Por Leonardo Parrini
Así versa una canción de Violeta Parra: ¡Que terminen los líos en la frontera…por un
puñao de tierra, no quiero guerra! Lamentablemente la utopía de la Violeta
de Chile no se ha cumplido, porque todos los países latinoamericanos han vivido
una historia limítrofe que está lejos de ser una historia de buena vecindad. Al
cabo de 200 años de republicanismo, la mayoría de los países sudamericanos han hecho uso
de la fuerza para dirimir sus líos fronterizos y usurpado territorio al
vecino.
Son ya clásicas las escaramuzas militares
entre Chile y Perú-Bolivia en La Guerra del Pacifico, en 1879. La guerra que enfrentó a la Argentina, Brasil y Uruguay contra Paraguay,
en 1865.
El conflicto fronterizo entre Chile y Argentina. La guerra
del Chaco, entre Paraguay y Bolivia que se libró el
año 1932.
La invasión peruana a Ecuador en 1941 y las posteriores guerras de Paquisha y
Cenepa. La guerra de El Salvador con Honduras en 1969 y las tensiones esporádicas
entre Colombia y Venezuela.
Alguna vez comentábamos con un profesor de
derecho internacional que lo mejor que puede sucederle a dos países de un mismo
continente, es no tener fronteras comunes. Y un caso feliz, en Sudamérica, sucede
entre Ecuador y Chile, cuya hermandad y cooperación internacional es ya
tradicional. ¿Será porque no han tenido motivos fronterizos de enemistad?
Chile sí ha tenido líos con sus vecinos, y los
tiene con Perú, país que por estos días demanda en un juicio a su vecino en la
Corte de La Haya, Holanda. Luego de una historia de relaciones trágicas entre
ambas naciones, persiste una controversia de delimitación marítima como un
diferendo planteado por Perú a Chile sobre la soberanía de una zona de 37. 900 km en el Océano Pacífico.
Perú demanda la delimitación marítima con Chile,
supuestamente pendiente, y ha solicitado
a la Corte Internacional de Justicia de
La Haya que determine la frontera en el mar con una línea equidistante en dirección
al suroeste, trazada en la costa de ambos países desde el punto fronterizo
terrestre. Chile sostiene que la frontera marítima con su vecino del norte es
una línea paralela sobre las aguas del océano Pacífico que fue ratificada en
tratados suscritos en 1952 y 1954. Lima no reconoce como un acuerdo limítrofe los
documentos firmados con Chile en 1952 y 1954, y sostiene que sólo fueron
convenios para fijar la actividad pesquera en esa zona y defender sus recursos
hidrobiológicos de la depredación de flotas balleneras extranjeras. La
intención de Perú es desconocer dicho tratado y solicitar la modificación de la
línea de frontera sobre el mar para obtener un trozo de territorio que según lo
acordado en 1954 no le corresponde.
El miembro de la Corte Permanente de
Arbitraje Internacional de La Haya, Hugo Llano señaló que Perú ratificó, en
mayo de 1955, los acuerdos suscritos con Chile en 1954, por tanto su
reclamación actual carece de peso diplomático y político. Llano ha manifestado
que "Perú reconoció que su frontera marítima con
Chile está fijada y que corresponde a la línea paralela desde el punto en que
el límite terrestre toca el mar".
Según ese
antecedente la posición chilena sería pertinente y sustentada en “argumentos
sólidos e irrefutables”, desde el punto de vista del derecho internacional. No
obstante, observadores del tema han manifestado que en Lima existe un aire de
triunfalismo anticipado, mientras que el Gobierno de Chile ha dicho que respetará la decisión del
tribunal de La Haya, cualquiera que sea ésta. “Los acuerdos son acuerdos - dice
Gustavo Martínez, experto en relaciones internacionales -, por tanto, desde el punto de vista del
derecho internacional, no pueden ser revisados ni adecuados, sino es por mutuo
acuerdo entre las partes".
Martínez considera que Perú “no se quedará con los brazos cruzados”, ya
que en esa línea de acción presentó un documento de 12 carillas que está siendo
revisado por Chile “para determinar si
rompe o no el acuerdo pactado en 1952”. La cancillería peruana, a través
de su titular José Antonio Belaunde, ha manifestado que “se deben reconocer los
derechos soberanos exclusivos que el Perú posee sobre el área de mar peruano
que se extiende más allá de las 200 millas marinas del territorio de Chile y
que ese país considera alta mar". En Santiago no existe ánimo de dar el brazo a
torcer y la diplomacia sureña se dispone a mostrar argumentos “sólidos si hay que defender a nuestro país
y, simplemente, no regalar mar al que no le corresponde”.
Perú presentó en enero del 2008 su demanda
ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya. En marzo de ese año entregó
sus alegatos o "memoria". Chile presentó en el 2009 sus argumentos o
"contramemoria" a la tesis peruana, según establece el proceso. La Corte de la Haya emitirá
su fallo definitivo el próximo lunes 28
de este mes. Mientras tanto la canción
de Violeta, que terminen los líos en la
frontera…suena a una sentida letanía que marca la asignatura pendiente
entre dos naciones hermanas.
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