Por Leonardo Parrini
En los años sesenta había una revista llamada
China Construye, magistralmente bien
impresa, tan buena como las mejores en la actualidad, pero con una diferencia
de tecnología abismal. ¿Cómo hacían los chinos para lograr esa calidad
editorial? Pues, como lo hacen todo: con una paciencia milenaria, sentido de
trabajo colectivo y una fijación obsesiva en los detalles. ¿Habrán hecho lo
mismo para llegar a convertirse en la primera potencia económica mundial?
La revista en mención, que ahora se llama China Hoy, ha sido testigo durante seis décadas de los cambios
económicos, políticos, sociales, culturales y de la vida cotidiana en el país asiático. Desde tiempos remotos la cultura china, tan compleja como
rica en elementos, ha servido de base para multifacéticas manifestaciones
culturales que incluyen mitologías, arte, filosofía, música, entre otras
expresiones. Como visión del mundo, China adoptó el budismo de la India y dio
origen al budismo chan, y también abrazó los fundamentos de Confucio y del
taoísmo como pilares de su filosofía milenaria.
China ha sido, históricamente, un país monárquico de fuertes jerarquías
sociales, estructuradas a partir de poderes imperiales y feudales que se basan
en la hegemonía de castas militares. Es a partir de la Dinastía Zhou, entre los
años 1546 a 256 A.C., que China organiza la sociedad civil tradicional en un
sistema jerárquico de clases, denominado las cuatro ocupaciones que pone a la población bajo una ley regular. En
la actualidad en China llegan a convivir cerca de cincuenta y ocho grupos
étnicos, con predominio de la etnia Han. No obstante
la gran diversidad, en China la impronta identitaria queda definida en la
expresión Zhonghua Minzu, que denota el
sentido de unidad nacionalista del país asiático.
China capitaliza
Los valores ancestrales atávicos hacen del pueblo chino una nación en
capacidad de adaptarse con fuerte personalidad a los desafíos de la postmodernidad.
Es así que China hoy exhibe indicadores económicos que hablan de su progreso
material y espiritual. Según índices del Banco Mundial, China dará el sorpasso de Pekín, más tardar a fines de
este año 2014, situándose como la primera potencia económica mundial al
desplazar a los EE.UU. de ese sitial. El informe señala: “el Producto Interno Bruto PIB de China, ajustado por la paridad de
poder de compra, es mucho mayor de lo que se había calculado con anterioridad.
A finales de 2011, el PIB chino suponía el 87% del PIB estadounidense. Apenas
seis años antes se quedaba en el 72%. El FMI estima que en estos cuatro
años, China habrá acumulado un crecimiento del 24%, frente al 7,6% de Estados
Unidos. Esto, de confirmarse, provocaría que China superara este mismo año a EE.UU.
como primera economía del mundo en estos términos”.
China discrepa de la metodología usada por el
organismo internacional para medir el desarrollo económico de una nación. Mientras
que en el occidente, expertos polemizan sobre los métodos de medición del FMI. En
Londres sostiene Julian Jessop, economista jefe global de Capital Economics: "Si
hablamos de poder económico, no si de la gente vive mejor, el PIB en sí mismo
no es un gran indicador de la verdadera importancia de una economía". En
Washington, Arvind Subramanian, socio del
Instituto Peterson de Economía Internacional, discrepa: "Todo importa. Si consideramos que
ejercer el poder pasa también por lo que le sucede a la gente y no sólo por
cómo evolucionan los bienes y los servicios, sin duda asistimos a un cambio
fundamental".
En términos monetarios, Pekín ha duplicado la
banda de fluctuación del yuan, “pero
todavía no es una divisa plenamente convertible, y aunque está adoptando
reformas para sanear su sistema bancario, ahí la tarea pendiente es enorme”,
señalan los especialistas. "Si
mañana se aprobara la internacionalización del yuan, eso sí que tendría un
impacto dramático para la economía mundial", -subraya Jessop- "EE.UU. es el principal jugador del
sistema financiero global y lo seguirá siendo durante el futuro
previsible", concluye.
El Banco Mundial
aclara y defiende su herramienta metodológica: "Al convertir indicadores
económicos nacionales, como el PBI, en una moneda común, la paridad de poder de
compra es una medida más directa que los tipos de cambio para determinar el
poder adquisitivo del dinero". Estados Unidos sigue siendo la mayor
potencia económica del mundo, pero China le sigue muy de cerca en lo que
respecta a capacidad adquisitiva, apuntó el Banco Mundial en un informe reciente
sobre la economía internacional. En un destacado tercer lugar se encuentra la India, según
el estudio del FMI. El análisis del organismo multilateral evidencia el avance
de las economías emergentes, particularmente de China.
El estudio compara cifras de producción interna nominales, bajo una metodología denominada "paridad del poder adquisitivo", en la que el producto bruto interno (PBI) se ajusta por la paridad de poder de compra. En términos de relaciones comerciales la Unión Europea, Estados Unidos y Japón absorben el 33,5% del comercio exterior chino. Mientras que el comercio entre China y América Latina y Caribe se multiplicó por 22 entre 2000 y 2012, con saldo negativo para la región, según la CEPAL.
