Por Leonardo Parrini
El humor es revolucionario, decía Lenin, o es
una caricatura de la realidad, agregamos nosotros. En esta frase suscitadora -contra
la corriente-, sintetizamos el sentido de humor que (nos) caracteriza a mucha
gente: saber reír con humor es una forma de transformar la realidad, verle el
(sin) sentido opuesto. Ese sentido del humor le faltó al Presidente Rafael Correa
y a la Supercom, al momento de objetar y sancionar la caricatura del dibujante
Xavier Bonilla, Bonil. La sanción es la primera que aplica la Ley Orgánica de Comunicación y
supone que Bonil está, de ley, obligado a rectificar en el mismo espacio de su
caricatura; mientras que, el periódico guayaquileño El Universo, deberá pagar
el 2% de sus ingresos promedios trimestrales últimos.
La caricatura en cuestión, publicada el 28 de
diciembre anterior en ese periódico, se refiere al allanamiento efectuado
al domicilio del ex sindicalista petrolero, Fernando Villavicencio, bajo cuyo
dibujo de la fuerza pública retirando computadores de una casa, se leía: “Fiscalía
y Policía allanan la casa de Fernando Villavicencio y se llevan denuncias de
corrupción”. La frase atribuida a Villavicencio no fue citada entre comillas
por Bonil, lo que hace suponer que la suscribe en su totalidad como de su autoría,
expresión que motivó la sanción de la Supercom por considerarla “mentirosa”. La
caricatura pretende evidenciar una “inducción a considerar que la actuación de
la Fiscalía con el apoyo de la fuerza pública fue realizada con engaño y con violencia
en sus procedimientos”, según las autoridades.
Es probable que ese día 28 de diciembre, si Bonil decía que era
una “broma de inocentes”, no pasaba nada. Pero pasó: La
Supercom sanciona al periódico guayaquileño “por no abstenerse de tomar
posición institucional sobre la inocencia o culpabilidad de una persona que
está involucrada en la indagación previa aludida en la caricatura y en el texto
de la misma”. Y a ‘Bonil’ “por cuanto la afirmación que hace en su contenido no
corresponde a la realidad de los hechos y estigmatiza la acción tanto de la
Fiscalía General del Estado, como de la Policía Judicial”. La acción se ampara en el artículo
10 de la Ley de Comunicación que habla de las normas deontológicas y se aplica
en este caso, porque la caricatura en su “forma de presentar el hecho
deslegitima la acción de las autoridades y la caricatura apoya la agitación
social”, según las autoridades.
Caricatura en cuestión
¿Quiso Bonil provocar esa acción deslegitimadora con su
dibujo, o era un chiste, nada más? Sabemos que la caricatura
que nació como género en Bolonia, Italia, significa caricare: cargar, exagerar.
Es decir, es un dibujo que “exagera o distorsiona la apariencia física de una persona
o varias, en ocasiones un retrato de la sociedad reconocible, para crear un
parecido fácilmente identificable y, generalmente, humorístico. Pero, ¿Qué es, exactamente el humor?
"En una
broma se puede decir hasta la verdad", señala Freud. Esta afirmación del
maestro del psicoanálisis sugiere “la relación del sentido del humor con cierta
dimensión de la verdad”. La excusa de "lo dije en chiste" o bien
"de mentira", suele ser el “artilugio propio del discurso corriente
para desmentir, precisamente, esa implicancia: la de una verdad que puede ser dicha
por la mentira, en chiste”. Por esto la función del caricaturista lo ubica, de
modo habitual, en el ejercicio solitario e individual de la oposición, antes que
en la militancia partidista, lo cual lo convierte en presa fácil de la represión
del poder.
Bajo el supuesto de que el humor
todo lo puede o todo lo debe, escudándose en que es una deformación cómica de la
realidad, Bonil ha manifestado: “Seguiré dibujando y seguiré sonriendo”. Esta actitud contra lo
establecido, bajo la apariencia de humor, le costó la cárcel a un dibujante boliviano. Un fiscal en Bolivia pidió seis años de prisión
para el dibujante callejero Johnny Vallejos -que ya está detenido-, por hacer
una caricatura de Evo Morales con una nariz de Pinocho, cosa que no le hizo
mucho chiste al Presidente, en una reacción que es calificada como propia “del
MedioEvo”.
¿Dónde nace y hasta dónde llega el sentido
del humor’?
Según la teoría hipocrática, no existe el
humor, sino cuatro humores: sanguíneo, flemático,
melancólico y colérico que conforman los estados de ánimo de las personas. Por
lo general, se asimila el buen o mal humor como un estilo del carácter; pero,
en realidad y dicho en rigor, para Lacan, el mal humor es el afecto propio de
"un cuerpo que no encuentra alojamiento en el lenguaje, al menos no de su
agrado". Otra cosa es tener sentido del humor, es decir, de lo cómico.
El régimen ha dicho que quiere “profundizar
la democracia”. Hacer de ésta un ejercicio de libertad, de participación y diálogo
directo entre el poder y el pueblo. Convertir esa participación en espacios de reivindicación
social: eso es la democracia directa. ¿Está haciendo uso de esa prerrogativa el
caricaturista Bonil, o, entre chiste y chiste, quiere acabar con el régimen que
le incomoda en su libre albedrio?
En ese preciso sentido,
nos preguntamos si Bonil es un humorista o un agitador social. Bonil, más allá de rectificar, debería aclarar si habló en serio o era chiste, no más. Si
realmente quiere que se levante la subversión en contra del régimen de la revolución
ciudadana o quería hacernos reír, inocentemente, con un tema tan puntudo.
Eso de colocarse en la mitad y dar un poco la razón al uno y otro poco al otro ubica a Leonardo Parrini en la incómoda situación del juez que nada dice porque teme a todos. Cree usted que con las comllas se arreglaba todo? Es bueno saber que a más de citar las comillas ironizan. Si el juez, cualquiera que sea todos tienen origen espurio, lo tomaba como ironía Bonil estaría en la cárcel. En este caso se trata de un acto de amenaza a una persona, a una institución y se lo hace el mismo día en que tres ciudadanos son apresados en Latacunga también por expresar lo que sienten. Entonces no hay lugar a las ambiguedades.
ResponderEliminarEn cambio a mi modo de ver los acontecimientos, este lío es con beneficio de las partes, veamos porqué, el caricaturista por lógica se presentará como víctima inocente, el periódico aumentará sus ventas por la curiosidad desencadenada del tema, los defensores del gobierno ganarán puesto que sus criterios visiblemente son más contundentes, es un claro ataque a sus acciones que se enmarcaron dentro de la Ley existe el video del realizado allanamiento y luego el pueblo que consume de todos los lados la tan pregonada acción gubernamental y la caricatura aunque sugestionados la gente debate en las calles y contrapone criterios de ambos bandos. Así que Parrini no tiene porqué abanderizarse por ninguno su visión del tema nos esclarece aún más con su criterio.
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