son el comunismo y el judaísmo y anticipa su propósito de erradicarlos de la tierra. Concomitantemente anuncia “el nuevo destino histórico” del pueblo alemán, que incluye el expansionismo hacia el este y el ataque militar a la Unión Soviética. Hitler parodia la idea nietzscheana del súper hombre (así se define a sí mismo) como el individuo en capacidad de autogenerar sus propios valores exacerbando su voluntad de poder. Hitler se basa en un escrito del norteamericano Henry Ford El judío internacional: El problema del mundo, fundamentado sus ideas en quien fuera su financiero y admirador de sus principios ideológicos.

La eventual publicación de Mi Lucha permite reflexionar acerca de un tema actual: qué es mejor prohibir o sugerir. Un viejo dilema de todo sistema educativo, de toda política pública y de todo afán de influir en las nuevas generaciones. Tratar de impedir la publicación de Mi Lucha a estas alturas de la vida, cuando todos tenemos acceso a todo, en teoría, es como intentar tapar el sol con un dedo. La vida en su rica complejidad enseña que es mejor sugerir que prohibir, y que aun el peor de los males de este mundo merece ser conocido, bajo el resplandor de la luz cenital de la verdad.

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