Por Leonardo
Parrini
Hay un poeta en Chile al que las palabras duelen.
Las palabras, que es el único
puente que tenemos para salvar en parte la maldición de la distancia, estamos
separados, sentencia dolorido.
Y en ese transitar de la palabra que va del mundo al poema, “ese bien que es la palabra, el más
peligroso de los bienes…sin embargo no puede nombrar la dicha; el amor es más
grande que la palabra amor y el dolor es más grande que la palabra dolor”, advierte Raúl Zurita, como imposibilitado por las propias palabras de decir el
mundo.
Yo sé que tú vives
yo sé ahora que tú vives y que tocada de luz
ya no entrará más en ti ni el asesino ni el tirano
ni volverán a quemarse los pastos sobre Chile
Abandonen entonces las cárceles
abandonen los manicomios y los cuarteles
que los gusanos abandonen la carroña
y los torturadores la mesa de los torturados
que abandone el Sol los planetas que lo circundan
para que sólo de amor hable todo el universo
Sintiéndose un
transeúnte de la palabra, ejerce “la poesía que es la travesía por lo duro y
por la maravilla de esta vida, es tratar de estar inserto en el mundo”. Y se
inserta sin estar en él, yendo más allá en el vislumbre de lo desconocido que la
poesía le evidencia como a un vidente. En ese avatar, Zurita ha reconocido
que a través de la literatura intenta
“una respuesta desde la poesía al grande dolor que estábamos viviendo”. Pero a
renglón seguido duda, y confiesa que para su poeta guía, Ezra Pound, “la
literatura es el paraíso, y a nosotros nos tocó el purgatorio de las palabras”.
Y así titula uno de sus libros Purgatorio,
en el que “sus versos desconciertan al lector, porque son axiomas matemáticos”, según Cristian Warnken.
(Áreas
verdes)
Quienes han notado los vastos espacios
incoloros
Donde las vacas huyendo desaparecen,
Reunidas, mugientes, delante de ellos
No hay domingos para la vaca
Solitaria despierta en un espacio vacío
Babeante, gorda
sobre esos pastos imaginarios.
Estos versos
sorpresivos y sorprendentes para el lector, para la crítica fluyen en la poesía
de Raúl Zurita “convirtiendo sus paisajes
en un campo de puras ideas, dicha operación que es poética y filosófica a la
vez, despoja a la realidad de sus componentes empíricos haciendo algo parecido
a los que los fenomenólogos de la corriente de Husserl llaman: poner el mundo
entre paréntesis. Pero finalmente de las tres caras naturaleza, inteligencia y
subjetividad, Zurita sólo muestra dos de ellas, quedando en un mundo sólo el yo
afectivo, pegado a la naturaleza, reducido a su más simple esencia”.
Chile esta lejano y es mentira
Chile esta lejano y es mentira
no es cierto que alguna vez nos hallamos prometido
son espejismos los campos
y solo cenizas quedan de los sitios públicos
pero aunque casi todo es mentira
sé que algún día Chile entero
se levantara solo para verte
y aunque nada exista, mis ojos te verán…
son espejismos los campos
y solo cenizas quedan de los sitios públicos
pero aunque casi todo es mentira
sé que algún día Chile entero
se levantara solo para verte
y aunque nada exista, mis ojos te verán…
Raúl Zurita
subraya que “la poesía es el intento más
basto y más desesperado por decir con palabras este mundo, cosas que ya no están
en las palabras de este mundo”. Ya que la “la única obra de arte que merece ser abrazada es la vida, el arte
sobra frente a la vida”; y, no obstante, “cuando uno escribe suspende la vida y también la muerte”. Cuando
escribo, dice Zurita, sé para dónde voy, pero me sorprendo. Zurita, es un poeta desmesurado, porque la poesía
es desmesura en su origen, porque el poeta, a diferencia del filósofo, no le
teme a la nada, no busca la verdad.
Raúl Zurita, nacido en Santiago de Chile en 1950 hace noticia estos días
porque la Universidad de Alicante, España le otorga el título de Doctor Honoris Causa. Este reconocimiento
corrobora lo que se dice de Zurita como “el poeta chileno con más alcance
internacional desde Pablo Neruda”. Hijo de padre chileno y madre italiana,
desde niño se relacionó con la literatura a través de las lecturas que hacía su
abuela materna de La Divina Comedia de Dante, entre otros escritos clásicos.
Abrazó la causa comunista en su juventud y fue encarcelado en las bodegas del
barco carguero Maipo, convertido en mazmorra por la dictadura de Pinochet,
donde fue torturado. Liberado de su cautiverio político, estudia ingeniería,
actividad en la que descubre las abstracciones matemáticas
que, de un modo innovador, introduce en su poesía. En un momento en que
ratifica su visión del mundo, dice: "La
ideología todavía sirve para no olvidar algo fundamental como que somos seres
humanos y nacemos profundamente iguales. Sirve para recordar que somos seres
que podemos modificar nuestras circunstancias".
Su discurso de investidura como doctor Honoris Causa
versará, este 5 de marzo, en el horror de la violencia y las tercas esperanzas.
Mal lector de sí mismo, se confiesa "curioso por saber qué dirá de él toda la
gente que le alabará y abrazará estos días en los distintos recitales
planeados". La poesía de Zurita, Premio Nacional de las Letras de Chile (2000), pertenece
a un territorio en el que el autor ha pretendido sacar a los versos de los
libros y romper los cánones establecidos.
Una reseña de la poética de Zurita, narra: Su obra
se recopila en los textos Los países muertos (2007), libro que provocó una
fuerte polémica debido a que en él se mencionan varios personajes del quehacer
cultural chileno. A fines de ese mismo año, publica en México, Las ciudades de agua, y al
siguiente Cinco fragmentos. Continúa sacando fragmentos de Zurita
en 2009 y 2010 (el libro completo aparecerá al año siguiente), donde pretende
cerrar el ciclo de Purgatorio creando al mismo tiempo un intertexto con
su obra de cabecera La divina comedia que está traduciendo.
Raúl Zurita ha llevado la poesía más allá de
las palabras impresas, en intervenciones y performances de alto nivel. Ha
escrito sobre el cielo de Nueva York con el humo de avionetas versos aéreos. También registró sus poemas en sistema Braille para
no videntes y ha declamado su poesía acompañado de una banda de rock. Ha
escrito sobre el desierto de Atacama en Chile, un poema de tres kilómetros de
largo. Su próxima obra titula Verás un
mar de piedra, escrito con luz en un
acantilado de la costa norte chilena. En estos momentos de su transitar, una
pausa permite vislumbrar la poesía de Raúl Zurita, acertadamente descrita como su gran secreto, en el decir de la crítica María Zambrano: convertir el delirio en razón,
sin abolirlo, que es el logro de la poesía.
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