Por Leonardo Parrini
Con Jorge nos conocemos más años de los que quisiéramos
reconocer, desde una amistad interrumpida, a veces, por distancias y silencios
que duran más de lo necesario; pero que se restaura, abruptamente, con un encuentro
callejero, un saludo en un evento cultural o por la sinuosa memoria que evoca
aquello que te devuelve al lugar donde fuiste feliz. Y felices eran los días en
que Jorge Mateus se iniciaba en el teatro allá a fines de los setenta, cuando
puso en cartelera Las Criadas de
Jean Genet, y el famoso tríptico, Crónicas del Desamor, obras de las
cuales guardo en digital los afiches que le diseñé, en ese entonces, en base de fotografías
tomadas a las escenas durante los ensayos. En lo sucesivo, vinieron una retahíla
de obras monologantes, y las menos,
colectivas: Diario de una dama neoyorquina,
Corazón de Agua tibia, El rincón de los Amores Inútiles, Justamente ahora,
entre otras. En ese avatar Jorge Mateus paseó su talento histriónico y dramatúrgico
por los escenarios del país y del exterior, alternado con su labor de
investigador teatral y director del Grupo
El Callejón del Agua.
Este monologador de las tablas se ha caracterizado
siempre por el soliloquio sobre el escenario. Mateus, dice que de esa manera puede “trabajar cosas que me interesan de manera
más intensa, más íntima; claro que he dirigido grupos grandes y pequeños, pero
en los últimos años he hecho sólo unipersonales”, como reconoce en
entrevista para diario El Telégrafo. Su trayectoria, si bien ha sido hecha en
Ecuador, no son pocos los años que Mateus pisó los
escenarios de Argentina, México y España donde residió, intermitentemente, con estadías
en el país. A su regreso definitivo, Mateus, alternó su gestión actoral con una
labor docente en colegios y universidad, hasta asumir la actual Dirección de la
Carrera de Teatro de la Facultad de Artes de la Universidad Central de Quito.
Del
agua a la lluvia
En la actualidad, Jorge Mateus, inicia “un
nuevo ciclo”, como suele llamar a sus inicios de proyecto. Venciendo la transitoriedad
de los grupos teatrales ecuatorianos -que duran poco y no dejan huella-, Mateus, se estrena como director del nuevo colectivo teatral El pasajero
de la Lluvia, con la puesta en escena de la obra Memorias de Terciopelo, en
cartelera desde hoy en el Teatro Variedades de la ciudad de Quito.
Sobrio, intenso,
afiatado en su oficio actoral, Jorge Mateus promete un futuro cargado de
experiencia, fruto de haber hecho del
teatro una forma y contenido de vida. De fuste reflexivo, el suyo es un oficio hondo
que penetra profundo los vericuetos del género humano y su tránsito por una
vida donde no está todo dicho, ni todo saldado, en deuda existencial del hombre
por alcanzar un sentido de vivir. Mateus acciona y reflexiona sobre distintos
resortes del alma humana que se activan al estímulo de interrogantes vitales: ¿qué
sentido tiene vivir y actuar, son dos soplos de un mismo aliento?
En sus propias
palabras está la íntima respuesta de un secreto compartido a voces: creo que en nuestro país todavía el teatro
no es comprendido ni asumido en su totalidad como una profesión. Entonces, a
partir de ello surgió también la obra, por mis circunstancias personales, por
mi edad, por empezar a preguntarme por qué he hecho teatro durante tantos años,
a dónde he ido con ello, si es que esto ha servido para algo. Memorias de
Terciopelo, constituye para Jorge Mateus el regreso a las tablas, después
de casi dos años de ausencia, dirigido por Karina Cárdenas. El desafío de representar
el rol de un actor que descubre su condición, luego de un espacio de vida en la
opacidad de la confusión, hasta asumir la dualidad de la ficción y la realidad.
La obra se convierte así en una reflexión sobre
el mundo del actor y la vida, concluye Mateus.
Memorias de Terciopelo
representa el inicio del nuevo ciclo de Jorge Mateus, pero al mismo tiempo viene
preñada de vivencias ineludibles: este
nombre nos hace pensar que la vida de un actor es caminar en constante búsqueda
de la verdad, de las emociones, siempre acompañada por la lluvia incesante de
imágenes, de ideas, que muchas veces no se las puede llevar a cabo y se quedan
únicamente en el mundo de los sueños.
Leonardo, ustedes borraron mi comentario sobre Bonil. Es una verguenza.
ResponderEliminar¿Borrar que? Estás paranoico Marco o qué. Tu comentario sigue dónde está publicado, porque yo si creo en la diversidad de opinión. Saludos cordiales.
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