Por Leonardo Parrini
Nuestra América morena se da nuevos derroteros. La IV cumbre de la
CELAC realizada recientemente en la mitad del mundo, a pocos kilómetros de
Quito, planteó la necesidad de convertirse en un nuevo organismo de representación soberana
de los 33 países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. La insinuación vino del presidente
ecuatoriano Rafael Correa quien, en representación de su país, se pronunció por
un mundo conformado por bloques regionales. Correa apostó por la integración
continental bajo el liderazgo de la CELAC, en sustitución de la OEA que no ha
representado los intereses soberanos de nuestros países: Creemos que Celac en el mediano plazo debe reemplazar a la OEA, que
jamás funcionó adecuadamente, pero que hoy es más anacrónica que nunca.
El anacronismo de la OEA es un
proceso que se viene manifestando históricamente en un foro internacional que
ha reflejado intereses de potencias mundiales como EE.UU, -en incluso
europeas- en circunstancias claves de su desempeño diplomático. Tal es el caso
de su fiasco acaecido en el conflicto que enfrentó a Inglaterra y Argentina, en 1992, por
la disputa sobre las islas Malvinas, y ante el evidente atropello militar británico
al continente americano. La postura inglesa comenzó con la movilización naval de su poderosa flota imperial, luego de
que Londres anunciara un bloqueo en torno al archipiélago y estableciera una
zona de exclusión de un radio de 200 millas. Un día más tarde, el
canciller argentino, Nicanor Costa Méndez, planteó el caso en el seno de la OEA, sin
embargo, el sistema de defensa continental establecido en el Tratado
Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), rindió su prueba de fuego en la
Guerra de las Malvinas con un fracaso rotundo.
En 1961, el tratado de
asistencia no cumplió su objetivo defensivo tras la fallida invasión norteamericana
a Bahía de Cochinos, en Cuba, que todavía era miembro del TIAR. Dos años más
tarde, dio el visto bueno a las invasiones a la República Dominicana, Nicaragua
y Panamá y a la política norteamericana durante la crisis de los misiles, en
1963. Cuba fue excluida del TIAR y se prohibió la entrega de armas al régimen
cubano. En referencia a ese contexto
histórico, Fidel Castro señaló: "Hace
64 años fue creada la repudiable OEA. No es posible pasar por alto el grotesco
papel de esa institución,
considerada por La Habana como un ministerio de colonias a las órdenes de
Estados Unidos. La OEA no ha prestado un solo servicio a nuestros pueblos; es
la encarnación de la traición. Si se suman todas las acciones agresivas de las
que fue cómplice, estas alcanzan cientos de miles de vidas y acumulan decenas
de años sangrientos".
Soberanía continental
En la IV Cumbre de la CELAC realizada
en Quito, el presidente Rafael Correa se pronunció por la soberanía regional e insistió
en la creación de un nuevo sistema interamericano, así como de mecanismos
alternativos de defensa de los derechos humanos que permitan superar el neo
colonialismo que impera en las cortes regionales, situación inaceptable en la
América del siglo XXI.
El mandatario ecuatoriano
señaló en el foro latinoamericano, -a propósito de los desafíos de un continente
libre de pobreza- que el desarrollo es “esencialmente
un problema político y depende de quién tiene el poder”. Con el pensamiento
enfocado en las nuevas realidades continentales, Correa invocó un cambio de
época en la que “el poder de las elites
se derrumba para dar paso al poder popular”. La postura ecuatoriana en la
CELAC evoca las viejas posiciones cubanas, frente al rol poco representativo de
la OEA en el continente americano. Ecuador reclama mayor coherencia del organismo
en la solución de conflictos internos y externos regionales;
caso contrario, amerita el reemplazo de la Organización de Estados Americanos
por una nueva realidad continental representada por una CELAC mucho más a tono con las exigencias de
sus miembros.
En una acción puntual la CELAC
en Quito, abocó conocimiento sobre 20 puntos específicos relacionados con la problemática
de la región, frente a la cual se requería su pronunciamiento. Los 33 países miembros
y 14 presidente presentes en la cita, realizaron una declaración conjunta para enfrentar la crisis económica
actual, continuar con los esfuerzos para alcanzar la justicia social en la
región, enfrentar la epidemia del zica, el narcotráfico y la migración; apoyo a
la lucha antiterrorista, lograr la paz en Colombia y presencia de CELAC en
Haití. Así como temas relacionados con el apoyo al turismo sostenible, deuda
externa, límites marítimos, desarrollo energético, endeudamiento y financiación
para el desarrollo, entre otros temas de interés para el bienestar de
la región. Corren vientos frescos en Latinoamérica y el Caribe, hacia una nueva integración regional. La historia juzgará la certeza de
los pasos dados por la CELAC, organismo
que debe consolidar liderazgo soberano frente a un mundo cambiante
y multipolar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario