Por Leonardo Parrini
Los debates abiertos en torno al Código Ingenios
confrontan diversas posturas, como expresión de la transparencia con
que se buscó gestionar una “construcción colectiva” del Código Orgánico
de la Economía Social de los Conocimientos la Creatividad y la
Innovación, por parte de la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y
Tecnología que tramita el proyecto en la Asamblea Nacional. Sin embargo,
el perfil mediático y la viralización de diversas opiniones
sobre el tema en redes sociales, lejos de contribuir a una didáctica
ciudadana que informe, eduque y contribuya a la comprensión de la
propuesta del Código, muestra el lado oscuro de la politización de un
tema trascendental para el país, mas allá de los linderos oficiales y
coyunturales. Lo que tampoco implica que estemos frente a un estado de crisis
por la polémica desatada con determinadas intenciones por los
organizadores de los “debates”. Muy por el contrario, la polémica es
expresión de que si el río suena, es porque piedras trae; es decir, las
posturas interesadas son evidencia de marcados intereses que el Código
Ingenio involucra, afecta o defiende.
No obstante, el uso y abuso de ciertos medios públicos y privados, llaman a la reflexión. El día 21 de julio, diario El Comercio publica una nota titulada: ¿Es exagerado decir que el código Ingenios mata a la propiedad intelectual? La pregunta alude a la nota publicada el 17 de julio, firmada por el abogado Óscar Vela Descalzo, RIP Propiedad Intelectual. El columnista del matutino quiteño, objeta al Código Ingenios -“aunque de genial no tenga nada”-, argumentado que el proyecto de ley “nacionaliza
los derechos de propiedad intelectual en el Ecuador y los restringe en
su ejercicio a la voluntad estatal que por excepción al interés público
podrá encargársela a los titulares para su explotación”. Y advierte a los autores que “en el futuro su obra no será suya sino del Estado”. El tono alarmista en la opinión del abogado Vela, continúa: dado
el espíritu confiscatorio y restrictivo de derechos de este proyecto,
en caso de ser aprobado, se convertirá en un boomerang cuyo impacto de
regreso traerá al país graves consecuencias.
La
reacción de otro profesional de las leyes no se hizo esperar. El
abogado Alejandro Fabara Torres, editorialista del periódico La Hora y Ágora Blog, en carta dirigida a diario El Comercio, puntualiza: En
lo que refiere Óscar Vela en su artículo publicado en El Comercio del
domingo 17 de julio, titulado RIP Propiedad Intelectual, caben algunas
aclaraciones: utiliza mal el término “interés público”, el correcto es
“dominio público”. En el art.82 del proyecto de ley los derechos de
propiedad intelectual se garantizan porque son la excepción a los conocimientos que forman parte del dominio público. Olvida el art. 104 que habla sobre los titulares de los derechos. Dicho artículo es claro: la
persona natural es autor, y las personas jurídicas pueden ser titulares
de derechos patrimoniales. Ejerciendo cada una derechos y obligaciones
sobre sus obras. Y, quizá el autor del artículo está confundido con el
art. 89 que trata sobre el conocimiento generado a partir de la
biodiversidad donde el Estado, por obvias razones, participa
considerablemente en la titularidad y en los beneficios de la
explotación económica de esos procesos. Situación también prevista en la
Constitución del Ecuador.
En nota publicada en el diario La Hora, Fabara explaya sus argumentos: El
art. 82 del proyecto de ley Código Ingenios dice: “Los derechos de
propiedad intelectual constituyen una excepción al dominio público del
conocimiento y responderán a la función y responsabilidad social de
conformidad con lo establecido en la Constitución y la Ley. La propiedad
podrá ser pública o privada, comunitaria, estatal, asociativa,
cooperativa y mixta”. La opinión en cuestión (del abogado Vela) usa mal
el término “interés público”, ya que el correcto es “dominio público”.
Estos términos no son equivalentes, ni siquiera se acercan
conceptualmente. Para el proyecto de ley los derechos de la propiedad
intelectual son la excepción, es decir, los diferencia de los
conocimientos que formen parte del dominio público, y más bien, los
garantiza.
Anteriormente, Óscar Vela D., había publicado en diario El Comercio una nota titulada Sobre genios e ingenios, en la que descalifica al proyecto de ley porque, según dice, menoscaba los derechos de propiedad inmaterial…novísima concepción del ingenio, inspirada por algunos genios de la teoría marxista. El
tenor político del texto de Vela, -redactado, según Fabara, sin
fundamentos jurídicos-, soslaya una interpretación contextualizada del
texto legal.
No obstante las objeciones jurídicas hechas al interpelador del Código Ingenios, en los últimos días leemos dos notas editoriales del mismo autor en el matutino quiteño. El diario El Comercio anuncia, a reglón seguido, que el viernes 22 de julio hará un streaming con Oscar Vela, autor de la columna de opinión RIP Propiedad Intelectual, para tratar varias dudas al respecto.
En
el contexto de una verdadera socialización periodística de los temas de
importancia colectiva, los “debates” no deberían transitar por el único
andarivel de los intereses privados, sin equivalente representación de
los intereses ciudadanos. Un foro serio supone diversidad, contraste de
fuentes, diálogo y análisis en contrapunto. Caso contrario, corre el
peligro de convertirse en un monólogo unidireccional y aburrido por el
reiterativo malgenio de sus autores.