China en Latinoamérica
El desembarco chino en la región se ha
caracterizado por este desplazamiento o absorción de firmas privadas
occidentales con gigantescas inversiones de compañías o consorcios estatales.
La presencia china en América Latina está abonada
por un sistema de flujos financieros de la banca estatal china que le permite a
las compañías desembolsar grandes sumas y a los gobiernos de la región
financiar inversiones sociales -vivienda, por ejemplo- o en infraestructura,
carreteras, transporte, etc. Según el Instituto de Gobernanza Económica
Global de la Universidad de Boston, China otorgó US$ 102.000 millones en
préstamos a América Latina entre 2005 y 2013.
Venezuela es el primer destino inversor chino
en Sudamérica. En septiembre de 2013, China National Petroleum Corporation
(CNPC) decide invertir US$ 28.000 millones en un nuevo proyecto en la Faja
Petrolífera del Orinoco. A este acuerdo se añadió otro por US$ 14.000 millones
con la petrolera estatal China Petroleum & Chemical Corporation (Sinopec).
En Brasil Sinopec, la más grande refinadora china,
adquirió el 40% de la española Repsol por US$ 7.100 millones. Sinopec en el
2011 expandió sus operaciones en Brasil con la adquisición del 30% de las
operaciones de la portuguesa GALP por más de US$ 5.000 millones.
La estrategia
china de adquisición parcial o fusión con compañías ya está funcionando en
América Latina. Sinopec adquirió en Argentina la estadounidense Occidental
Petroleum por US$ 2.450 millones. CNOOC compró el 50% de la petrolera argentina
Bridas por US$ 3.100 millones. En noviembre de 2010 Bridas, adquirió el 60% de
Pan American Energy por US$ 7.000 millones. En febrero de 2011 la Pan American
Energy adquirió el 100% de los activos de Esso Argentina por más de US$ 800
millones. En Perú, China elevó su inversión en proyectos
mineros en el país a US$ 19.000 millones con la adquisición que hizo el
consorcio MMG LTD de las mina de cobre Las Bambas, la mayor en monto de la
historia peruana. Según estimaciones de la Cámara de Comercio Peruano, China
(Capechi), controla hoy un 33% del
sector minero peruano.
Otras
inversiones y préstamos registran que la estatal petrolera Petrobras recibió en
2009 un préstamo chino de US$ 10.000 millones. Venezuela ha recibido unos US$ 50.000
millones en créditos garantizados con entregas de petróleo. El fondo de
inversión bilateral de US$17.000 millones con inversión preferentemente agrícola,
creado en 2007 o los US$4.000 millones otorgados en 2011 por el Banco de China
para la construcción de viviendas, son ejemplos de la actividad china en Latinoamérica.
En el Ecuador la
presencia china se orienta, desde el 2007, en una relación económica de
cooperación fundamentada en créditos, explotación petrolera y venta de
servicios del gigante asiático para infraestructura. Nuevos proyectos que
incluyen una siderúrgica, un astillero o una farmacéutica, forman parte del
portafolio que el Vicepresidente, Jorge Glas, vendió a Pekín, según analistas
consultados por El Comercio. El reporte del diario
quiteño señala que en
el 2013 la balanza comercial fue negativa en US$ 2.701 millones para Ecuador. Según cifras del Banco Central, la deuda externa con China se encuentra en US$
4.633 millones, mientras que las ventas de petróleo a ese país superaron el 80%
del total exportable. En contraste, la inversión extranjera directa de China en
Ecuador fue de sólo US$ 88 millones en el 2012. De acuerdo con información del Ministerio de
Recursos Naturales No Renovables y las empresas petroleras, Andes Petroleum y
PetroOriental, ambas subsidiarias de la China Nacional Petroleum Corp. (Cnpc)
asumieron las operaciones de los bloques petroleros Tarapoa, 14 y 17, luego de
comprar la participación de esos campos de la Canadiense Encana en el 2006.
Otras inversiones chinas en el Ecuador se
relacionan con telecomunicaciones, a través de las empresas Huawei y ZTE a las que
se les adjudicaron contratos por más de 150 millones de dólares en el 2012. Mientras
tanto, con una deuda estatal de US$ 3.600 millones, el Ecuador ha firmado
nuevos contratos con empresas chinas para la construcción de siete centrales
hidroeléctricas, una eólica y una termoeléctrica. Adicionalmente, la empresa
china Crcc- Tongguan asumió la operación del proyecto de cobre Mirador ubicado
en Zamora Chinchipe en su fase final de exploración. Y además, se ha anunciado
el financiamiento del 70% de la Refinería del Pacífico desde un banco del país
asiático.
La economía del nuevo líder, en el mundo y en América Latina, comienza a arrojar luces sobre un
horizonte donde los EE.UU no tenían adversarios, dando paso a un nuevo panorama
económico mundial.
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